Carta 27.

31 5 7
                                    

2 de mayo de 2017.

"Había una vez un chico que era muy lindo con una chica.
Ambos se querían muchísimo.
Se amaban.
Se juraban amor.
Ellos estaban muy lejos.
La chica se sentía sola.
A pesar de que cuando hablaba con él, sentía que no existía nada más.
Pero ella necesitaba más.
Encontró a un apuesto chico.
Él la mimaba.
Ella se enamoró perdidamente.
Pero siempre quiso proteger al chico lindo.
Le quería muchísimo.
Lo defendía de todo mal.
Quería que siguiese ahí, intocable.
Inalcanzable.
Que ningún mal pudiese acercarse al lindo chico.
Pero como toda fortaleza, se vino abajo.
El lindo chico se enteró del romance secreto.
Y todo quedó reducido a cenizas.
A recuerdos impares de lo que alguna vez prometieron.
La chica lloró, y lloró.
No quería perder al lindo chico del que alguna vez estuvo enamorada.
Pero sabía que lo había hecho mal.
Sabía que merecería perderlo.
Sabía que el lindo chico, también llamado Dilan, merecía a alguien mejor."

Creo esta será la última carta, o al menos eso espero.
He leído todas las cartas anteriores.
No te lo voy a negar, estoy llorando a mares.
He sido tan dura contigo.
¿Cómo he podido ser así de imbécil?
Sé que no quieres que te lo diga, pero te quiero.
Tampoco sé cuándo leerás esto, pero te sigo queriendo.
Sigo con mi novio, obviamente.
Te acabas de enterar, aunque en realidad en tu interior ya lo sabías.
Entiendo que estés mal.
Que no quieras saber de mí.
Que estés enfadado.
Gracias por enfadarte conmigo.
Gracias, en serio.
Sé que esto es una lección para el futuro y que probablemente mañana piense dos veces antes de ocultarle algo a alguien.
Nunca antes había tenido tanto miedo de perder a alguien, te lo aseguro.
Y aunque sigas sin creerme, te quiero.
Te estará doliendo muchísimo leer esto.
Lo siento también.
A veces pienso que digo tanto «lo siento» que en algún momento van a perder su valor.
Que en algún momento voy a dejar de sentirlo.
Contigo todo perdón es poco.
Cuantísimo daño te he hecho.
No sé tú, pero yo nunca me lo perdonaré.
Sé que también he hecho mucho por ti, pero no es ni relativamente proporcional al daño.
He sido estúpida por no valorarte.
Y sé que insultándome no te vas a sentir mejor.
Si te sirve de consuelo, yo tampoco me siento mejor.
Mi novio está triste.
Me ha pedido perdón mil veces por destruir nuestra bonita relación.
Me ha dicho que te pida perdón.
No te lo he dicho porque me parecía una tontería.
La culpa no es suya en absoluto.
Aunque en realidad él siempre supo de ti.
Sabía que estabas tú.
Que íbamos a vernos.
Que nos queríamos.
Siempre lo supo.
Probablemente le molestara bastante, pero es buen chico.
A veces creo que me consiente demasiado.
Ojalá tú encuentres a alguien que merezca la pena.
Y sé que no quieres encontrar a otra que no sea yo.
Pero si algo he aprendido es que hay que seguir adelante.
Una vez alguien me dijo:
—Ya no recuerdo quién, pero sé que fue alguien especial.—
"Nos vemos cuando el destino tenga ganas de juntarnos,
hasta entonces sé feliz."
Realmente no creo que el destino vuelva a juntarnos, Dilan.
Sigues tan lejos.
Pero sí que quiero que seas feliz.
Que seas lo más feliz posible.
Llévate mi felicidad.
Quédatela.
Es todo lo que puedo darte.
Hasta que nos encontremos, sé feliz.
Pero sobretodo, cuídate.
Cuídate mucho.
Yo ya no podré hacerlo.

Cartas a Dilan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora