Llegado el verano de su onceavo año de vida, y siguiendo la tradición familiar que sus padres se esforzaban por mantener, Allen Ter, preparo su mochila verde, asegurándose de llenarla con libros, historietas y un par de mudas de ropa. Este año tocaba un pequeño pueblo pesquero al sur de la ciudad.
Bahía de la magia, repetía el nombre en su cabeza una y otra vez, le causaba mucha risa. Para ponerle un nombre así hay que tener poca imaginación Dejando de lado lo insoportablemente cursi del nombre, se acomodo en su parte del auto, tomo "Fullmetal Alchemist" y se sumergio en su mundo, no sin antes molestar a su hermana Lucy primero.
Al llegar a Allen solo tomo un par de horas hasta que la reducida población de niños locales le enseñaran el lugar, un grupo pequeño de cinco integrantes, él y un chico de cabello rojo y muchas pecas llamado Gabriel, eran los más grandes con once años mientas que los otros variaban entre diez y ocho.
Durante los primeros días en Bahima como llamaban los locales a su pueblo, probablemente avergonzados del otro nombre, se los paso explorando con su nuevo grupo de amigos los alrededores, no tardo mucho tiempo en encontrar el encanto de aquel poblado, de pocas casas, todas juntas y en bajada, formando pequeños pasillos y corredores, todas de colores llamativos, adornadas con tejas, piedras y cristales que brillan cuando el sol esta en su punto mas alto. El mar a literalmente metros del hotel en donde se estaban hospedando.
"Gabi...tengo miedo ¿Qué estamos haciendo acá? Me dijeron que nunca viniera y ahora me doy cuenta de porque." Se quejo uno de los chicos, cruzado de brazos se negó a dar un paso mas hasta escuchar que estaban haciendo. El mas pequeño estaba visiblemente asustado y había tomado la mano de Gabriel, tan fuerte que el pecoso quería gritar. Pero mantuvo la compostura.
Ya habían pasado tres semanas desde que Allen llego a Bahía Mágica, como sus padres le habían dicho, era hora de despedirse de sus amigos, por lo menos hasta el próximo año.
"¡no sean maricones!" grito el pelirrojo, líder de los chicos diamante, "los miembros del equipo tienen que ser valientes, porque hoy vamos a despedir a Al."
El equipo completo estaba subiendo por un abandonado camino de tierra que llevaba a la cima de una cumbre. La visibilidad era pobre debido a la oscuridad de la noche y a los árboles cubrían la vista casi en su totalidad.
"¡no soy maricón!...pero mi mama me dijo que no tenía que ir ahí." Respondió Kevin, todavía cruzado de brazos, ahora con las mejillas gradualmente ganando color.
"¿y a dónde vamos?" pregunto Allen, extrañado por el comportamiento de los chicos, especialmente Kevin, quien siempre trataba de mostrarse valiente. seguramente no puede ser tan malo
Gabriel había llegado en medio de la noche y después de arrojar las piedras mas pequeñas que pudo encontrar contra la ventana de la habitación de Al, pidió que saliera, todo con muhco cuidado de levantar sospechas, ni padres.
Allen Ter dejo su cama y silenciosamente abandono su casa, con miedo, no de despertar a su padres, si no de despertar a su hermana pequeña, Lucy, si ella lo encontraba dando vueltas tan tarde seguramente todo acabaría mal.
No te despiertes por favor, vamos pendeja, no te despiertes.
Pensaba mientras abría la puerta principal. La relación entré estos hermanos era una normal. Eso significa que se trataban más como enemigos que como miembros de la misma familia.
Allen disfrutaba de molestar a su hermana menor, y a ella le encantaba meter en problemas a su hermano mayor.
"a la colina de la bruja" respondió el mas pequeño, con la voz temblorosa, como si decir el nombre estuviese prohibido. como si de voldemort se hablara.
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El nexo
FantasyAllen Ter se despierta en un hospital luego de un accidente automovilístico. Su vida a dado un giro de 180° su cuerpo se encuentra gravemente deteriorado y sus memorias revueltas. Ahora le toca volver a la normalidad. Aunque, este es un mundo extra...