BASTARDO

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Un día llegue a mi casa después de la escuela y encontré algo negro, blanco y azul, en aquel tiempo todavía vivía con mi madre en un complejo de departamentos.

Tenía que pasar por una puerta de metal mal pintada, le faltaba aceite en las bisagras y rechinaba fuertemente cuando la abría, del otro lado se encontraba un pasillo enorme que conectaba con cuatro departamentos distintos.

Vivíamos en el último, a la izquierda de una pareja con una relación rota, se pasaban las noches discutiendo por dinero, por familiares e infidelidades que no querían admitir.

"Gracias a dios mis padres no están juntos" pensaba antes de irme a dormir.

Mi madre era una mujer soltera criando a un niño por su cuenta, el dinero y el trabajo nunca eran suficientes, jamás hablo de mi padre y aunque a veces la curiosidad me mataba, nunca pregunte, principalmente porque no quería preguntarle algo que la lastimaría.

Mi sorpresa a volver de la escuela y encontrarla suspendida del cuello en la cocina, no fue menor, su cabello negro caía por detrás de sus hombros, su vestido blanco no hacía nada más que resaltar el azul del rostro y el casi violeta de sus venas.

Grite y llore por lo que parecieron los minutos más largos de mi vida hasta que alguien llego a ver de qué se trataba toda la conmoción.

Después del funeral me di cuenta de que estaba solo, nunca escuche a mi madre hablar de familiares ni amigos, ahora era huérfano y probablemente terminaría en un orfanato.

Y eso fue exactamente lo que ocurrió, durante los primeros tres meses después de la pérdida de mi mama, viví en un lugar en donde no me sentía en casa, todos dormían en la misma habitación, pero aun rodeado de tantas personas, el espacio se sentía vacío.

Un día un señor llega a la puerta, vestido con ropas elegantes y aires de superioridad, el sujeto era ya un anciano, su cabello gris y barba bien afeitada no lograban conciliar su obvia vejez. El hombre vestía un uniforme negro y aparentemente era un chófer.

Después de una corta discusión con la directora del orfanato. Fui básicamente vendido.

El poder y el dinero suelen vencer a la moral y la razón.

El anciano sin mediar una palabra me subió a un auto de alta gama, de la clase que uno solo puede soñar con conducir.

Después de dar vueltas por horas me quede dormido.

Cuando abrí los ojos a la mañana del otro día, mi vida había dado un giro de 180° otra vez.

Me desperté en una enorme y lujosa habitación, la cama era de la mejor calidad, casi no quise levantarme, pero la curiosidad pudo más que yo.

Después de dar vueltas en círculos por una enorme mansión, uno de los empleados me encontró y "escolto" hasta una amplia habitación, un enorme escritorio en el medio y una chimenea encendida detrás, las paredes estaban llenas de libros que probablemente nadie jamás había leído.

Sentado se encontraba un hombre, alto, apuesto y vestido con un traje de hecho a medida con la misma atmósfera elitista cubriendo cada acción que realizaba.

"un gusto conocerte hijo"

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Los meses pasaron, comencé a vivir con mi padre quien resultaba ser un exitoso empresario, el ganaba millones y millones al mes, conducía coches importados y bebía el mejor de los vinos.

Se mostraba serio pero en realidad era un hombre amable.

Es completamente capaz de sonreír y aunque esta siempre ocupado tiene un tiempo en la semana para jugar conmigo.

Le pregunte por que nos había abandonado.

Resulta que mi papa y mi  mama se pelearon, una pelea muy fea. Mi mama enojada se escapó conmigo y se escondió de mi papa.

Cuando mi madre falleció logro encontrarme. Resulta que la primera noticia que recibió de ella en años, fue la de su suicidio.

No se cuanto lo afecto, nunca hablaba de sus sentimientos, de sus pensamientos, de su vida, de sus amigos. Era casi un desconocido.

No debe de haber sido demasiado, hacía ya cinco años que estaba casado con otra mujer, igual de elitista que él, extranjera, alta, delgada y rubia, su cabello era corto y rizado, jamás parecía sonreír cuando yo estaba cerca y si bien nunca lo decía, estaba seguro de que me odiaba.

Después de un tiempo "de ajuste" comenzaron a caer un montón de expectativas sobre mí. De repente ya no estudiaba con mis amigos en mi escuela, lo hacía con un tutor privado, en una sala "preparada" para mi educación.

Me quitaron mi tiempo y me dieron un horario, para comer, descansar, recrearme y estudiar varias disciplinas.

Me costó acostumbrarme, pero logre hacerlo por que mi padre seguía siendo bueno conmigo en el poco tiempo que teníamos juntos, siempre se preocupaba por mí, me preguntaba como estaba, que tan buenos eran mis profesores, como me trataban.

Por supuesto las respuestas eran siempre positivas, nunca nadie me trataba mal, pero eso no significa que se preocuparan por mí, para mis tutores, era un trabajo, se les estaba pagando por convertirme en parte de la élite, alguien que se pare sobre todos.

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En mis tiempos libres daba paseos por el jardín, un día encontré un pájaro, una de sus alas se había lastimado y estaba sangrando, aleteaba errática-mente y lanzaba graznidos adoloridos.

Asustado lo tome y se lo lleve a mi padre, le rogué que lo salvara, y así lo hizo, me compro una jaula y me dio un pequeño lugar en donde mantenerlo.

Así fue como de un día para otro comencé a interesarme en la ornitología.

Leía libros y practicaba en "piquito" desafortunadamente para el animal, nunca eh sido bueno para los nombres.

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-¿ese es el hijo del patrón?

-si... pero no hables fuerte, que no te escuche.

Me hubiera gustado decirles que era demasiado tarde, que no me importan los chismes de la escoria.

Al principio los trabajadores se ocultaban debajo de una capa de falsa amabilidad, pero cuando tus ojos se ajustan a las mentiras, se hace cada vez más fácil ver a través de ellas.

Mierda, me dan jaqueca, ojala pudieran callarse la boca de una vez, no hace falta que hablen a mis espaldas, ya sé que es lo que están pensando de todas formas.

Con el tiempo no solo se crece físicamente, si no desarrollas tu capacidad de razonamiento ¿de qué te sirven los músculos? ¿La altura? ¿La fuerza?

Eso solo les sirve a los peones, a los que van a trabajar para otros por el resto de sus vidas, si quieres triunfar, entonces tienes que ser inteligente.

En fin, las sirvientas hablando a mis espaldas no eran nada raro, después de un par de años, logre despertar, abrir los ojos y darme cuenta de que mi padre me estaba convirtiendo en un sucesor.

Todas mis clases privadas me estaban entrenando, tanto en cuerpo como mente para pensar más rápido, para ser frió y calculador, para creerme mejor que todos.

Pero eso no me disgustaba, obviamente era mejor que los demás.

Y podía sentirme orgulloso de eso, había sacrificado mi vida e humanidad para convertirme en una maquina perfectamente calibrada.

Pero luego comenzaron los vómitos y la fiebre.


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