T2. Día 2. Derribo.

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-¿Qué coño se supone que es esto?

Mi móvil empezó a sonar. Lo cogí inmediatamente.

-¿Si?

-Hola Mikashi, ¿qué tal?

Era una voz distorsionada, probablemente por alguna estúpida app de su teléfono.

-¿Quién es?

-Puedes llamarme Silken.

Silken... ese nombre me sonaba de algo...

-Oye, si esto es algún tipo de broma o algo así, no tiene gracia.

-Oh, no, nada de eso, no es ninguna broma. Tal y como pone en esa nota, te sigo. Ah, y ni se te ocurra decirle nada a tus amiguitos del FBI, porque entonces te mataré.

-¿Qué pretendes?

-Muy sencillo, cambiar el mundo, este podrido mundo. La Tierra necesita un lavado de cara urgente, donde los ricos dejen de ser tan ricos y los pobres tan pobres, un planeta igualitario y lleno de ambición para todos.

-¿Y cómo vas a cambiar el mundo? 

-Acabando con los fuertes y dándole el poder a los débiles, y para eso necesito a alguien inteligente como tú, Mika.

-Mira tío, no se quien eres, pero no te voy a ayudar a matar a nadie, ahora ayudo al FBI, como tú bien has dicho, son mis "amiguitos".

Silken estuvo en silencio durante un momento. 

-Una lástima... Hubieses sido un grandísimo colaborador. Espero que des la talla como rival.

Me colgó antes de que pudiese decir nada. Hablaba un inglés perfecto, pero con un acento extraño, probablemente provocado por la distorsión.                                                                                     Justo en ese momento volvió a sonar mi móvil.

-¿Dígame?

-Mikashi, soy Kunomi, del FBI. Matt dice que salgas de tu casa inmediatamente.

-Pero...

-¡Hazlo, rápido!

Cogí mis apuntes de la universidad, mi teléfono y salí lo más rápido que pude. Nada más dar el primer paso fuera de mi casa oí como una ventana se rompía en el interior de la vivienda. Kunomi aun estaba en llamada.

-¡Corre! ¡No dejes que te atrapen!

Iba a la máxima velocidad que me permitían mis débiles piernas. 

-¡Por allí, se escapa!

Detrás de mi oía como me perseguían. No tuve el valor de girarme, tan solo seguía corriendo.

-No corras en linea recta, ve torciendo calles, da igual que te pierdas, te tenemos localizado por la llamada.

Era Matt. Decidí hacerle caso y giré la siguiente calle a la derecha. Mis perseguidores me pisaban los talones y yo me iba quedando sin aliento. No podía más, mis pulmones no podían seguir ese ritmo y empecé a flaquear. Cuando estaba a punto de parar, escuché disparos muy cerca de donde me encontraba. Me acojoné y decidí que seguir corriendo era la mejor opción. Fui a girar otra calle, esta vez a la izquierda, cuando alguien me golpeó en la cabeza con algo. Caí al suelo estrepitosamente y no llegué a perder el conocimiento, pero me mareé bastante. Noté como alguien me levantaba desde la parte trasera del cuello de mi camiseta. Giré mi cabeza para ver quien era, pero llevaba una máscara. Era blanca, sin ninguna expresión dibujada y con solo dos agujeros para los ojos.Escuché un tremendo estruendo. Miré en su frente y vi que había un boquete más, pero este expulsaba sangre a chorros. La máscara dejó de ser blanca y se transformó en blanca con rayas rojas. El tipo cayó al suelo y yo junto con él.  Sentí entonces que alguien me agarraba de la mano.

-¿Te encuentras bien?

Era Minote. En su mano derecha llevaba una pistola.

-Si, gracias.

-Levántate, te voy a poner a salvo.

Me alcé del suelo como pude. Minote me cogió de la mano nuevamente y me guió hasta un coche en el que se encontraba Kunomi con más gente.

-Llevadlo a la base, Matt, Jishiari y yo nos encargamos de los hombres del falso Silken.

¿Falso Silken? ¿Acaso el que me ha llamado se ha hecho pasar por ese tal Silken?

-¿Segura? Si quieres puedo quedarme con vosotros.

-No hace falta, tú encárgate de que llegue sano y salvo. 

Me metieron en el coche y me llevaron a una especie de base donde había más agentes del FBI. Kunomi me llevó ante un tipo bajito, algo más enano que yo, más o menos de la altura de Kunomi.

-Jidoki, búscale un sitio para que duerma esta noche. Si Mr.Harrison pregunta, di que es asunto de Matt, ¿ok?

-Entendido. 

Jidoki me trasladó hasta una pequeña sala, parecía un calabozo. Tan solo había una ducha, una cama y un urinario.

-Oye, ¿qué es esta sala?

-Es un celda donde metemos a los criminales antes de interrogarlos, pero no te preocupes, no creemos que seas un asesino o algo así. Será tu sala de relax durante un tiempo.

-¿Eso significa que no iré a clases durante ese "tiempo"?

-Es posible.

Tras eso se fue y me dejó allí solo. Me tumbé en la cama y me puse a leer un manga de una tal Mitaka Karinki llamado ""fucking my misfortune". Hablaba sobre como una chica perdía a sus padres durante una sanguinaria guerra y de como vivía su día a día, sola en un mundo cruel y lleno de gente sin corazón. No era muy de cómics o mangas, pero he de reconocer que este me enganchó. Su dibujo era bastante bueno, y su historia era tan... peculiar y oscura... 

-Oye, Matt te llama, te va a hacer un par de preguntas.

Levanté la mirada del tomo y vi que era Jishiari, totalmente sucio y con la ropa hecha una puta mierda.

-Si, ya voy.

Me levanté de un salto de la cama y salí de la celda. Justo a unos 4 o 5 metros estaba Matt, con un cigarro en la boca y las manos en los bolsillos.

-Ven, por aquí.

Matt me llevó hasta una sala no muy grande, con una mesa, dos sillas y un espejo.

-Que nadie mire por el cristal, ¿ok?

-Si, ya lo sabemos.

Me hizo una señal indicando que me sentase. Matt era un tío muy raro. Parecía el típico otaku de esos, pero bastante más mayor que el resto.

-Bueno... ¿Por dónde empiezo...?

-Pues... No se jajaja

Ya estaba ahí otra vez. Esa estúpida risa nerviosa...

-En fin, cuéntame que te ha dicho el falso Silken en esa llamada.

SilkenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora