El cambio

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Sigo sin creer cómo las cosas cambian
tan rápido y fácilmente.
Cómo las mareas y las olas cambian
con un fuerte viento simplemente.

La brisa del mar recorre mi rostro,
y mis párpados se cierran y se dejan llevar.
Pues luego del cansador día,
mi ser al fin puede respirar.

Las cosas cambian;
como en la primavera las flores se muestran y se abren;
y en el otoño las hojas se secan y se caen.

Como en un día el sol ilumina mi pelo,
y al otro las nubes lo ocultan con su velo.

Las cosas cambiaron,
de eso no hay duda.
Pero las bandadas de pájaros
aún volando perduran.

Y ante mis ojos veo
que todo se transforma;
nada es para siempre,
todo se deforma.

Las cosas cambiarán,
por supuesto que lo harán.
Pero la vida es un misterio,
y no se puede adivinar.

No se puede suponer,
no se puede sacar conclusiones.
Porque sino la mente se nubla,
y se encierra en distracciones.

Hay que entender
que tu vida es un reflejo.
Un reflejo de tus ojos,
de tus acciones
y de tus decisiones.

Todo puede cambiar
pero eso depende de tu viaje.
Depende de tu voz,
y también del peaje
por el cual tengas que pasar.

Es increíble cómo
las cosas cambian.
Al suelo se cae un frágil espejo
y al siguiente segundo se encuentra
partido en pequeños reflejos.

El tiempo pasa
y todo comienza a encajar,
a pesar de que en la perfección
es muy difícil de confiar.

Y sabemos que en cualquier momento,
sea en una colina alta y lejana,
lejos de dónde estás, imposible de predecir,
o en la cercana pradera que se ve por tu ventana,
en cualquier momento está la posibilidad
de que todo explote,
todo salga de su lugar,
de que todo cambie,
de que pierdas de vista tu hogar.

Pero las cosas cambian,
y no se puede evitar.
Ningún camino está definido,
cualquiera de ellos se puede desviar.

El cambio no es digno de hacerle la guerra.
Mas si vale la pena luchar
por aprender paso a paso
a finalmente aceptar
que la estadía de hoy
no es nuestro destino final.

(2016)

Gotas de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora