¿Bailas conmigo?

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En la secundaria, todos hablaban de la famosa noche de baile, era una velada de aniversario en donde todos disfrutaban de un hermoso banquete y un apasionado baile. Era ideal para ir con tu grupo de mejores amigos o con tu pareja, en mi caso no tenía amigos, solamente a Heidy, pero ella no quería ir conmigo, muchos chicos querían ser su pareja, con esa competencia era casi imposible ganar.

Era tradición ir al baile con el equipo de basquetbol, así que me resigne a ir con ella y preferí unirme a ellos. Debíamos ir elegantemente vestidos, en eso no tenía problema pues mi madre tenía muchos trajes elegantes preparados para mí. Sin embrago, ella decía que debía ser un traje nuevo para la ocasión, así que lo consiguió, era un traje negro con pequeños diseños entregrisados, una camisa celeste y una corbata turquesa metálica, era magnifico, esperaba que Heidy pudiera admirarlo como yo.

Los zapatos iban nítidamente brillantes, listos para bailar. Cabe mencionar que no había bailado en público, solo lo había hecho en casa, colocando esas hermosas canciones merengueras que hacía mover la cadera sin parar, mi madre gozaba viéndome bailar, me acercaba para hacerle una cordial invitación a la pista de baile. Ahí estábamos bailando madre e hijo, era buena bailando y empiezo a entender que quizás eso le llamó la atención a mi padre, mientras el cantaba ella bailaba tan maravillosamente.

Esto no era impedimento para quitarme las ganas de bailar en la velada, al contrario quería hacerlo con gran gozo. La noche se acercaba y cuando veía a Heidy no podía preguntarle con quién iría al bailes, realmente no lo quería saber, pues eso me provocaría celos, soy malo con los celos. Era celoso con sus amigas, no me podía imaginar cómo lo sería con un amigo o quizás con su futuro novio.

Llegó la hora, los chicos pasaron por mí en un automóvil, antes de salir de casa mi madre me dio su bendición y me recomendó que no hiciera una locura, pero que disfrutara la velada. Me subí al auto y con un acelerón nos condujimos al salón. Al llegar bajamos y entramos, la fiesta ya había empezado, la música sonaba con mucha energía que al entrar ya podías sentir el querer mover la cadera.

Fuimos la atención del baile, estábamos elegantes y más que eso éramos el elenco del equipo de basquetbol de la secundaria. Inmediatamente fuimos a servirnos del banquete, no me serví mucho, tenía hambre de baile. Al terminar de comer cada uno buscó una pareja, mientras me quedaba solo en la mesa.

Era una injusticia, tienes tantas ganas de bailar pero no tenía para hacerlo. Observaba detalladamente la pista de baile, mis compañeros bailaban maravillosamente, reían tan encantados que se les notaba que gozaban el momento. Empezaba a sentirme desesperado e incómodo, decidí ir por más refresco.

Al levantarme de la mesa la vi bailando entre sus amigas, se veía hermosa, tenía un vestido plateado maravillosamente tallado, su cabello brillante se movía de lado a lado mientras su divina cadera se meneaba espléndidamente. La miré por un buen rato hasta que mi hipnotización término cuando ella dirigió su mirada hacía mí. Venia caminando con esa sonrisa que tanto me tenía enamorado.

- ¡Hola señor Agustín!

- ¡Hola señorita Pandita! –Ella sonrió- Estas hermosa.

- Gracias Tin, tú también te ves guapo.

- Gracias, ¿Quieres algo de tomar?

- Claro. –Le serví un vaso con refresco-.

- Ya empezaba a cansarme de bailar.

- ¿Has bailado mucho?

- Si un poco, ¿Tú no has ido a bailar?

- Si, un rato, pero me canse y vine por un poco de refresco. –Trataba ser presumido aunque le mintiera-.

Todo tiene su tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora