El gran día

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El gran día se acercaba, los ensayos se hacían más intensos y cada vez se sentía mayor el entusiasmo por la presentación. Francis se sentía orgulloso al escuchar una y otra vez los ensayos con su melodía, todos estaban esforzándose para que saliera bien. Pero sentía que faltaba algo, sentía que estaba vacío.

Nos encontrábamos ultimando detalles tres días antes de la presentación, di por terminado el ensayo con un rostro frio, no por sentirme decepcionado de la presentación, sino porque sentía que algo le faltaba. Francis se acercó al notar el gesto en mi cara.

- ¿Te pasa algo?

- No, solo me siento un poco mal.

- Bueno, si quieres hablar sobre algo que te esté pasando puedes contar conmigo.

- Gracias Francis, es sobre la presentación.

- ¿No te gusta? ¿Qué está mal? Aún estamos a tiempo de cambiarlo.

- No es eso Francis, me encanta la presentación que hemos armado.

- Entonces ¿Qué es?

- Siento que le falta algo, pero no sé qué.

- Trata de profundizarlo, Sharon se encontraba con la misma postura.

- ¿A qué te refieres?

- Bueno Sharon tenía la inquietud de dramatizar la presentación, pero no sabía cómo actuar y ejecutar al mismo tiempo, entonces contactó a su tío que vive en Nueva York para pedirle que se pudiese hacer algo para ayudarla, el tipo es un experto con los programas de animación para la televisión, entonces le envió la historia que escribí y él le dará vida con dibujos animados.

- ¿Bromeas? Es genial.

- Vez, ahora dime qué te aflige.

- Pues con esta buena noticia ya me siento mejor.

- Si, el único problema es que la película no encaja al tiempo de la melodía, tarda más, si tan solo pudiéramos hacer una buena introducción.

- Francis ¿Me estas insinuando que quizás yo pueda hacerlo?

- Puede ser. –Sonrío sarcásticamente-.

Pensé por un momento, la historia iniciaba con la escena en que la mamá lleva al niño a su cama a dormir, luego le narra un cuento infantil al niño para que duerma, al quedarse dormido ella lo ve y le da un beso en la frente para despedirse. No se me ocurría nada para hacer una introducción perfecta.

- Déjame pensarlo bien este día, mañana veremos qué podemos hacer.

- Esta bien Agustín, no te preocupes.

Camine despacio por los pasillos del colegio para pensar un poco sobre esa introducción, podría ser muy creativo pero en esa ocasión no podía concretizar nada. Me detuve para ver por unos de los balcones del pasillo hacia el jardín del centro del colegio. Cerré los ojos por un buen tiempo, traté imaginarme la historia, de repente la melodía espectacular que se enlazaba con mi imaginación, abrí los ojos y me di cuenta que esa melodía era real, había un chico sentado en la fuente del jardín tocando una armónica, lo hacía espléndidamente.

Había encontrado la introducción indicada, bajé inmediatamente al jardín, el chico parecía de muy corta edad. Me dirigí hacia él, tenía los ojos cerrados mientras seguía ejecutando la armónica, me detuve frente a él para escucharlo.

Se detuvo, no abrió los ojos, noté que tenía un bastón a su lado, era ciego. Se puso en pie y empezó a caminar, lo seguí lentamente, al dar varios pasos se detuvo.

Todo tiene su tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora