La fama

24 4 2
                                    

Pasé muchos años increíbles en el Wizarding World, en realidad sentía que estaba en un lugar mágico, las luces eran perfectas, las cortinas rojas combinaban con el color marfil de las grandes paredes del teatro, todo estaba hecho para poderlo apreciar desde el escenario.

Poco a poco iba tomando más confianza para pararme en el escenario y dialogar con el público, disfrutaba el papel de presentador, era maravilloso. Quise ser autentico y creativo, no pasó mucho tiempo para ingeniármelas y lograr concretizar una actuación fenomenal.

Solía hacer una actuación cómica previa a las presentaciones de los artistas invitados, algo que divirtiera al público mientras esperaban a los grandes famosos. Era fascinante pues muchas de las interpretaciones eran solemnes y las personas estaban serias deleitándose con lo que veían y escuchaban.

En ocasiones tomaba algunos de mis instrumentos y los ejecutaba brevemente para que el público tuviese algo diferente en el escenario. Lo más común era averiguar si el artista invitado ejecutaría un instrumento e intentar improvisar algo que se relacionara, al finalizar invitaba al público a que escuchase al siguiente intérprete con un emotivo aplauso.

El número de personas que asistían iba incrementando y empezaba a pensar que quizás se debía a mis alocadas y originales actuaciones como presentador. La fama del Wizarding World iba creciendo y nos sentimos obligados a acelerar el trato con la compra del restaurante que estaba en venta.

El señor Anthony quería que fuese yo quien le colocara el nombre al nuevo restaurante, no lograba concretizar algo, lo más fácil era inaugurarlo con el nombre de Wizarding World Restaurant, pero él quería que fuese diferente. Pensé en "All in good time" (Todo a su buen tiempo), así que él se tomó la libertad de agregarle una especie de icono de un plato con una sopa y colocarle "Restaurant" abajo del nombre en pequeño.

El plan original era llevar el teatro y el restaurante paralelamente, pero tuvimos que cambiarlo pues las personas que acudían a dichos lugares eran demasiadas. Así que decidimos aplazar un hora más tarde las presentaciones en teatro para que apetecieran degustar algún platillo previamente.

Mis actuaciones las empezaba a hacer en el restaurante mientras los comensales cenaban, intentaba contar alguna historia cómica y acompañarla con algunas canciones. También intentaba pasear entre las mesas y saludar a los invitados, mientras saludaba algunos pedían alguna interpretación a lo que respondía generosamente.

Otros me invitaban a sentarme con ellos a la mesa mientras platicábamos muy gustosamente, de esta manera conocí a muchos amigos. Luego de una determinada hora les invitaba a que nos honraran con su presencia en el Wizarding World para vivir la magia con los artistas.

Empezaba a atemorizarme, el efecto de ser un artista famoso propiciaba la sensación de sentirse orgulloso y vanidoso. Lograba tener la atención que quería con solo pronunciar unas cuantas palabras, tenía todo a mis pies. Estaba cayendo en un estado cómodo de la vida en el que no debía preocuparme por nada. Me había convertido en otro ser, ya no era Agustín.

Parecía agradable e incómodo a la vez, la fama crea un área de confort en el que parece que todo gira a mi alrededor, no me había dado cuenta que me había alejado mucho de mis amigos, incluso había descuidado la amistad que tenía con la familia del señor Anthony.

Ya habían pasado nueve años y no me había percatado del gran cambio producido por mi egoísmo u avaricia, quizás esto mismo llevaría a mi padre a querer dejar la vida de un gran artista famoso para quedarse con el amor de la familia buscando un trabajo cerca de su hogar.

Decidí conversar con el señor Anthony y presentar mi renuncia para no seguir con esa ambición. Podía buscar otro empleo, tenía mucho dinero ahorrado y quizás lo mejor sería tomar unas merecidas vacaciones en algún hotel cerca de una playa. De nuevo era yo queriendo escapar de la realidad a la que me enfrentaba, era típico de mí, debía hacer algo realmente necesario sin tener que huir precisamente.

Todo tiene su tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora