Los Pumas MC I

~1~

No me lo podía creer, ya empezaba a llegar tarde y eso que era el primer día de instituto pero esta vez no fue mi culpa del todo, en parte sí, pero si mi hermano no me hubiese empezado a gritar yo no hubiese perdido el autobús.

Al entrar en la clase la profesora ya estaba ahí y me miró de una manera muy mala, me dijo que me sentase al lado de una chica. No era muy alta, mediría 1'65 o por ahí, tenía una melena por los hombros y de negro muy intenso. Me dedico una sonrisa y me senté a su lado.

-hola - me dijo ella- soy Alice, encantada. Nunca te había visto por aquí, ¿eres nueva?-

- hola, me llamo Natalie y no me has visto por aquí porque me he mudado con... mi familia - no la conocía lo suficiente para explicarle con quien me había mudado -

La profesora nos interrumpió para indicarnos que tendríamos que hacer un trabajo con nuestro compañero de mesa y que la nota contaría el 50% de la nota total del trimestre. Apuntamos todo lo necesario para hacer el trabajo y Alice y yo quedamos en hacer el trabajo en su casa debido a que en la mía estaba mi hermano y siempre estaba drogado o con alguna puta que conocía en discotecas pero claro esto no se lo dije a Alice, le dije que mis padres estaban de viaje y que no me dejaban llevar a nadie a casa, otra mentira ya que mía padres nos abandonaron a mi hermano y a mi.

Al salir de clase me fui con Alice a su casa y que casa tenía, eso parecía un jodido castillo, bueno alomejor exagero un poco pero mínimo tenía 8 dormitorios.

- Actúa como si estuvieses en tu casa Natalie -

- Gracias pero llámame Nat que Natalie suena muy formal para una chica de 16 años- le dije.

Empezamos hacer el trabajo y tengo que reconocer que Alice me caía bastante bien y eso es todo un logro porque no me suele gustar la gente.

- Oye Nat - me dijo y yo la miré - esta noche hay una fiesta. ¿vienes? - preguntó pero yo dude un poco y ella lo debió de notar - venga, porfa, yo iré contigo y no nos pasará nada.

- vale, pero no tengo nada que ponerme - ella se dio la vuelta y entró en lo que yo creía que era un dormitorio pero me equivoqué y salió con dos vestidos - no puedo dejar que me dejes ese vestido, me moriría si le pasa algo -

- No seas tonta, mi hermano me compra un montón de vestidos para compensar que nunca está en casa -

Acepté el vestido y nos preparamos para ir a la fiesta.

Al llegar había mucha gente, nos acercamos a la cocina y un chico bastante guapo nos sirvió un chupito de tequila a cada una.

-woww, gracias Matt. ¿sabes donde está kevin? - preguntó Alice al chico que nos acababa de servir los chupitos.

- Lo he visto por la pista de baile - respondió Matt - Alice no seas maleducada y preséntame a esta belleza -

- Matt alejate de ella, ella no es como tú - cuando le dijo esto me cogió de la muñeca y me arrastró hacia la pista de baile que parecía muy improvisada.

Empecé a sentirme mareada y le dije a Alice que me iba a ir al baño, cuando iba de camino hacia el baño de repente sentí como me caía, esperé el golpe contra el duro suelo pero éste nunca llegó, noté unas manos fuertes alrededor de mi cadera, elevé la mirada y se encontró con un Dios griego.

Era alto y fuerte, tenía los ojos verdes, el pelo negro puro y su tono de piel era moreno - ¿Te encuentras bien? - me pregunto el Dios griego.

- Supongo pero estoy muy mareada - le dije a duras penas.

- ¿Qué te has tomado? - me pregunto y al salir esa pregunta por su deliciosa boca la rabia se apoderó de mí y mi carácter salió a luz.

- ¡Pero como puedes insinuar que me he tomado alguna droga! ¡Yo no soy ninguna drogadicta! - le espeté y me zafé de su agarre.

Me fui donde estaba Alice y la vi con un chico, ella no se veía muy bien así que decidí ir hacia ella. Cuando estuve a su lado el chico levantó la mano hacia Alice para pegarla y mi instinto me hizo ponerme enfrente para que no la pegase.

Note la sangre en mi boca y de repente el chico sacó una pistola y empezó ha disparar.

- ¡Nat ven aquí conmigo! - corrí hacia Alice y cuando estaba casi a su lado sentí un fuerte dolor en mi espalda y vi como todo a mi alrededor se volvía negro pero pude ver cómo un hombre alto con un chaleco de cuero, en el que había un dibujo de un águila, cogía a Alice y se la llevaba.