Capítulo 10

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Al momento de ver a todos esos soldados de negro, los mismos que asesinaron a mis amigos. Lo único en lo que podía pensar era en mantener a salvo a Theo, así que desenganché a la cabra del caballo y monté en él y partimos a donde nos llevara, ojalá sea bastante lejos, pensaba mientras con una mano sostenía a Theo y con la otra apretaba fuertemente el collar, que ahora estaba bien guardado descansando en medio de mis pechos y mis pensamientos iban a Kendric, y si era verdad todo lo que dijo Branwen, él era el único que podía ayudarme.                            De pronto, sentí que el mundo se detuvo y al mirar atrás pude ver como los soldados que me perseguían, se quedaban como estatuas y digo, literalmente como estatuas porque nadie se movía. El caballo en el cual yo iba, seguía galopando, cuando a lo lejos pude ver un castillo muy grande de piedra gris, con muros de mas de tres metros de alto y azucé al  caballo para que corriera más rápido ya que sentí que era una señal, el que se quedaran quietos, así que aproveche la ventaja y gracias a Dios, llegamos al castillo, desmonté lo más rápido que pude y gritando por ayuda no encontraba a nadie, al correr por un camino de piedras que llevaba a un establo, no me dí cuenta de que había un hombre hasta que choqué de frente con un musculoso pecho.

  -¡¡¡TÚ!!- dijimos al mismo tiempo. 

 -¡Oh por Dios bendito!. ¿¡Kendric, eres tú Kendric!?-susurré  con voz temblorosa y una solitaria lágrima bajando por mi mejilla derecha.

-Soy Kendric McHunter mi lady... ¿y usted es?.-me miró con fijeza hasta que la comprensión se marcó en su cara.

-Elayne... Elayne Torres.-dije extendiendo mi mano. Al momento de tocar nuestras manos, sentí que saltaron chispas y no pude dejar de mirar directamente a sus hermosos ojos.

-Bien Elayne, creo que ya no son necesarias las presentaciones, puesto que ya ambos sabíamos de la existencia del otro pero, tú tienes algo que me pertenece y que creo que los dioses  del destino entregaron  mal. Quiero decir que, hubo un pequeño error y tú no deberías de estar aquí, primero porque eres inglesa y segundo; tienes un hijo y por lo que tengo entendido la guardiana del collar debe de ser virgen y por lo que veo tu no lo eres.-dijo mirándome descaradamente, enarcando una ceja cuando su mirada se posos sobre la rubia cabecita de Theo.                                                                                                                                                                                                  Al detectar el tono sarcástico y de desprecio con que Kendric dijo las últimas palabras, la pena y aflicción que sentía, fue sustituida inmediatamente por la ira, una ira dirigida a ese, detestable e irrespetuoso hombre, aunque increíblemente guapo

-Mira... señorito- exclamé, poniendo a Theo sobre mi cadera.- En primer lugar, déjame decirte que NO SOY INGLESA, soy de Chile, ¿entiendes la diferencia?. Está en otro continente, llamado América, prácticamente soy del otro lado del mundo, aunque no tengo nada en contra de los ingleses, pero debo decir que me parece ridículo que en pleno siglo veintiuno tengan aún monarquía, es tan anticuado e injusto. pero ese no es el punto, el punto aquí es...                                   Deje de hablar tan abruptamente porque el modo en que me miraba Kendric me ponía sumamente nerviosa, así que rápidamente perdí el hilo de la conversación

-¿Y bien... Cuál es el segundo punto, gatita?-Preguntó con una sonrisa burlona.

-El segundo punto es que... no me llames gatita cretino y además a ti que más te da que tenga un bebé ¿eh?, no te incumbe, debido a que mientras más pronto me vaya de aquí, será mejor para mí y para Theo.

-¿Theo?... ¿así se llama tú hijo?, interesante, pero déjame decirte que una vez llegas al castillo, no te será fácil salir, ya que mi madre cree que la joven guardiana llegará pronto así que te recomiendo que te quedes aquí a esperar si en verdad eres tú, cosa que dudo, no creo que la guardiana sea alguien tan... como decirlo, tan insípida.- 

Pero quien se cree que es este tipo, osea ya es el colmo. Primero, estoy a punto de morir, no una sino muchas veces, luego asesinan a mis amigos, y un montón de otras cosas ¿y este viene a insultarme? Es que no lo toleraré más, ya estoy harta .

Levanto mi mano derecha en un puño y la dirijo directamente a su mandíbula, dando de lleno en su hermosa y cuadrada mandíbula, lamento tener que arruinar esa preciosa cara pero se lo merece y digo, de algo que sirvan las clases de boxeo que practicaba los fines de semana con mi primo Lucas. Creo que no se lo puede creer, porque sus ojos están sumamente abiertos con sorpresa y su mano masajea su mandíbula.

-¿Por qué me golpeaste?.-Me pregunta en tono de sorpresa, aún sin poder creer lo que le hice.

-¿Por qué?, porque te lo merecías... es que no puedes llegar y largar palabras al viento, debes pensar lo que dices Kendric. Las palabras lastiman mucho más que los golpes, ten eso en cuenta siempre.

-Si, yo... no entiendo porqué debería pedirte perdón.-dijo mirándome seriamente mientras acariciaba  la cabeza de Theo y este le dirigió una desdentada sonrisa. .-Eres tú la que debería pedirme perdón por golpearme sin motivo.

 -Podrías solo callarte un momento. Estúpido cavernícola- susurró entre dientes.

-¿Que me calle?-gritó Kendric- Tú estás loca gatita. Decirme que me calle. ¡JA!

-¡No estoy loca y no me sigas diciendo gatita!.- Mientras ambos estábamos discutiendo, resonó en el patio el grito de una mujer y ambos volteamos a ver quien era.

-¡Kendric Arthur MacHunter!, ¿¡Se puede saber que rayos está pasando aquí!?.-gritaba una mujer menuda de no mas de un metro sesenta, era completamente hermosa y muy parecida a Kendric aunque con el cabello pálido como el trigo y los ojos amatistas iguales a los de él,  por lo que deduje que era o bien su madre o su hermana

-¡Madre!.-dijo mientras la miraba y luego lanzándome una mirada ceñuda, dió un paso al costado para alejarse de mi.

 -Hola hijo. Veo que mantienes una agradable conversación con esta jovencita tan encantadora y que por cierto se parece mucho a  tu prometida.-exclamó sonriendo.

-Discúlpeme señora pero yo no soy la prometida de nadie. Así que si me disculpan yo me voy de aquí. Mientras dije esto, Theo que siempre estaba calladito, comenzó a llorar estrepitosamente y todos dirigieron sus miradas  a  él.

-¿Tienes un bebé?-exclamó la mujer mayor con un poco de sorpresa. Dirigiendo una mirada cargada de desprecio a Kendric, le respondí.

 -No, señora... el bebé es Theo y es hijo de una amiga. Fué el único sobreviviente luego de la masacre que hubo en sus tierras-con lágrimas en los ojos respondí. Al oír esto, la mirada de Kendric se dirigió rápidamente a a mi y algo en él cambio, su mirada no era ceñuda ahora, si no mas bien con algo que no logro distinguir. Luego su mirada se volvió nuevamente ceñuda, pero es increíble lo hermoso que es este hombre.

-Cuéntame todo lo que sepas sobre esa masacre-dijo Kendric. Haciendo que aterrizara nuevamente a tierra luego de estarle mirando fijamente con cara de boba.

 -Querido, creo que es mejor que conversen en el salón azul, mientras yo llevo a este pequeñín con Johanna. No te preocupes Elayne, Johanna es una de nuestras sirvientas y hace poco tuvo un bebé, así que ella puede amamantar al pequeño Theo.-dijo mientras tomaba a Theo de mis brazos y caminaba con él al interior del castillo.

-Así que... gatita, ¿me acompañas al salón azul?.-preguntó con una mueca burlona. Mientras extendía una mano hacia mi. Decidí seguir adelante con esto y seguirle.

A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora