Lia Webber, de 17 años, vive la acelerada creencia de la existencia de los hombres lobos, al igual que de los vampiros y todas aquellas criaturas sobrenaturales.
Ella corre grandes peligros al ser la ultima de su especie.
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-¡Estas lista! Solo te falta esto.
Me extiende la cabeza de un maniquí de peluca castaña con un adorno negro de encaje negro con una rosa del mismo color en el cabello.
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-¿dime, que es solo el velo?-digo con nostalgia refiriéndome a la muñeca. Ella asiente dirigiéndose a mí con el detalle entre sus dedos. Lo coloca con cuidado en mi cabello y este cubre mi rostro, ocultando mi cara de tragedia.
Da algunos pasos hacia atrás, escudriñándome.
-Te vez muy bien-susurra mi amiga llevando sus manos a su boca y sus ojos cristalizados.
Tu madre de seguro está orgullosa de ti-espeta la mate de mi hermano postizo.
¿oyeron eso?... Fue mi corazón rompiéndose en mil pedazos.
Bajo la cabeza. Rakel le da un codazo a Ciela, haciendo que esta sobe el lugar afectado.
-Lo sentimos-se lamentan ellas
El ambiente se vuelve incómodo y frio. Todo a mí alrededor se siente gris.
Después de un rato en mi habitación decidimos bajar y así enfrentar mi peor pesadilla Mis padres sin vida. Las chicas me toman de la mano cada una a cada lado.
Frunzo el ceño cuando veo a todos vestidos de blancos y la única que se encuentra vestida de negro soy yo.
Toda la casa está decorada con flores de todos colores pero sobre todo blanca, y grandes coronas con una cinta de ceda con frases como:
Lucinda & Alan Webber
Les amamos con todo el alma.
Con todo nuestro cariño para ustedes.
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