Capítulo 27.|Por Leah, y por Allison.

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Aaron.

Haber encontrado a Gregory Reed mientras estaba con Leah, fue un segundo de terror para mí. Gregory es un ser despreciable, ambicioso, cínico, peligroso y no sabría que más decir, es un ser sin escrúpulos. Es líder de la pandilla más grande, de todo Beverly Hills. Se hacen llamar los Tiburones y tienen muchísimos años en este negocio, mucho antes de que Alexander y yo creáramos nuestras propias pandillas, pero como todo tiene un lado oscuro, Gregory no entró a este mundo por cualquier cosa, sino por algo que marcó su vida.

Su hermana menor, había sido asesinada por un pandillero de mala calaña. Ella era una niña aún cuando todo eso pasó, tenía unos trece años y Gregory había perdido la cabeza por completo. Cabe de más decir que Gregory asesinó al pandillero y a todo su escuadrón desapareciéndolos del mapa. Un hermano ardido y vengativo puede ser lo peor.

Y se convirtió en lo peor.

Me asusté al verlo como miraba a Leah, estoy seguro que Gregory se dio cuenta lo mucho que me importa la Chaparra y sé que puede utilizarlo para algo en mi contra o en contra de la pandilla. Gregory y yo no somos para nada amigos, hemos tenido nuestros encuentros peligrosos y estoy consciente de que me odia, de la misma manera en que yo lo detesto a él ya que yo había matado a su hermano mayor.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos habíamos encontrado, no me había hecho falta verle, sigue siendo el mismo cerdo de siempre. Estrujo mi rostro totalmente lleno de frustración, ojalá Gregory Reed no sea una piedra en el camino, porque no me importaría terminar con su vida para proteger a Leah.

Camino hacia el baño y entro a la ducha. Alexander también es otro problema, aunque sinceramente, Peterson siempre lo ha sido. Resulta que ahora se obsesionó con Leah, y no sé si en realidad sienta eso por ella o solo lo esté haciendo para mortificarme. Lo que sí sé, es que Alexander es una basura que después de lastimar a Lexie, quiere joder a Leah, pero que ni sueñe que se podrá acercar a ella.

Termino de vestirme y salgo rumbo a la clínica, mi padre me ha llamado esta mañana y me ha pedido que por favor vaya a verlo porque quiere hablar conmigo, no sé para qué, pero antes de ir al taller iré a verlo, así aprovecho y me lleno de mi dosis diaria de besos de mi Chaparrita.

Camino por los amplios pasillos de la clínica. Varias enfermeras voltean a verme y me saludan con timidez, yo solo río internamente. Llego al consultorio de mi padre y toco la puerta, escucho su voz que me dice que puedo pasar, y entro al consultorio.

—Hijo, siéntate, que bueno que llegas—mi padre se acerca y me saluda con una sonrisa.

Tomo asiento y mi padre igual detrás de su escritorio.

—¿Pasó algo? Noté cierta felicidad cuando me llamaste y me pediste que viniera a verte.

Mi padre sonrió y cruzó sus manos por encima de su escritorio. Yo aún no entendía por qué estaba tan contento.

—Es que estoy muy contento. Aunque me enojé un poco porque no me lo habías contado.

Frunzo el ceño realmente sin entender nada.

Reí.

—Papá, no estoy entendiendo de que me estás hablando. ¿Qué cosas debí decirte y no te dije?

Él sonrió.

—Me tuve que enterar por boca de tu hermana que estás de novio con Leah, me he puesto a saltar en pleno consultorio cuando me enteré.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora