Capítulo 33.|En el cielo con mi Chaparra.

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Aaron.

Me sentía nuevo, renovado, era una manera de decir que me sentía el hombre más feliz de este mundo, y es que recordar la noche anterior y despertar con Leah envuelta entre mis brazos es la mejor sensación de todas.

Su respiración era pausada, así como cuando estás en un sueño totalmente profundo y la realidad te queda muy lejos. Sus párpados están cerrados y sus largas pestañas caen en forma de cascadas, es la imagen más bonita que he tenido el placer de ver, y aunque ya hemos dormido juntos muchas veces, esta es sumamente distinta, y es que Leah me dejó demostrarle cuanto la amo la noche anterior.

Acaricio su cabello despacio y sonrío como un desquiciado. La amo tanto que no podría describirlo con palabras, creo que hasta los hechos se quedarían realmente cortos a la hora de demostrarle todo lo que siento por ella. Beso despacio su mejilla y luego paso a sus labios. Ella se mueve y sus ojos se abren de a poco por la luz del sol que entra por los alrededores. Cuando sus ojos logran ver los míos su sonrisa es enorme, y yo vuelvo a sentirme más pleno que nunca.

—Buenos días, Chaparra.

Ella estruja sus ojos de forma tierna y me devuelve la sonrisa.

—Buenos días, Aaron.

Escondí mi rostro en el valle de su cuello y deposité un pequeño beso en esa parte.

—¿Estás bien?—le pregunto y ella me acaricia la espalda con sus suaves manos.

—Estoy de maravilla, ¿o acaso no se nota?

Saco mi rostro de su cuello y la miro a los ojos.

—¿Te duele?—le pregunto haciendo una mueca.

—Solo un poco, es cuestión de acostumbrarme—responde ella y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello besando la punta de mi nariz—. Fue la mejor noche de mi vida.

—Corrección, fue la mejor noche de nuestras vidas.

Ella sonrió y me atrajo para besar rápidamente mis labios.

—Creo que necesito un baño—menciona divertida y sus mejillas se tornan rosadas cuando la miro subido de tono.

—¿Te parece si nos damos un chapuzón en el lago?Suena como una buena idea.

—¿Pero no está frío?

—A estas horas de la mañana puede que sí, pero te prometo calentarte lo más que pueda.

Ella golpea mi hombro ruidosamente cuando le hago ojitos.

—Ya no podré tomarme ninguno de tus comentarios como serios, Aaron—rió y yo hice lo mismo.

—Soy un niño bueno Chaparra, contigo siempre lo soy.

El agua estaba fría, por consecuencia Leah estaba indispuesta a entrar, pero mis suplicas y llamados la hicieron hacerlo completamente. Yo la atraje a mis brazos y la apreté fuerte hacia mí sintiéndola así como tanto me gustaba.

—Está fría, Aaron—se quejó mientras temblaba entre mis brazos.

—Relájate Chaparra, en segundos se tornará caliente—la sostengo más fuerte y beso su frente—. Te amo—susurro para ella que se enreda en mi cuerpo.

Ella sonríe y me mira a los ojos.

—Yo también te amo, tanto que quisiera quedarme a vivir aquí contigo y no regresar nunca más a Beverly Hills.

Reí.

—Si quieres lo podemos hacer, solo que tu padre me mataría por robarle a su princesa favorita.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora