Capítulo 09.|Cumpliendo con lo acordado.

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Alice.

Sinceramente no me sorprendió mucho lo que la pandilla me pidió hacer, era más que obvio que Aaron, no iba a permitir que decidieran que yo tuviera que hacer algo arriesgado, pero si lograr lo que ellos tanto desean; alejar a Alexander de mí. Me dolió y me partió el alma tener que aceptar que era lo correcto y lo que debía hacer si quería volver a ser parte de los Halcones, y ganarme la confianza de mi hermano y el perdón del hombre que amo. Alexander es importante para mí, y nunca dejará de serlo, es mi mejor amigo y es una persona a la que yo no podría darle la espalda, aunque ahora tenga que apartarme de él por obvias razones. Los Halcones es una cosa, los Camaleones son otra, son dos cosas que jamás podrán mezclarse.

Matt está enojado conmigo, y en parte lo entiendo. No es bonito que siempre esté defendiendo a Alex en todas las ocasiones y eso hace pensar a Matt que estoy enamorada de Alexander, y eso no es cierto. Yo amo a Matt, con una intensidad enorme. Ha sido el hombre que me ha amado por sobre todas las cosas, que a pesar de ser lo que es, conmigo es otra persona, me ama, me respeta, me valora y si llegara a perderlo me moriría. Tengo que hacer esto, por la pandilla, para ganarme su confianza una vez más, porque reconozco que lo que hice fue una traición, por Aaron que es mi hermano y me ama, y se merece todo de mí y por Matt, que es el amor de mi vida.

Me despido de Aaron y salgo del almacén, encontrándome con Matt a las afueras, fumando un cigarrillo. Desde que llegué me ha tratado con la punta del pie y no lo culpo, si yo estuviera en su lugar actuaría de la misma forma.

Me acerqué a él despacio tratando de que no notara mi presencia.

—Se que estás ahí Alice. —Dice sin darse la vuelta y con voz fría.

Reí en mi interior.

—Nunca podré sorprenderte. ¿Cierto?—Dije con una sonrisa que pronto se borró.

—Te equivocas Alice, al contrario, nunca sé que esperar de ti.

Y otra vez esa voz llena de resentimiento y dolor que me rompe en miles de pedazos.

—¿Nunca me perdonarás? ¿Nunca me darás la oportunidad de que hablemos?—Le pregunto con dolor.

El suspiró y pude ver sus ojos cristalizarse.

—Hablaremos Alice, pero cuando hagas lo que la pandilla espera de ti, ellos están primero.

Tomando aire suficiente para mis pulmones, asentí y dandole una última mirada salí del lugar. No puedo soportar más la indiferencia de Matt, así que mientras más pronto haga lo que tengo que hacer, Matt me dará la oportunidad de explicarle. Aceleré por Westwood a toda velocidad, mi siguiente parada hacia Brentwood.
Alexander me va a odiar, y esto va a ser que la guerra entre las dos pandillas se agrande, pero aún sabiendo las consecuencias debo hacerlo.

Estacioné fuera del almacén de los Camaleones, y respiré profundamente antes de entrar. Se escuchaban murmullos y risas dentro, abrí la puerta del almacén y todos voltearon a verme. La familiaridad con la que llego y entro a este lugar desconcierta todavía a algunos, soy una Halcón y para muchos aún les molesta la confianza que tiene Alexander conmigo.
Alexander estaba en el sofá con dos mujeres encima de su regazo moviéndose vulgarmente. Rodé los ojos en cuanto lo vi y el se puso de pie inmediatamente, las mujeres protestaron.

—Alice, que agradable sorpresa tenerte aquí. —Dice acercándose a mí atrayéndome a sus brazos.

—Hueles a perfume de puta Alex. —Me quejé. —Todavía sueño con el día en que venga a visitarte y no estén esas zorras encima de ti.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora