Capítulo 41.|Yo soy Scott.

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Leah.

—Lo siento pequeña pero no puedes marcharte a Beverly Hills. El campamento aún no termina y tus abuelos quieren tiempo contigo—me dice mi padre cuando me acerco a él esta mañana.

Me quejé en voz baja.

—Papá, por favor, es que necesito terminar de arreglar las cosas con Aaron.

—Lo entiendo Leah, pero tenías años que no veías a tus abuelos y tu abuela organizó este campamento especialmente para que pudieras estar.

Mi rostro era la viva imagen de la tristeza. No sé como voy a decirle a Aaron que no voy a poder llegar hoy a Beverly Hills. La abuela se acerca riendo a carcajadas con un grupo de chicos y cuando está cerca me abraza y besa cariñosamente mi frente.

Me mira con el ceño fruncido al ver mi cara de depresión.

—¿Qué tiene mi bailarina?—pregunta y papá rueda los ojos al escuchar como me llama la abuela—¿Qué le hiciste, Stephen?—dice mirando mal a papá.

Mi papá la mira sorprendido.

—Nada que ver madre. Tu nieta está triste porque quiere irse a Beverly Hills y le he dicho que no puede hacerlo.

La abuela me mira preocupada.

—¿Por qué te quieres ir Leah? ¿No te gusta el campamento? ¿Alguien te trató mal?

Negué mostrándole una sonrisa.

—No abuela no es nada de eso, al contrario, me encanta estar aquí con ustedes y toda la familia—suspiré—. Lo que pasa es que quiero arreglar las cosas con mi novio en persona y él me está esperando

—Bueno, pero eso tiene una solución muy fácil y rápida.

La miro sin entender.

—¿Cuál?

—Que en vez de ir tu a Beverly Hills, sea tu novio que venga a Texas. Puede quedarse en el campamento y luego en la casa, y así aprovecho y conozco al hombre que ha conquistado el corazón de mi bailarina.

Miro a papá y el rueda los ojos totalmente divertido y yo aplaudo sumamente contenta.

—¡Perfecto! Voy a llamarlo para que tome el primer avión.

Besé la mejilla de la abuela y corrí a mi casa de campaña por mi celular. Papá y la abuela soltaron una carcajada burlándose de mi infantilidad. Saliendo de mi carpa me encontré con Travis que venía con cientos de cartas con corazones por todos lados en sus manos.

—¿Y eso?—le pregunto divertida—. ¿Admiradoras secretas?

Él rodó los ojos soltando la risa.

—La verdad es que no sé qué hacer con ellas, si Madison llega a verlas tendré problemas.

Escuché las risitas de las gemelas del campamento que miraban a Travis con deseos de devorarlo.

—Ten cuidado con las gemelas esas, son las chicas más peligrosas del pueblo en cuanto a enamorar a chicos—reí y él volteó a verlas.

—A sinceridad les tengo miedo, no han dejado de acosarme—voltea a verme extrañado—. ¿Y tú? Te noto algo contenta.

Bailé mi celular en mis manos.

—Voy a llamar a Aaron para que tome el primer avión y llegue al campamento.

—No me digas que Walter viene—golpea su frente con fastidio—. Se arruinó el campamento, tan increíble que estaba.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora