Capítulo 25. |Ella es mi más bonita elección.

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Aaron.

No podía medir la felicidad tan grande que sentía mi corazón en estos momentos. Yo había aceptado en voz alta que la amaba, se lo había gritado, y lo mejor de todo, es que ella también me amaba. Parecía un niño, un idiota cursi sin remedio, pero que podía hacer si realmente era exactamente así como me sentía. Acelero por las calles con los brazos de Leah rodeándome la cintura.

Me siento completo.

Cuando mi madre murió todo fue negro para mí. La pandilla había sido formada y yo me había convertido en otra persona. Un hombre amargado, rudo, peligroso, que no sentía nada por dentro. Hasta que llegó Leah a cambiar todo tipo de comportamiento en mí.

La brisa nocturna nos acariciaba mientras yo manejaba a una velocidad constante. Vamos a nuestro lugar. Nuestra fuente de deseos. Cuando me detuve en el parque, no le di chance a Leah de que bajara de la moto, la tomé entre mis brazos girando con ella en círculos. Me siento un tonto, un tonto enamorado. Me acerqué a su boca que es mi nueva adicción, mi locura y mí perdición. Nos sentamos a la orilla de la fuente y atraje a Leah sobre mi regazo para poder besarla mucho más.

—Te amo. Nunca pensé que decir estas palabras se sentiría tan bien—le susurro a mitad del beso.

Ella sonríe y su mano sube por mi rostro y lo acaricia.

—Yo te amé enseguida, tú fuiste el que se tardó en darse cuenta de que me quería.

Aprieto mi agarre sobre su cadera y la hago retorcerse de la risa.

—No es cierto, yo también me di cuenta mucho antes de que te amaba, es que simplemente no lo quería aceptar. Supe desde el principio que yo no te merecía, por eso me negaba a aceptar lo que siento por ti.

Ella se sonrojó y miró la fuente con ojos brillantes.

—¿Sabes? Cuando regresé de Inglaterra Lexie me trajo a esta fuente de deseos y me hizo pedir uno. Pedí que a mi vida llegara algo que me hiciera sentir viva, que me hiciera recordar porqué con nadie más funcionó. Y llegaste tú, estoy segura que mi deseo ya se cumplió.

—No te merezco Leah, pero no pienso renunciar a ti.

Ella muerde su labio inferior.

—Sobre lo de Harry...

La detuve.

—Sobre esa basura no quiero hablar, porque te juro que esos golpes que le di son solo un pequeño ensayo de lo que le espera, no creas que esto se queda así, nadie intenta propasarse con la chica de Aaron Walter.

Ella rió.

—¿Soy tu chica?—dice con timidez pero a la vez con chulería.

Sonrío y beso su frente para luego mirarla a la cara. Bien, debo hacerlo, nunca antes lo he hecho pero parece que llegó el momento. "Ella no es igual a las demás Aaron, ella es diferente y aún con todos tus demonios te quiere". Ella me mira esperando alguna respuesta de mi parte.

—Chaparrita. Yo nunca me he sentido de esta manera, es como si por primera vez viera la vida desde otra perspectiva. Me haces bien, y me vuelves loco con tan solo sonreír, eres mi locura y mi perdición, no pienso renunciar a esto, no pienso dejarte ir, a pesar de que estoy consciente de que no te merezco, me arriesgo a aceptar esto porque yo, ya no podría seguir mi vida sin ti.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora