-Es un idiota amiga, él no vale la pena- me decía Gabrielle por el teléfono después de un silencio.
Realmente no podía creer lo que me acababa de contar; ahí estaba yo, con lágrimas en los ojos una vez más, a causa de David.
Me levanté mientras las lágrimas caían por mis mejillas y me quede mirando a la nada por un segundo.
Sentí que alguien de la casa de en frente me observaba, así que sin ver quién era, me limpié las lágrimas y entré al apartamento; de seguro era uno de esos idiotas burlándose de mí...David Vásquez era, según yo, el amor de mi vida. Lo conocí en una fiesta cuando tan solo tenía 13 años, el tenía 16; me gustó de inmediato y esa misma noche nos presentaron.
Lo volví a ver en cada fiesta a la que fui después de esa noche, y así nos fuimos conociendo mejor y empezamos a salir; pero nunca fue nada serio. A pesar de eso, yo veía algo demasiado especial en él y en poco tiempo creí estar completamente enamorada.
No podía estar enamorada de alguien que no quería nada serio así que dejamos de hablar por un año y cuando nos encontrábamos en algún lugar, todo se redujo a un simple 'hola' y 'adiós'.
Un viernes en la noche, en una de esas fiestas en las que solíamos encontrarnos antes, él estaba ebrio y decidió que debíamos hablar y aclarar las cosas. Yo como una estúpida, acepté y fuimos a hablar. Me dijo que estaba completamente enamorado de mí y que sólo quería estar conmigo y nadie más. Olvidé cómo una tonta que solo decía todas esas cosas porque estaba borracho, y le creí cada una de sus palabras.
Al siguiente día me buscó y seguimos saliendo por un tiempo, pero justo cuando creí que esta vez las cosas sí iban en serio, me dijo que se iría un año de intercambio a Inglaterra.
Como era obvio, cada quien tomó su camino de nuevo; él a Inglaterra por un año y yo a Alemania por cinco meses.
Cuando menos nos dimos cuenta, un año ya había pasado y, al poco tiempo de su regreso, nos volvimos a encontrar en una reunión de amigos.
Me di cuenta de que, a pesar de todo el tiempo que había pasado y los caminos diferentes que habíamos tomado, yo aún seguía enamorada de él. Empezamos a salir nuevamente, pero las cosas fueron diferentes esta vez; simplemente no se sentía igual.
Gabrielle lo había encontrado en el centro comercial con una chica a quien presentó como su novia. Con ella se había ido a Inglaterra y con ella había vivido durante un año; ¿cómo no se iba a enamorar? Pero, ¿y yo donde quedaba en este asunto?
Yo también estaba enamorada de él...
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El Chico de la Capital
Novela Juvenil¿Quién se imagina que unas simples vacaciones de verano te pueden cambiar tanto? Una conversación con la persona correcta y Constanza Hadelmann encontró eso que le hacía falta para preocuparse menos y empezar a disfrutar del mayor milagro de todos:...