Esa noche no pude dormir pensando en todo lo que había pasado.
Por un lado estaba Mathias y su supuesto interés en mi. No quería quedar como una tonta por mal interpretar sus actitudes conmigo, era muy posible que el solo sea así de amable con la gente y nada más.
También estaba David y mi miedo de aceptar que entre él y yo simplemente no iba a pasar nada nunca. Siempre creí que el y yo íbamos a tener una historia como muy pocas, pero era momento de dejarlo atrás y avanzar.
Por otro lado estaba el chico misterioso del que tanto insistía Gabrielle. La verdad no sé si en verdad existe tal, o si en realidad solo era su impresión.
Todo esto me tuvo tan confundida, hasta el punto de quedarme despierta toda la noche pensando en las infinitas posibilidades.
En la mañana no podía mover ni un dedo, estaba demasiado cansada como para hacer algo. Me quedé acostada en la hamaca del balcón hasta que llegó Gabrielle para que vayamos a caminar por el barrio.
Llegó llena de energía y radiante, pero al verme tirada en la hamaca con cara de zombie su expresión cambio totalmente.
-Dios mío Constanza que te pasó?! ¡Luces como si un tren te hubiera arroyado!
-Gracias Gaby, tú también te ves hermosa esta mañana- le dije con un tono sarcástico y sin la mínima energía.
-¿Qué tienes? ¿Te sientes bien? Porque créeme amiga, no te ves para nada bien.
-Ya lo sé, no dormí nada anoche y creo que me voy a enfermar.
-Pero hoy es el día que iremos a la playa con tus vecinos, ¡no te puedes enfermar!
-Si puedo y creo que ya lo hice...
-No, no puedes. Vamos Constanza levántate ahora mismo y ve a darte una ducha, yo te prepararé un café para que repongas energías. Hoy es el gran día y tienes que estar en tu mejor forma.
-Vamos Gabrielle, no es para tanto. Si, iremos a la playa con Mathias y sus amigos, pero no es la gran cosa.
-Solo ve a ducharte ¿quieres? Yo me encargo del resto.Le hice caso a Gabrielle y me di una larga ducha para poder reponer energías. Cuando salí, mi ropa de playa estaba lista sobre mi cama así que me cambié y fui a tomar el café que Gaby me había preparado.
Me sentí muchísimo mejor y con energía. Gabrielle me peinó y maquilló para nuestra "cita" como ella lo llamaba.La mañana voló después de hacer lo necesario para revivirme y, para cuando nos dimos cuenta, ya eran las 2 pm.
Estaba demasiado nerviosa. No sabía qué decir o cómo actuar ahora que estaba consciente de que había la posibilidad de que le guste a Mathias. Y ¿si era verdad lo del chico misterioso? ¿Cómo debía actuar al respecto?
Muchas cosas pasaban por mi cabeza en ese momento y no me dejaban pensar en el verdadero objetivo de esa salida a la playa: disfrutar y hacer nuevos amigos.
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El Chico de la Capital
Teen Fiction¿Quién se imagina que unas simples vacaciones de verano te pueden cambiar tanto? Una conversación con la persona correcta y Constanza Hadelmann encontró eso que le hacía falta para preocuparse menos y empezar a disfrutar del mayor milagro de todos:...