Al anochecer, cada quien regresó a su casa. Como la casa de Mathias quedaba frente a nuestro apartamento, nos acompañó durante todo el camino.
-Quiero hablar contigo- me dijo Mathias al llegar a mi puerta.
-Creo que yo ya voy a entrar, estoy muy muy cansada- dijo Gaby fingiendo un bostezo y guiñándome el ojo.
-Adiós Gaby, nos vemos mañana- le dijo Mathias.-Bueno, ¿qué me querías decir?- le dije a Mathias cuando Gaby cerró la puerta.
-Primero, quería pedirte perdón por haberte invitado hoy y no haber pasado ni un solo segundo contigo- me dijo.
-No te preocupes, estabas ocupado con tu Vanessa- le dije rodando los ojos.
-Para empezar no es MI Vanessa, y segundo, ¿son celos lo que estoy sintiendo en ti?- me dijo mirándome directamente a los ojos.
Desvíe la mirada y le contesté con una risa burlona:
-¿Celos? ¿De qué, de ti y Vanessa? ¡Por favor Mathias!
-Yo sí... -me dijo y luego se quedo en silencio.
-¿Tu sí que?- le dije.
-Nada, olvida lo que dije- me dijo desviando la mirada de mis ojos.
-¿Tu sí te pusiste celoso?- le dije con una sonrisa.
-Tal vez...-me dijo algo tímido- mejor olvida lo que dije, ¿sí?
-Tu Mathias te pusiste celoso y tienes que admitirlo- le dije burlándome de él.
-Sí, si me puse celoso, ¿y sabes por qué?- me dijo mirándome a los ojos nuevamente.
-¿Por qué?- le dije aún riéndome.
-Porque me gustas Constanza- me dijo mirándome a los ojos.La sonrisa se me borro automáticamente de mi rostro. La verdad es que nunca hubiera esperado que Mathias me diga eso y no supe cómo reaccionar.
Los dos nos quedamos un segundo en silencio hasta que por fin pude abrir la boca y hablar.
-Me acabas de conocer Mathias, no te puedo gustar- le dije como siempre, sin pensar antes de hablar.
-Puedes creer que estoy loco pero me gustas y es así, no puedo hacer nada para cambiar eso.No supe qué más contestar, me quede en silencio mirando al piso. Mathias se paró frente a mí y puso su mano derecha contra la pared junto a mi cabeza. Con su otra mano tomó mi mentón y nos miramos directamente a los ojos sin decir una sola palabra, quitó delicadamente un mechón de cabello de mi cara y me besó.
Mi corazón se detuvo por un segundo y lo besé también. El beso fue muy bueno, pero al mismo tiempo incómodo para los dos, simplemente no se sentía correcto.
Nos separamos y los dos nos echamos a reír, fue algo muy raro pero ninguno de los dos podía parar.
-Perdón- me dijo entre risas.
-¿Qué fue eso?- le dije también riéndome.
-Solo quería saber cómo se sentiría- me dijo acercándome hacia el.
-¿Y cómo se sintió?- le dije acercándome aún más y antes de contestarme, me besó de nuevo.
-Si, definitivamente como besar a mi hermana- me dijo echándose a reír de nuevo.
-No lo vuelvas a hacer de nuevo, ¿está bien?- le dije burlándome de él.
-Te lo prometo- me dijo abrazándome y acariciando mi cabello- perdón por mal interpretarlo todo.
-No te preocupes, al menos ahora sabemos cómo se siente y estoy segura que no lo volveremos a hacer- le dije.
-Entonces, ¿amigos?- me dijo estirando su mano.
-Mientras te portes bien y me escribas cuando el verano se acabe- le dije tomando su mano.
-Mmm creo que eso no es tan imposible- me dijo.
-Espero...- le conteste.
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El Chico de la Capital
Fiksi Remaja¿Quién se imagina que unas simples vacaciones de verano te pueden cambiar tanto? Una conversación con la persona correcta y Constanza Hadelmann encontró eso que le hacía falta para preocuparse menos y empezar a disfrutar del mayor milagro de todos:...