Capítulo 1

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—Es todo por hoy —hizo una pausa la profesora y nos miró a todos— y recuerden; sabemos lo que somos, pero aun no sabemos lo que podemos llegar a ser —finalizó, seguido todos salieron en orden. Por último yo, ya se hacía costumbre.

Mi vida había cambiado totalmente después de aquella dolorosa perdida, han pasado seis meses y no sé como he sobrevivido.

—¡Connor! —gritó una voz que ya se me hacía conocida. Giré y miré como Melinda se acercaba a toda prisa—. Te he estado buscando —me abraza y sonríe amablemente.

—¿Sí?, ¿para que? —la miré sonriendo, ella se quedó en silencio y con una pequeña encogida de hombros sonrió.

—No lo sé —dijo apenada.

—Vamos, te llevo a tu casa —ofrecí. Melinda es una chica muy guapa, no con el mejor cuerpo pero es muy amable y linda.

Hace seis meses llegué a Casaciens¹ una ciudad un poco grande, caracterizada por ser uno de los paraderos turístico de el país.

La muerte de April me dejó muy mal, así que decidí alejarme de todo. Aquella ciudad me hacía recordar a esa chica ojos azul aguamarina, y es lo que hacía atormentar a mi corazón.

Me había enamorado de ella y no lo sabía, mi sobre protección me cegó, me cegó por completo, mientras trataba de protegerla no me di cuenta que lo hacía por amor.

Me inscribí en una Universidad y me dediqué a estudiar, a vivir en un lugar completamente diferente, junto con un clima totalmente frío. Conocí a Melinda el primer día de clases, ella estaba perdida al igual que yo. Es una chica muy honesta, pero también es muy pegajosa, estaba pensando en andar con ella, pero siento que aún no estoy listo para estar en una relación.

—¡Connor! —miré sorprendido a la chica a mi lado, quien me miraba perpleja— ¿estabas aquí, o en otro planeta?, tengo rato invitándote a comer helado y no me has respondido.

—Lo siento, ya sabes, tengo muchas cosas que hacer, pero aceptaré la invitación —dije apenado, se supone que debía ser yo quien la invitara— pero yo pago —dije para sentirme mas cómodo, ella se encogió de hombros y se subió al auto e hice lo mismo.

Extrañaba mi camaro, pero eso también me hacía recordar a April, ahora solo dispongo de un Mustang.

Es difícil batallar día a día con todos esos recuerdos. Me las arreglé para ver a un psicólogo, pero eso solo funcionó por un par de meses, ahora vivo día a día pensando en aquella chica que me hizo cambiar.

—¡Connor! —me hizo aterrizar una voz chillona—, me estás preocupando, llevas días así, te hablo y es como si estuvieras en las nubes —dijo algo molesta—. Dobla aquí y después a la derecha.

—Lo siento —me disculpé, estaciones dos cuadras después y fui directamente a ordenar los helados para comer.

Una llamada entrante en mi celular captó mi atención, frunciendo el ceño contesté.

¿Aloh? —dije con aquella costumbre que casi todos tenemos. Melinda se encontraba sentada cerca de la ventana.

¿Eres Connor Rowling? —una voz gruesa provino de la otra línea.

¿Quién habla? —cuestioné intrigado.

Soy tu peor pesadilla —dijo, por un momento iba a colgar, porque esta clase de bromas no me agradaban para nada, pero un estallido de risas me hizo pegar de nuevo el celular a mi oreja—. Lo siento amigo —rió a carcajadas, al escuchar esa voz sonreí, ya sabía de quien se trataba.

☀☀☀

—¡Hermanoo! —corrió el chico y me abrazó tan fuerte, que correspondí el abrazo, las personas nos veían raro, me reí.

—Ya ya apartate que parecemos dos homosexuales demostrando su amor —dije riendo.

—¡Solo quería abrazar a mi hermano! —gritó para quienes estaban cerca, reímos y nos encaminamos a más allá de el parque donde nos habíamos puesto de acuerdo para encontrarnos.

—No has cambiado en nada James —dije con una sonrisa de oreja a oreja, extrañaba demasiado a este pendejo— ¿Hace cuánto llegaste? Y ¿Por que estás aquí?

—Mis padres decidieron quedarse un tiempo más en California, por ello no pude ir a verte... Por cierto bro, siento lo de April —dijo casi en un susurro, asentí y le di una palmada en el hombro.

—Todo está bien —y en parte es cierto.

—Bueno, regresé hace dos semanas, pero cuando fui a buscarte tu mamá me dijo que estabas afuera del estado y la verdad... se me hizo difícil encontrarte. Pero aquí me tienes —dijo riendo y brincando dándome golpes suaves de boxeo—. Te echaba de menos Connor.

—Yo igual James... pero no nos pongamos cursis, porque eso es de maricones y nosotros somos unos hombre bien fuertes y derecho —intenté ponerme serio y simular una voz gruesa pero reí. Una araña cayó de una rama de un árbol lo que hizo que pegara un brinco y me sacudiera mientras gritaba que me la quitara.

James se reía después de que esa araña se fuera, lo miré extrañado.

—¿De que te ríes? —exclamé serio.

—Nada bro, ya sabes... somos hombres bien fuertes y derechos —dijo para después soltar una carcajada ahí fue cuando me di cuenta de lo que acaba de suceder. Apenado y divertido me eché a reír.

Miré la hora y eran las 9:32 P.M.

—James, tengo hambre, vamos por unas hamburguesa dobles —sonreí porque era las favoritas no solo de él, si no mías también.

Me reconfortó saber que mi amigo estaba aquí, a pesar de todo es mi hermano.

Sorprendemente Cambiaste El Destino. #ID2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora