Tras una larga visita a sus familiares y amigos, los chicos se encontraban de vuelta en Casaciens. Habían decidido que era mejor terminar lo que habían empezado en aquella ciudad lejana.
Las cosas habían quedado claras tanto para los familiares de April como para Connor.
A Connor se le hizo difícil de entender como era posible que su madre sabía que April seguía con vida, pero luego de recordar la ultima visita recuerdos llegaron a su mente haciéndole entender algún par de cosas.
No todo fue sencillo, los padres de April no podían aceptar la realidad, no se explicaban como era que según las pruebas de los médicos forense rebelaba que era la misma sangre. Fue ahí cuando April soltó que la que murió en el accidente fue su hermana, que cuando decidió irse de casa era para vengar que Max nunca le hiciera caso. Era novia de Alejandro, todo había sido planeado.
Pero todos juraron dejar el pasado atrás, y Connor junto con April estaban empezando de nuevo.
—Cierra los ojos —dijo Connor susurrándole al oído a la chica ojos celeste.
Había preparado una sorpresa para la chica.
Su relación había cambiado desde hace unas semanas cuando todo fue aclarado. Aunque todo fuese pasado velozmente, ellos sentían que ya no era momento de perder tiempo, y eso lo supieron desde el día que se reencontraron después de tantos meses.
—¿Y sí me caigo? —preguntó nerviosa.
—No pasará, aquí estoy yo para sostenerte —soltó él chico pasando su brazo por encima del hombro de April, la cual había llevado ambas manos suyas a los ojos, sirviéndole como un campo que evitaba mirar.
Caminaron unos cuantos pasos más hasta que Connor se detuvo en seco.
—No se sí te guste —de repente se puso nervioso.
—¿Me has hecho subir ascensores y escaleras para luego decirme que te vas a arrepentir porque no sabes si me gustará?
Connor soltó una risa juguetona.
—Tienes razón —suspiró relajándose—. Es primera vez que hago esto —confesó.
—Ya callate Q. ¿Me has traído a un lugar que ni siquiera he visto ni conocido, y solo sabes hablar? —rió y atrajo el cuerpo masculino y lo abrazó aun con sus ojos cerrados—. Te quiero idiota.
Connor se sintió mas tranquilo, y decidió que ya era momento.
—Abre los ojos —siseó.
April fue poco a poco abriendo sus ojos mirando el lugar.
Una terraza muy bonita, decorada con tela blanca, y una piscina pequeña, con velas flotando en ella de luces Led.
Una pequeña choza al aire libre con piso de madera llamó muchísimo su atención. Una mesa junto con dos sillas se encontraba debajo de ella, con velas y muchísimos detalles más.
—¿Que te parece? —preguntó nervioso Connor.
—Me encanta —sus ojos se cristalizaron a mirar atontada el lugar con una sonrisa en su rostro.
Su vida había pasado por demasiadas cosas hace algunos meses, se enfrentó a la muerte varias veces, se perdió en lugares que nunca había conocido, su mundo se había vuelto un desastre y ahora todo era tranquilidad.
La cena había transcurrido mejor de lo que Connor se imaginaba, era una de las citas que se prometió asimismo.
Quería demostrarle cuanto la había extrañado y que ahora que estaba a su lado no la dejaría ir.
Sus vidas hicieron un cambio bastante exagerado, pero la vida trae consigo retos y hay que aprender a afrontarlos.
—No puedo creer que todo esto esté pasando —April lo miró sonriente.
Estaban sentados al borde de la piscina con sus pies metidos en ella. La cena había concluido pero la cita no.
—Ni yo, creeme, siento que estoy soñando —dijo Connor mirándola.
—Es sorprendente como ha pasado todo, como cambió todo. —sonrió mirando al chico.
—¿Sabes?, cuando estábamos en el instituto nunca imaginé que todo esto ocurriría. Si me hubieran dicho que esto pasaría me hubiese echado a reír y no me lo hubiese creído. Pero miranos, todo cambió. —el joven se rodeó la cintura de April con un brazo atrayéndola a ella.
Sus miradas no se despegaban del uno del otro, poco a poco sus labios se unieron en un beso lleno de pasión y amor.
—Nada es para siempre Q —dijo en un susurro mientras se separan y se miraban de nuevo. Connor sintió miedo, lo que April notó rápidamente—. Pero mientras pueda, estaré y disfrutaré cada segundo contigo —terminó para darle un beso fugaz.
—Mirame, gracias, gracias por enseñarme tantas cosas. Me hiciste saber cambiar, porque contigo intercambié diferencias. Y ahora, el mundo dio una vuelta imprevista y dolorosa, pero aquí estas. —besó la frente de la chica, para luego unir la suya con la de ella, mirándola muy de cerca— el destino es una cosa loca, y yo pensaba que el que tenía previsto para mí iba a ser totalmente diferente.
Hizo una pausa y sonrió, uniendo sus labios nuevamente en un corto beso.
—Estás aquí, y aunque no lo creas... Sorprendentemente cambiaste el destino, mi destino.
Ambos se fundieron en un abrazo. Olvidándose del pasado y fijándose ahora en sus presentes.
F I N.
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Sorprendemente Cambiaste El Destino. #ID2
Short StoryConnor, quien decide olvidar un terrible altercado y hacer su vida de nuevo. El destino es sorprendente e inesperado y nunca se sabrá que tiene preparado para ti. Segunda parte de "intercambiando diferencias".