Capítulo 15.

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Chloe.

—Pueden retirarse —dijo la mujer de casi tercera edad, recogí de inmediato mis cosas y me levanté. Era la ultima clases del día, y por fin me sentía libre, estaba cansada. Anoche me había acostado muy tarde estudiando para un examen, y... ¿adivinen que?, el pinche profesor no vino, y que porque supuestamente le había dado una alergia por comer unos chiles internacionales que había comprado en un mercado callejero.

Que tonto es, yo no me fijaría mucho en comprar comida en ese lugar.

Era martes, aun faltaba para el fin de semana. Caminé hacia el aula 23A donde se encontraba Kevin. Miré mi reloj de mano y vi que aun faltaban 20 minutos para que su clase acabara.

Mi estómago rugió, no había desayunado y ya eran las 2:32 P.M. me dirigí hacia la cafetería y me compré dos pastel de hojaldre de jamón y un Nestean para acompañarlo. Kevin a lo mejor habría desayunado, pero con lo glotón que es. Me agradecerá por el detalle.

Gustosamente comí, estaba tratando de comer despacio, lentamente para disfrutarlo y poder llenarme. Pero no funcionó, tenía demasiada hambre que terminé por casi comerme el pastelito de mi novio.

Mi celular vibró, lo saque de mi bolsillo.

Bebé, ¿dónde estás?, ya casi salgo -Mi Ken.

Miré la hora y faltaban 5 minutos para que su hora de clases culminara.

Me fui directamente al aula oeste donde se encontraba Kevin, y llegué justamente cuando él iba saliendo. Me sonrió y se acercó para plantarme un beso en los labios.

Era increíble como terminé con este torpe, pero me gusta.

—¿Tienes hambre? —pregunté mientras lo veía.

—¿Que pregunta es esa? —dijo riendo. Me encogí de hombros.

—Te compré algo —le entregué la bolsita con el pastel de jamón.

—Mi favorito —rió y de inmediato lo sacó y le pegó un mordisco. Reí.

—Hoy te iras conmigo a la casa, recuerda que me prometiste que como ayer tuve todo el día para estudiar, hoy sería nuestro día para estar juntos —sonreí al decirlo, el asintió y me agarró la mano.

Habíamos salido del instituto, y nos dirigimos a la parada de autobús.

—¿Que tal te fue en el examen? —preguntó Kevin comiendo lo último de su pastelito.

—Ni me lo digas, el profesor no fue —exasperada por recordarlo, miré a Kevin, tenía la cara llena de hojaldre. Me acerqué y le quité los resto de comida.

Una camioneta negra y con vidrios ahumado se aparcó en frente de nosotros, al otro lado de la calle. Kevin y yo nos miramos.

—Te cuidado, si vez algo sospechoso... —se calló al mirar como la puerta se abría. No se encontraba casi nadie a nuestro alrededor. Me escondí detrás de Kevin.

Pero se me fue inevitable no mirar.

Unas botas con tacón, no muy altas de color negro pisaron el asfalto. Su traje estaba compuesto de un abrigo largo del mismo color. Parecía toda un mujer de la mafia, fue lo primero que pensé. Tenía unos lentes a juego, y su cabello estaba recogido en una cola de caballo.

Cerró el auto y se acerco a nosotros. Kevin me sujetó del brazo. La mujer cuya identidad no sé, se paró enfrente de nosotros. Y sonrió. Fruncí el ceño, su cabello era rubio mediano.

—Chloe, Kevin —dijo en un susurro con una sonrisa.

—¿Quién... eres? —bien hecho Kevin, acabas de sonar como todo un rudo. Nótese el sarcasmo.

—¿No me reconocen? —rió, para luego quitarse los lentes.

Mi rostro y el de Kevin palideció. Me sentí mareada, no podía creer a quien tenía en frente. De pronto todo se oscureció.

Sorprendemente Cambiaste El Destino. #ID2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora