Capítulo 18.

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Había estado en carretera durante media hora, me había puesto un suéter, estaba haciendo mas frío de lo normal.

Me adentré a un pueblo abandonado, estaba un poco oscuro, pero la luna estaba llena y daba luz. Me acerqué a un parque abandonado. La camioneta de James estaba aparcada a un lado de la acera. Estacioné detrás y bajé.

James me miraba, pero no estaba solo, había una chica con él, pero ella estaba entretenida con su celular. Estaba cubierta por un abrigo largo de color gris, y un gorro a juego.

Imaginé que sería la nueva novia o conquista de mi mejor amigo.

—Hermano, me pusiste a correr por un largo rato —dije metiendo las manos en mi abrigo. Vaya que hacía frío.

—Sí, lo siento. —exclamó serio.

—¿Que ocurre? —pregunté algo preocupado, pero recordé las notas— he descubierto las notas, con que fin me la mandaron. Todo fue una broma, estoy furioso por eso, no puedo creer que alguien juegue así. —él seguía callado. La chica estaba un poco alejada hablando por teléfono.

—Bueno —rascó su nuca. Él sabía algo.

—¿Quién envió las notas? —cuestioné serio. Él abrió sus labios para hablar, pero alguien lo interrumpió.

—Fui yo. —su voz hizo que la mirara, estaba de lado. Pero luego me miró.

No sabía que hacer, no lo podía creer. Esto era un sueño, sí, otro de esos locos.

Me pellizque y cerré los ojos y los abrí. Pero ella seguía mirándome.

—No estás soñando —dijo confusa.

—Por Dios, esto es un juego, sí —dije para girarme pero su voz me detuvo.

—Detente. No es un juego. Soy yo —me giré para verla, ella se había acercado más— me llamo Adrianne April Tyler.

Mis ojos empezaron a arder, mi vista empezaba a nublarse. Era ella, y estaba a solo un metro cerca de mí.

Sentí que esto era demasiado. Me sentí confundido.

Me di la vuelta y me dirigí al auto, nadie me detuvo. Pero me paré por un momento. Mis ojos empezaron a gotear, me giré y me acerqué lo más rápido que pude y la abracé. Abracé a la vida, porque ella se había convertido en ello. Porque desde que se fue, mi vida no era la misma.

—Eres tú —dije en un susurro. Ella correspondió el abrazo.

—Sí, soy yo. —murmuro cerca.

—Te he extrañado mucho —una lágrima cayó. Había aguantado ser fuerte, pero está vez, no podía evitarlo.

—Yo también Q —me miró y sonrió.

Sorprendemente Cambiaste El Destino. #ID2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora