Había sentido que había pasado una eternidad, moví mis brazos para estirarme pero un peso en mi pecho me hizo abrir los ojos.
Unos hermosos ojos azules me veían. Sonreí al recordar lo sucedido anoche, di un suave beso en su frente.
—Buenos días —susurré.
—Buenas tardes campeón. —dijo riendo, miré la hora, 12:31 P.M.
—¿Estás despierta desde hace mucho? —pregunté.
—No, digamos que desde hace unos minutos. Hace mucho no me levantaba a esta hora.
—¿Por qué?
—Tenía muchas cosa que hacer. No creas que fue fácil encontrar a Alejandro. Pero ya está, estoy mas tranquila, no sabes lo duro que fue todo. —dijo bajando la mirada.
—Hey, mirame —la animé a que levantara la mirada—. Ya todo pasó —la abracé mas fuerte a pegándola mas a mí.
—Necesito que hagamos algo Q —dijo después de unos segundos de silencio.
—¿Que cosa? —fruncí el ceño.
—Bueno, en realidad... —rió, y se levantó rápidamente para luego terminar de vestirse.
—Está bien, en cuanto no sea matar a alguien mas y huir —dije serio.
—Ya no más de eso. —sonrió— Duchate, yo haré desayuno.
—No tengo ropa limpia. —¿Era una excusa?
—Yo me encargo de eso, ahora ve. —dijo mientras se dirigía a la puerta y salía de la habitación.
Me levanté y me dispuse a ir al cuarto de baño, me di una larga ducha, sintiéndome limpio y relajado.
Tomé una toalla y salí.
—Al fin, casi te acabaste todo el agua. —dijo April mientras se dirigía a mí y plantaba un beso fugaz en mis labios y adentrarse al baño.
Sonreí.
En la cama se encontraba un pantalón negro y una franela unicolor gris.
Me vestí con toda la pereza del mundo y ya para cuando terminé de ponerme mis zapatos April salió del cuarto de baño ya vestida.
Su atuendo consistía en una braga larga de color negro, y unos zapatos blancos.
—Que lento eres, y eso que las chicas nos tardamos más. —dijo sonriendo— vamos a desayunar, antes que se enfríe el desayuno.
Salimos de la habitación y nos dirigimos a la cocina donde nos encontramos con un James desayunando.
—No te pudiste esperar. —dijo April riendo. Recibiendo una encogida de hombros por parte de mi mejor amigo.
—Está delicioso —fue lo único que dijo.
Nos sentamos en la mesa y empezamos a comer unos deliciosos sándwiches acompañado de un jugo de naranja.
—¿Cómo conseguiste ropa? —preguntamos James y yo al mismo tiempo. De nuevo.
—No vayan a empezar otra vez —nos miró seria—. Le pedí el favor a Hugo.
—¿Y en dónde está? —preguntó James.
—Le di unas vacaciones —se encogió se hombros y sonrió.
—¿Que tenemos que hacer hoy? —cuestioné recordando lo que me había dicho hace un rato.
—Es una sorpresa —sonrió.
Terminamos de comer y después de recoger todo, nos dirigimos al estacionamiento donde estaban aparcados los tres autos.
—Bien, me siguen —April habló mientras se dirigía al Ferrari blanco.
Asentimos y tanto James como yo nos subimos en el respectivo auto.
El viaje estaba siendo bastante largo y agotador, llevábamos ya 1 hora y 40 minutos en carretera, y ya quería parar. Iba a llamar a April pero noté que puso señal de cruce, imité lo mismo para después mirar por el retrovisor que James repetía el mismo acto.
5 minutos después nos encontramos en un parque, pero este era diferente, estaba más limpio y parecía estar bastante cuidado.
Fruncí el ceño al ver que April se estacionaba.
Minutos después nos encontrábamos caminando hacia no sé donde.
—¿Nos vas a matar? —preguntó James sonriendo.
—No —dijo esbozando una sonrisa—. Ya llegamos.
Era un lugar grande, con un muro alrededor de este, después de que April hablara por teléfono, las puertas se abrieron, dándonos la vista de una hermosa casa de dos pisos completamente enorme, pero lo que me sorprendió fue ver tantos perros corriendo de lado a lado.
—¿En dónde estamos? —pregunté observando el lugar.
—Les presento mi refugio para perros —dijo sonriendo orgullosa y saludando a todos los cachorros que se acercaban a ella.
Eran muchos en realidad.
—¿Cómo haces para cuidarlos todos? —James planteó la pregunta.
—Necesitaba distraerme, y estar en un lugar que Alejandro no sospechara. Vi este lugar cuando llegue hace tres meses mas o menos, estaba económico así que lo compré. Noté que habían muchos perros en la calle, y muchos también eran abandonados por aquí, otros se perdían. Aquí son cuidados y hasta adoptados —explicó sin parar de reír, y cargó a un pequeño cachorro de unos 4 meses.
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Ropa de April en multimedia.
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Sorprendemente Cambiaste El Destino. #ID2
KurzgeschichtenConnor, quien decide olvidar un terrible altercado y hacer su vida de nuevo. El destino es sorprendente e inesperado y nunca se sabrá que tiene preparado para ti. Segunda parte de "intercambiando diferencias".