Girasoles [HiSaru]

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-No me puedo creer que me hayas arrastrado hasta aquí -masculló Saruhiko, mirando más que al sol a la blanca palma de su mano que impedía que el brillo del astro rey le cegase.

-Logré arrastrarte de fiesta. Lo realmente sorprendente es que todavía te sorprendas -rió Akira.

-Por favor, no me lo recuerdes.

-No fue una noche tan mala.

-No, lo horrible fue mi resaca el día siguiente.

-Te advertí sobre los cubatas. Fuiste tú el que decidió tomarse cinco.

-Tsch.

-Y la mañana de después te di muchos mimos para compensarlo.

-¿También lo harás esta vez?

-Si me lo pides, sí.

Hidaka escrutó con sus ojos castaños el cristalino tono de los de su superior. A él particularmente le resultaba un color peculiar, aunque le encantaba. Esa mezcla entre gris y azul era tan hermosa y única como el propio Fushimi, al menos en su opinión. Y sí, puede que el amor sea ciego pero Akira llevaba maravillándose con la belleza del menor desde antes de enamorarse de su tercero al mando.

Si debía ser sincero, realmente nunca esperó que Saruhiko aceptase su invitación para conocer a sus padres. Después de medio año saliendo, el mayor de los dos había considerado oportuno presentarles a su novio y, tras millones de quejas, mimos y tazas de café casero hecho por Kamo, al final había accedido. No le había salido gratis, cierto -más de una vez las tazas de café antes mentadas habían acabado en su cabeza-, pero lo había logrado. Y conseguir llevar a alguien como Fushimi al campo era una hazaña digna de mil loas, merecedora de aparecer en uno de aquellos largos poemas épicos que antaño se escribían en Europa.

O quizá él estaba dramatizando, que no sería una posibilidad tan disparatada. Pasar demasiado tiempo con Gotto no le hacía bien.

-¿Tengo algo en la cara? -cuestionó Saruhiko al percatarse de la mirada que su pareja le dirigía.

-¿No puedo mirar el hermoso rostro de mi novio sólo porque sí, para maravillarme? Porque es digno de que lo haga.

El más joven chasqueó la lengua, poniéndose en pie y saliendo al tan detestable y molesto sol sólo para ocultar el rubor de sus mejillas. Odiaba que Akira le hiciese sonrojarse así -tratándolo como si realmente fuese un ser bello y meritorio de su cariño- aunque al mayor aquello le encantaba.

-Creo que le has caído bien a mi madre -comentó alegre para cambiar de tema.

-¿Sí? -Saruhiko recordó a la amable señora que en la comida había accedido a no ponerle verduras-. Que... bien, supongo.

-Podrías alegrarte.

-Aunque me alegre, que yo le caiga bien o mal no impedirá que sigamos saliendo -hizo una pausa tanto en su paseo sin rumbo como en su frase, antes de continuar en voz muy baja, repentinamente inseguro-, ¿verdad?

Hidaka se levantó también y se acercó hacia él, abrazándolo por la espalda y posando los labios en su cuello. Allí su piel era especialmente sensible -el soldado lo sabía bien gracias a todas esas veces que le hacía el amor- y le encantó sentir al menor estremecerse entre sus brazos.

-Claro que sí -le susurró al oído-. Te quiero y eso nadie puede cambiarlo. Aunque siempre es tranquilizador que mis padres nos den el visto bueno.

-Supongo.

-¿Algún día me presentarás a los tuyos?

Fushimi se separó bruscamente de él y se giró. Sus ojos grises estaban cubiertos por un velo de sentimientos negativos. Profunda tristeza, rencor y rabia, eso era lo que el mayor distinguía con claridad.

-Ellos no... -comenzó-. Mi padre está muerto. Y a mi madre no le importa lo que me ocurra. Dudo que ni siquiera se acuerde de que tiene un hijo.

-Saruhiko... -arrepentido por haber hecho esa pregunta, Akira volvió a estrecharle entre sus brazos. Los nueve centímetros que le sacaba le permitían envolverle en ellos y besar su cabeza con total comodidad-. Lo siento.

-¿Por qué? -Saruhiko le miró. La tristeza había desaparecido de sus ojos, sustituida por la indiferencia más absoluta-. No tienes nada que ver en los temas de mi familia ni culpa alguna de lo que pasase entre nosotros.

Aquella "lógica" aplastante lo desarmó. Ya sabía de antemano que Fushimi no era de los que aceptaban pésames o disculpas pero al menos había querido intentarlo.

Una vez más el moreno se separó de su abrazo para caminar hasta el borde del campo de girasoles que era propiedad de los padres del mayor. Con sus delicados dedos blancos acarició los pétalos amarillos de una de aquellas enormes flores, contemplándola.

-Girasoles... -susurró.

-¿Te gustan? Mi padre se ganaba la vida vendiendo sus pepitas a una fábrica de aceite. Ahora mi hermano se hace cargo del negocio familiar.

-En el lenguaje de las flores, los girasoles significan adoración.

-¿Conoces el lenguaje de las flores?

-Un poco. De niño me interesó el tema.

-Así que adoración, ¿eh? -Hidaka esbozó una brillante sonrisa, tanto como el sol de media tarde que los acompañaba y que amenazaba con quemar la nívea piel de Fushimi si continuaba bajo este mucho tiempo-. Si no estuviese seguro de que mi hermano me mataría si corto uno, te regalaría un girasol. O un ramo con cientos de ellos mejor. Llenaría tu cuarto de girasoles

-¿En serio? -el más joven esbozó una sonrisa, al mismo tiempo que ponía los ojos en blanco-. Eres un cursi.

-Puede, pero te adoro y lo sabes, Saruhiko.

Sus manos se entrelazaron mientras contemplaban los girasoles. Y de las flores amarillas pasaron a observar cada uno los ojos contrarios. Sus miradas enamoradas desembocaron en el tímido roce de sus labios. Aquel beso fue casto y delicado, como los primeros que se dieron seis meses atrás. Era dulce y suave, y demostraba toda la adoración que Akira le profesaba a su joven novio. Saruhiko correspondió con el mismo sentimiento, con un beso que sólo a él le podría dar y que sólo él podría recibir.

-Yo también a ti, Akira.

Y con este pasteloso HiSaru se me terminan los one-shots. Pensaba antes en reabrir los pedido pero... soy estudiante, no tengo tiempo ni para respirar, así que va a ser que no. Seguramente si K Seven Stories me devuelve el hype (a ver si se le da ya una fecha de estreno) vuelva a abrir otra recopilación o nos volvamos a ver en algún nuevo fanfic. Muchas gracias por seguir, leer y comentar. Nos veremos pronto en alguna otra historia.

Ekaterina Kurae

Baile de Colores [K Project One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora