Un regalo alternativo [ReiSaru]

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Uno de octubre. Desde que tenía memoria, el uno de octubre no había significado nada para él. Era un día más, tedioso y aburrido. Claro, que luego llegó a Scepter 4, y el uno de octubre dejó de ser otro día vacío de tedioso papeleo. Aquel día era especial, festivo, y un incordio particularmente enorme.

Era el cumpleaños de Munakata Reisi, el cuarto y rey azul.

Lo curioso fue que Saruhiko se enteró de la fecha que era aquella misma mañana cuando, tecleando en su portátil, Awashima entró en la sala y se dirigió a toda la unidad especial. Ahí se acabó la normalidad de su día a día.

-¿Tenéis todos preparados vuestros regalos para el capitán? -cuestionó con tono serio, tan autoritaria como siempre, como si aquello se tratase de un asunto de vida o muerte.

Los dedos de Fushimi se detuvieron abruptamente. ¿Regalos? ¿Capitán? Él no era muy fan de los puzzles pero de ser aquello un rompecabezas, le faltaban un par de piezas, y sospechaba que las claves estaban, como siempre, en las retorcidas manos del rey azul.

-¡¿Era hoy?! -exclamó un alterado Domyoji, ahorrándole lo de pasar por idiota a su superior.

-Te lo avisé cinco veces, Domyoji -se quejó Gotto, un par de mesas más allá.

-¡No me puedo creer que se te haya olvidado! -le recriminó Akiyama.

-¡No se me ha olvidado! ¡Tengo el regalo, pero está en mi cuarto!

-Pues date prisa -le apremió la teniente, frunciendo el ceño-. El capitán llegará de un momento a otro.

Sospechando ya por dónde iban los tiros, Saruhiko tomó unos folios en blanco como si fuesen algún documento importante y se acercó hasta la mesa de Hidaka, chasqueando la lengua a cada paso que daba.

-¿Ocurre algo, Fushimi-san?

-¿Qué demonios pasa hoy?

-Es el cumpleaños del capitán. ¿También se te ha olvidado a ti?

-Yo ni lo sabía, para empezar -masculló el menor.

-¿Y qué piensas hacer?

-Tsch. Ya improvisaré algo.

Aunque se frustró a sí mismo al descubrirse pensando que no cualquier cosa valía. Podría hacerle un truco de magia con cartas, al rey le sorprendían, pero no, aquello no tenía valor alguno. ¿Comprarle té? Muy típico, seguro que más de la mitad de los miembros de la unidad especial habían hecho aquello. ¿Y un puzzle? No, eran muy caros y no tenía tiempo de ir a una juguetería a por un maldito puzzle. ¿Un libro de sudoku quizá? Eso era demasiado barato y cutre, y tampoco tenía tiempo de bajar al kiosko a por uno de esos. ¿Café entonces? Pero ese era un regalo que a él le gustaría recibir, no valía. En cinco minutos se dio cuenta de la terrible evidencia. No tenía nada que regalarle a Munakata y sorprendentemente eso le molestaba más de lo que pudo haber imaginado. Y además, para más inri, se había dado cuenta de qué no sabía hacer regalos.

"Podría darle una tontería cualquiera," pensó, "pero...". Pero no era capaz de darle un mal regalo. Se sentiría culpable si lo hacía. Se maldijo a sí mismo al darse cuenta de aquello. Si simplemente no tuviese de pronto ese maldito sentido de la responsabilidad, todo sería más sencillo.

Andy logró llegar a la sala de reuniones segundos antes que el rey y por una puerta distinta. Munakata no fue capaz de ocultar su sorpresa cuando todos le gritaron un estruendoso "feliz cumpleaños". No se lo esperaba, principalmente porque ni les había comunicado la fecha. El rey sonreía alegre al recibir cada presente, agradeciéndolos amablemente. Fushimi no se había equivocado. Todo fueron té y puzzles, menos los regalos de Kamo y Awashima. La teniente le regaló al rey una caja de judías rojas que hicieron temblar de miedo a toda la sala. El obsequio de Ryuho para el rey también fue comida. El hombre le regaló sushi cocinado por él mismo.

Baile de Colores [K Project One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora