Capitulo 29: El cielo cayo

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Es irónico cómo todo cambia todo en un instante:

-Si yo no te puedo tener, tú no puedes existir.- Firefox sacó un botón rojo de su bolsillo y lo oprimió en seguida, varias explosiones empezaron a rodear a la joven pareja de superhéroes.

-Vámonos de aquí Ladybug.-pronunció mientras la tomaba por la cintura y estiraba su bastón para alejarse del lugar que se consumía en llamas con mayor intensidad.

Ambos salieron del lugar dejando al pelirrojo tendido ahí, más explosiones se escuchaban pero en lo único que se concentraba Chat era en poner a salvo a su lady, no permitiría que ella saliera herida de ninguna forma. Una vez que arribaron un edificio lejano a la explosión los dos soltaron todo ese aire tenso que contenían. Chat volteo ligeramente a ver a su amada: sus ojos azules estaban llenos de culpabilidad y pesar, esos ojos reflejaban todo alrededor que estaba lleno de caos, sin duda podía notar como trataba de contener el llanto. Quizás ni siquiera ella podía reparar todo lo que el pelirrojo hizo.

Y de repente la culpabilidad llegó al rubio, recordó cómo no había podido salvar a la persona del vagón. Ese sentimiento oscura florecía en el, un temor en verse convertido como un monstruo. No debía pensar eso, en algunos minutos todo esto se vería arreglado y dejarme esto en el olvido.

Los pendientes de Ladybug sonaron y desactivaron su transformación. Chat asumió que ya había sido utilizado su poder sin que se diera cuenta, no importaba, realmente ahora solo quería descansar.

-Perdona chat.- escucho musitar a Ladybug ya en su forma de Marinette. -Si no me hubiera dejado atrapar tan fácilmente no te hubieran hecho esa herida.- y con sus largos y delgados dedos empezó a rozar con suavidad aquella herida. -Fui una tonta.- una lagrima se deslizó por su mejilla dejando cautivado al joven.

Las palabras no fluían bien en ese aire, muchas letras morían en los labios del gato buscando ser las correctas para el momento pero es que... cuando se tiene en presencia a los ojos más maravillosos del mundo, simplemente es difícil pensar. Es como cuando quieres imitar una obra de arte, sabes que el más mínimo error puede hacer una gran diferencia.

Un leve recuerdo le llegó al joven, volteo a ver cómo el pelirrojo pronto se hundiría en las llamas. Soltó un gran suspiro sabiendo que lo importante ahora no era pensar las cosas, era actuar.  Tomo a la joven por la cintura y la pego a sus labios, ahora el universo era más claro, ella no negaba ningún tipo de acceso. Esos delicados y suaves labios absorbían cada parte de su alma, tiernos y perfectos, no se inhibían en ningún acceso.

Solo eran Marinette y Chat Noir.

El rubio se postraba como caramelo ante el calor que aquella ambrosía le proporcionaba, los dos buscando aquello que solo el otro le proporcionaba: un eterno sosiego. Cada decisión tomada, cada error, cada palabra, cada minuto dedicado solo a fortalecer esto que ambos sentían. Heridas sanadas en un solo segundo.

Con dificultad despegó a la joven de sus labios. En sus ojos azules pudo observar lo mismo que él sentía: deseo y algo de miedo.

-¿Qué planeas Chat?- musitó en un hilo de voz. Chat tomó su hombro.

-Benedetti.- soltó dejando intriga a la joven. -La respuesta a tu pregunta: ¿Qué pasa cuando alguien decide no escribir la posdata?- el chico le mostró una sonrisa verdadera. -A veces, es porque esa persona ya ha decidido el final, ambos: tanto el destinatario como el remitente, ya lo saben. No es necesario saber la posdata para conocer el giro que puede tomar la historia, solo es necesario saber hacia dónde iban conducidas las acciones del escritor.- la joven estaba más confundida.

-¿A qué te refieres? ¿Qué estás pensando?- soltó llena de lágrimas con temor a su respuesta.

-Tengo que ir a salvarlo.- soltó sin miedo. Marinette sujeto fuerte su mano. -Sabes que tu Lucky Charm no salva a los portadores.- inquirió.

Behind you //Marichat// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora