7- Algo Malo Sucederá

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—Bien, quisiera dedicar esta hermosa melodía a la bella hermana de nuestro jefe, Alodia Haddock— dijo Eret observándola con una sonrisa-.

Eso causó que las mejillas de Alodia se ruborizaran un poco y éste hizo una señal a los músicos para tocar aquella melodía, para después bajar del escenario y acercarse a la pelicastaña. Así hizo una reverencia en frente de ella.

—¿Le gustaría bailar conmigo, jinete?— preguntó el pelinegro-.

—Claro— respondió Alodia con una gran sonrisa y tomó la mano del vikingo-.

La pista del baile se llenó cada vez más al ver a la pareja bailar, entre ellos por supuesto, Hipo y Astrid. La gente se divertía demasiado con la música y así estuvieron toda la noche, cuando de pronto se escuchó el rugido de un dragón fuera del Gran Salón.

—¿Y ese ruido? ¿Qué está ocurriendo?— decían algunos vikingos en susurro-.

—¿Acaso fue un dragón?— cuestionó Hipo confundido-.

Algunos de los presentes salieron del gran salón, incluyendo a Hipo, Alodia y Astrid. Pudieron ver que a unos metros un dragón de otra especie desconocida aterrizó junto con un jinete, quien gimió en voz baja de dolor.

—¡¿Derek?!— dijo Alodia sorprendida y ella corrió hacia el-.

Ese jinete tenía el cabello negro y alborotado, ojos azules turquesa y piel blanca, de vestimentas parecidas a las de Alodia, pero con colores verdes, con algunas heridas y rasguños graves. En cuanto éste bajó de su dragón, no pudo quedar de pie y cayó al suelo de rodillas.

—¡DEREK! Por Odín, ¿estás bien?— preguntó la pelicastaña preocupada-.

—Agh... No lo sé... Hace poco tuve una batalla— respondió con voz entrecortada y alzó la mirada— Alodia... Eres tú-.

—Sí— sonrió ella-.

—Pe-pero... No lo entiendo... ¿Cómo es que tú... Si-sigues...— no logró terminar la oración-.

En ese momento sus ojos se cerraron lentamente y quedó inconsiente.

—¡DEREK! ¿Qué ocurre? ¡DEREK, DESPIERTA!— exclamaba asustada la ojiverde-.

Hipo rápidamente se acercó a su hermana y se colocó a lado de ella.

—Hay que llamar a Gothi— añadió él-. [...]

Pasaron varios minutos y el llamado Derek se encontraba en la casa de Gothi recostado en la cama aún inconsiente, con algunas vendas en sus heridas y una toalla mojada en su frente.

Alodia, mientras tanto, seguía sentada junto a éste tomando su mano con una mirada de preocupación y poco después, Hipo y Astrid entraron a la habitación y se acercaron a ella.

—Gothi dice que Derek estará bien y que necesitará reposo por las heridas— dijo Hipo, la cual ella asintió con la cabeza-.

—Sí, lo escuché— suspiró profundo-.

La pareja se miró a los ojos y Astrid se acercó a su cuñada para colocar su mano en su hombro como consuelo.

—Estará bien Alodia, no debes de preocuparte— dijo Astrid-.

—Gracias Astrid— sonrió Alodia-.

—¿Lo conocías, hermana?— preguntó el pelicastaña-.

—Sí... Él era mi mejor amigo en la Isla de Eragon hasta lo del incidente con la invasión de Asborn. Desde entonces no volví a saber nada de él y aún no puedo creer que esté vivo— respondió-.

Ella continuó viendo las vendas que cubrían las heridas de Derek.

—Pero sigo confundida... Me pregunto cómo fue que se lastimó— dijo frunciendo el ceño-.

De pronto Derek empezó a despertar, llamando la atención de los presentes.

—¡Derek!— añadió Alodia sorprendida-.

—Alodia... Qué bueno verte— dijo Derek con una voz apagada acompañada de una medio sonrisa-.

—Y yo me alegro de que estés bien— le devolvió la sonrisa-.

—En fin... Lo que quería decirte antes de desmayarme... Era acerca de cómo seguías viva después de lo que pasó en Eragon— agregó-.

—Sobreviví junto con Veldrath y otros dragones... Estaba en el bosque y luego escapé al saber que todos habían fallecido— sus ojos se volvieron vidriosos-.

Entonces el pelinegro comprendió su dolor.

—En verdad siento muchísimo lo que le pasó a tus padres, Alodia— dijo entristecido-.

—Está bien. Eso fue hace mucho tiempo, ya no hay que hablar de eso, lo que importa es que estás bien— respondió sonriendo-.

Derek dirigió la mirada hacia Hipo y Astrid.

—Y él debe ser tu hermano gemelo, por lo que veo— sonrió-.

—Así es... Finalmente encontré a mi verdadera familia— dijo la pelicastaña sonriendo a su hermano-.

—¿Él también sabía acerca de mí?— preguntó Hipo confundido-.

—Exacto. Él es el segundo en saber eso— respondió riendo-.

—Es un placer conocerlo, Jefe de Berk— dijo Derek-.

—Wow, ¿lo conoces?— preguntó Alodia confundida-.

—Sí, he escuchado mucho acerca de él... Acerca de cómo venciste a la Muerte Roja y a Drago Manodura junto con los otros aliados— contestó-.

—¿Otros aliados?— cuestionó-.

—Ehh... Sí... Esa es una larga historia que luego te contaré— dijo el pelicastaño rascando su nuca-.

Luego, Derek intentó levantarse de la cama con ayuda de Alodia, aunque afortunadamente no se sentía más adolorido por las heridas.

—No lo entiendo, ¿cómo supiste que estaba aquí Derek?— preguntó Alodia-.

—¡Por Odín! Lo olvidé... Alodia... Esto es realmente malo— dijo éste un poco asustado-.

—¿Por qué?— cuestionó-.

—Porque Asborn ha regresado... Y te está buscando al igual que a mí para matarnos-.

Los presentes quedaron paralizados al escuchar aquella frase.

Dos Almas de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora