Capítulo 27

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"Silencio es otra manera de decir dolor"





Mi puño se cierra y golpea dos veces en la madera de la puerta del baño de chicas. Los sollozos se detienen bruscamente. Quizá ni siquiera sea Laura y yo me estoy arriesgando a meterme aquí dentro. Pero quizá si sea ella y si no me arriesgo, no sabré por arte de magia.

— ¿Laura?

Sea quien sea, se mantiene en silencio.

El baño de mujeres es del mismo tamaño que el de hombres, sólo que contiene más baños individuales, un espejo el doble de grande y más lavabos. Cinco puertas permanecen abiertas, sólo una cerrada, donde está ella.

Me alejo lentamente y me inclino hacía abajo para observar dos pies que cuelgan, Converse negras. Y mientras ella sigue en silencio, yo intento buscar la manera para hablarle con dulzura y que no me eche a patadas de allí. Mientras que no entre ninguna otra mujer, todo va bien.

— ¿Estás bien?

Una maldición se escapa en un susurro de su boca y me revela que si es mi chica invisible. No le agrada para nada esa pregunta que considera estúpida y ridícula.

¡Bingo!

— Laura, ya sé que estás allí. ¿Quieres salir? Podemos hablar, puedes descargarte conmigo.

— No —dice débilmente, y con una voz entre cortada—. Vete, Ross.

Apoyo la frente en la puerta cerrada y dejo escapar un largo y frustrado suspiro.

— Sal de allí, vamos.

— He dicho que te vayas.

Aprieto los puños y me despego de la puerta.

— ¿Sabes? Luego no preguntes por qué no quiero hablar contigo.

Salgo del baño de chicas con pasos decididos. La situación me tiene un tanto cansado. Tras de mí escucho ruidos apresurados, luego la puerta se abre y se cierra. Pero yo sigo caminando por el solitario pasillo para encaminarme de vuelta al salón.

— Ross. —Es casi un sollozo. Un susurro. Una súplica silenciosa.

Doy media vuelta para encontrarme a una Laura destruida. Sus ojos son dos bolas rojas y aguadas, tiene las manos cubriendo su boca mientras que su cuerpo se sacude con cada sollozo silencioso que se escapa de sus labios temblorosos, su cabello despeinado y las lágrimas rodando por sus mejillas rosadas.

— Ven aquí. —Abro los brazos y ladeo la cabeza.

No alcanzo a contar cinco segundos que ella está abrazándome y llorando entre mis brazos.

— N...No te vayas. No quiero que lo hagas. —Su cuerpo se sacudenviolentamente mientras llora entre mis brazos. Me abraza más fuerte—. Te necesito.

Esas dos simples palabras son las que yo habían estado necesitando oír para no dejarla ir jamás.

La estrecho más fuerte entre mis brazos durante un buen rato, le susurro que todo va a estar bien, que voy a estar con ella sin importar lo que ocurra, sea cuando sea que ella me necesite. Hasta que se queda en silencio y su cuerpo deja de temblar mientras ella esconde su rostro en mi pecho, en mi campera mojada por sus lágrimas de dolor.

Caigo en la cuenta de que he pasado más de veinte minutos fuera del salón y si no tengo una buena explicación el profesor Lewis va a mandarme a detención. Mejor recibir tarde el castigo, que ahora mismo que Laura me necesita.

— Necesito tu móvil. Vamos a irnos de aquí.

Sin despegarse de mí, palpa sus bolsillos y toma el móvil para dejármelo entre las manos. Beso su despeinado cabello y acaricio lentamente su espalda.

Invisible [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora