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Nuevamente encerrado en esa celda después de la visita de Tyler. Tomaba mi cabeza con mis manos sentado en esta cama incomoda estaba preocupado por Taissa, ahogaba mis gritos, ahogaba mis ganas de querer golpear todo.
—Para haber tenido visitas, no estás muy feliz. – Dijo Alex, mi feliz compañero de celda. —Dime qué sucede, Amigo, cuenta conmigo.

Lo mire durante varios segundos serio. Nunca había hablado algo tan privado con él y tampoco sabía si debía hacerlo. Pero necesitaba desahogarme... Quitarme este dolor de mi pecho. —Mi visita no llego con buenas noticias para mí. – respondí. – Una importante persona para mí está grave y yo no puedo hacer nada, y eso me agobia demasiado.

—¿Tú novia?

Estuve a punto de asentir... Recordé que Taissa y yo ya no estamos juntos, nuevamente me dolió el corazón. —No...no – dije negando con mi cabeza. –Mejor olvidemos todo esto.

Alex me miró confundido con el ceño fruncido. —Si tú quieres... – encogió sus hombros. –No es buen regalo esa noticia... Si no más me equivoco hoy debería ser noche buena.

—¿Bromeas? – comencé a pensar, no podía ser noche buena tan pronto... Ya ni sé qué es lo pasa en este mundo mientras permanezco encerrado en esta celda.

Apoye mi brazo en la fría pared posando la cabeza encima. Recordé que este día iba a ser especial...o así se lo había prometido a Taissa. Si no fuera por los grandes errores que cometí...Hoy le daría ese hermoso anillo que guarde durante un largo tiempo y así poder dárselo en un momento preciso. Comencé a jugar con la cadena que colgaba en cuello preocupado.

«Quiero salir de este lugar»
«Ya no lo soporto más.»

Las celdas comenzaban a oscurecerse solo quedando las luces de los pasillos prendidas. Estaba tirado en mi cama tratando de conciliar el sueño pero solo me giraba en la cama una y otra vez.
Voltee dando vista a la cama de Alex, el estaba sentado jugando con un cuchillo en sus manos.
—¿Tampoco puedes dormir? – pregunté.

El rió. —Nunca he podido dormir... No sabes lo que podría pasar a tus espaldas. –No entendí en lo absoluto lo que trato de decirme, simplemente me quedé callado. –¿Haz pensado en fugarte?

Levemente me levante de la cama apoyando mi cuerpo en mi brazo. —¿De qué hablas? Creo que no dormir te afecta a la cabeza.

—Hablo enserio, Joshua... ¿Para cuánto más nos tendrán aquí? No sabemos.

—No lose, pero no quiero cometer otro maldito error... Deja de hablar tonterías y duérmete. – dije algo molesto.

—Ya es tarde... – replicó. – No seríamos solo nosotros... Son otros 20 reclusos metidos en este plan, en su mayoría metidos aquí injustamente.

—Alex, no estoy para bromas... Tampoco daría resultado todo ese plan.

—Lo analice a la perfección. No soy estupido...

—Si no eres estupido ¿Por qué estás aquí metido? – me miró en silencio, guardando su cuchillo en su bolsillo.

—Escúchame... – se acercó a mí imponente . – Estas es tu única oportunidad para salir de aquí e ir a ver a esa chica que tanto te preocupa...– susurro molesto. – cuando ya estés fuera de aquí vez si te cambias de identidad, si te tiñes ese estupido pelo de otro color, si te cambias de cuidad no se, pero piensa un momento... No volverás a tener esta oportunidad nuevamente.

Me senté en la cama cuestionando la idea alocada de Alex. Él comenzó a jugar con su cabello.

Toda la idea suena tentadora... Aún así se que no durare mucho afuera podrían atraparme en el intento de salir...claro y si logro salir no pasara una semana y ya estaré metido aquí nuevamente. Sin embargo lo haría por Taissa, solo por ella me arriesgaría.
—Decídelo pronto, quiero poner en marcha todo esto pronto...

—¿cuándo sería? – pregunté.

—Mañana en la noche.

«No podría rechazar algo como esto, no podía.»

Lo haré. – dije. Alex me miró con una sonrisa tunante sin decirme nada.

Nuevamente me recosté, cerrando mis ojos para poder dormirme.

> —¡Josh, dime que está pasando, ¿Por qué te vas tan repentinamente? – la voz quebrada de Taissa me derrumbaba por dentro.

—¡Déjame en paz maldita sea! ¡Si me voy es porque ya no quiero verte un segundo más!.

Sus ojos se cristalizaron. Yo quería llorar. Le mentí de la peor forma pero debía hacerlo para salvarla.

—¿Qué te sucede? – preguntó en sollozos. —Ya no te reconozco.

—¿Crees que me importa?.

Ella se quedó en silencio mirando al suelo.
—Tu no eres así...

—¿¡Ahora te molesta como soy!?

Tome mi mochila, mirando por última vez a Taissa. Como quería abrazarla, decirle la verdad... Decirle que esto era por su bien.
—¿No te despedirás por lo menos?

—Solo desaparece. – respondí.

Apenas deje el apartamento me largue a llorar... Esto me dolía hasta lo más recóndito de mi corazón. Lo lamento tanto.

Forgive Me|| Josh dun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora