Capítulo 8

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Logré calmar a Mels y hacerle prometer que si tenía más problemas en la escuela me lo haría saber. También me hizo darme cuenta de que a diferencia de mí, ni ella, ni mi hermano tenían amigos que pudieran ayudarlos a sobrellevar la situación dentro del colegio lo que me preocupaba de sobremanera.

-Estás muy callada desde que se fue tu hermana –comentó el rubio sentándose en la mesa de café para quedar cara a cara-. Algo te está molestando ¿quieres hablar de eso bebé? –preguntó a lo que lo miré extrañada.

Los cambios de humor de Theo eran toda una incógnita para mí.

A veces era agradable y amable, otras era divertido, la mayoría del tiempo un sucio pervertido, pero lo que más me descolocaba eran esos momentos de seriedad cuando me hacía cumplidos y me trataba de forma dulce como si se preocupara por mí.

Maldito bipolar.

-A Maxon lo ridiculizan en la escuela y el novio de Mel le metió los cuernos en su propia cara con la chica que le hizo la vida imposible –suspiré a lo que asintió.

-Y eso es lo que te tiene tan preocupada.

-¿Cómo no me va a preocupar? Mis hermanos son el objeto de burlas de todo ese maldito colegio –espeté frustrada subiendo los pies al sillón-. Yo más que nadie sé de lo que son capaces en ese lugar. Si no fuera por Valeria hubiera seguido almorzando en la biblioteca hasta la graduación.

-¿No se supone que los marginados almuerzan en el baño? –preguntó divertido y rodé los ojos.

-Todos eran unos niños ricos pretenciosos con E-books por lo que era la única que iba a la biblioteca. Con el tiempo me gané la confianza de la bibliotecaria y comía allí –me encogí de hombros.

-Así que eras un pequeño ratón de biblioteca –comentó con una sonrisa coqueta-. Me casé con una nerd sexy quién lo diría. Nunca aprendí muy bien la anatomía del cuerpo, tú podrías enseñármela –dijo guiñándome un ojo.

Y hemos vuelto al Theo pervertido.

-¿Qué te parece si te enseño un poco de boxeo? Tú podrías ser el saco y harías algo útil para variar –contesté e hizo un tierno puchero.

Debería ser ilegal que sujetos como él hagan esa clase de gestos. Mis hormonas piden piedad.

No pienses en eso, son pensamientos impuros para una mente sana e inocente como la nuestra.

Tan inocente como los libros eróticos que guardas en una caja con candado.

Son románticos no eróticos.

Oh claro que sí Sra. Grey, lo que tu digas.

-Hay tantas cosas para las que soy muy útil que te pueden gustar bebé –ronroneó acercando su rostro más al mío.

-Y estoy segura que traerme la pizza que me prometiste para la cena es una de ellas –sonreí de lado al ganarle una.

-¿Segura que no quieres otra cosa para cenar? –pregunta tensando sus músculos recordándome que está sin camiseta.

Sí, a ti en una bandeja, con salsa, queso y mucho orégano en el pecho.

-De haberlo sabido no hubiera puesto los ingredientes sobre la masa –respondió Theo divertido y parpadeé muchas veces.

¡¿Me había escuchado!?

Ups.

Me. Muero. Bien. Muerta.

Matrimonio arregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora