Capítulo 16

811 46 34
                                    


Sé que no escribo hace una eternidad (uno o dos meses) y la historia tendría que estar terminada a esta altura pero bueno no es el caso.

A ponernos al día:

1) Missy se casa con Theo porque su padre era un bastardo y la dejó a ella, su madre y sus hermanos en la calle.

2) Missy se muda con Theo y descubren que deben dormir juntos todas la noches además de que serán monitoreados todo el tiempo cual convictos.

3) Ambos vuelven a sus obligaciones para luego asistir a la fiesta tardía de su compromiso donde Marissa conoce a Candace la gemela de su esposo, la cual la poner tan nerviosa que se desmaya.

4) Los dos vuelven a casa y ella comienza a estudiar para sus exámenes intentando no morir durante su período, pero Theo no la deja en paz así que ambos hablan de sus experiencias sexuales (ella es virgen pero no santa).

5) Theo la masturba (ella usa la copa menstrual así que no, sus dedos no se llenaron de sangre) y luego ella queda profundamente dormida.

Ahora sí, que venga el capítulo. 




-¿Vas a seguir aparentando que anoche no pasó nada? –preguntó Theo como por quinta vez.

-¿Pasar qué? –contesté aún concentrada en terminar de leer el libro antes de que llegara Valeria.

En resumen el rubio había estado molestándome con el tema desde que me había obligado a levantarme para tomar mis medicamentos, y yo lo había estado evitando como toda una campeona.

-¿El hecho de que te di el mejor orgasmo de tu vida tal vez? –preguntó con aire arrogante y rodé los ojos sin verlo.

-Tienes una imaginación muy grande debo admitirlo –respondí seria por fin levantando la vista del libro-. Anoche cuando salí de ducharme, después de esquivar tu acto de sátiro con síndrome de abstinencia, te encontré tirado durmiendo así que me acomodé y me dormí yo también –me encogí de hombros-. Estaba muy cansada así que no tenía ánimos de despertarte para ver una película.

-Tú estás intentando convencerme de que lo que pasó fue un sueño –murmuró achicando sus ojos en mi dirección.

-No, tú quieres que tu loco sueño sea verdad –rodé los ojos volviendo a mi libro-. Me quedan ocho páginas y Val llega en media hora así que si me disculpas.

-Esto no se queda así –gruñó Theo caminando muy molesto hasta el gimnasio.

Debía admitir que el rubio idiota era muy tierno en su faceta de niño enfurruñado, pero no desistiría en mi plan de hacerle creer que había imaginado todo.

¿Por qué?

Pues porque además de que era muy divertido confundirlo, lo de anoche solo fue un calentón muy grande el cual me daba mucha vergüenza ajena recordar.

Bien que te gustó sucia zorra.

Oh cállate.

Justo cuando había terminado de leer la última oración del libro sentí el ruido del timbre y el ladrido de Cleo avisando que había alguien en la puerta. Me puse de pie perezosamente y caminé hasta la entrada.

Matrimonio arregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora