¿Por qué todo esto tiene que estar pasándome a mí?
Fui una niña buena toda mi vida, bueno no tan buena pero creo que he sido una persona medianamente decente.
Entonces no sé por qué mi madre me ha obligado a casarme con el hijo de un magnate amigo suyo.
Pero de inmediato los recuerdos del funeral de mi padre y el hecho de que le dejó toda su fortuna a su puta de los fines de semana tirándonos a la calle, me golpean haciendo que la triste realidad me caiga encima.
Aún no había terminado mis estudios para valerme por mí misma y mi madre era una esposa de adorno así que tampoco era de gran ayuda en la situación. Tenía dos hermanos menores en quienes pensar y nuestra familia nos había dado completamente la espalda así que estábamos por nuestra cuenta.
Mamá estaba devastada y el día que se leyó el testamento, luego de que casi tuviera una crisis de nervios, un amigo de ella, mejor conocido como uno de sus amantes más duraderos, le hizo una oferta que no pudo rechazar.
Un matrimonio arreglado.
Y ustedes se preguntaran quién fue la pobre chica que tuvo que renunciar a todos sus ideales para poder salvarle el trasero a su familia.
¿Adivinaron? ¿No?
Pues es la misma idiota que está frente a un espejo mirando con asco el hermoso vestido blanco de diseñador que le queda perfecto y además les narra su patética vida.
-Apresúrate mujer antes de que el muchacho se arrepienta -entró mi madre al cuarto luciendo espléndida como siempre-. Oh, te ves preciosa Marissa -relajó la expresión de su rostro y se acercó hasta mí por atrás.
Intentó acomodar mi cabello pero frunció el ceño ya que estaba duro de tanto fijador. La peluquera había gastado una lata entera para poder hacer que los bucles quedaran perfectos y al tacto eran unos malditos resortes.
-Siento como si me estuviera ahogando -jadeé y me agarré del tocador para evitar tambalearme.
-¿Te apretaron demasiado el corsé? -me preguntó y puse los ojos en blanco ante su ingenuidad-. Puedo aflojarlo un poco si quieres -ofreció.
-No es eso mamá. Todo este circo me está sofocando y siento como si me fuera a desmayar o vomitar en el altar -confesé tomando una profunda respiración tratando de mantener la calma.
Aunque vomitarle encima al novio para que se negara a casarse conmigo no parecía una mala idea.
-Sé que es una situación horrible hija pero es por el bien de la familia -me consoló y asentí-. Si tu padre no le hubiera dejado todo a esa zorra de quinta no tendrías que pasar por esto -escupió con rabia apretando demasiado fuerte mi brazo.
-Mamá guarda las garras que me vas a dejar un moretón -intenté bromear pero mi estado de ánimo estaba a kilómetros de eso.
-Lo siento aun estoy tan furiosa que lo reviviría para volver a matarlo -rugió y si la situación fuera otra me habría reído por como mi madre perdía los estribos.
Jenna Martin no era una mujer caracterizada por enloquecer o enojarse con facilidad. Estaba llena de calma y tranquilidad siempre manteniendo su papel de muñeca de porcelana, con el porte digno de la realeza a pesar de sus humildes raíces. Siempre estaba pulcramente vestida además de mantener su estilo a la moda tirando guardarropas enteros cada año, sin contar que su vocabulario estaba limpio de cualquier insulto o improperio indigno de una dama de alta alcurnia, sus palabras no mías.
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Matrimonio arreglado
Novela Juvenil¿Qué pasaría si de un día para otro te quedaras en la calle y que tu única opción fuera casarte? Y no solo eso sino que tienes que firmar un contrato. ¿Suena loco verdad? Pues dile eso a Marissa. Su padre en el testamento la deja a ella y a su fami...