Capítulo 10. Parte 2.

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La puerta comenzó a abrirse lentamente dejando entrar algunos flashes de las cámaras. Cerré mis ojos unos segundos para concentrarme y así meterme en el papel respirando profundo y exhalando lentamente mi último aliento como Marissa Martin en lo que durara la noche.

Qué dramática.

No me jodas estoy entrando en mi papel.

Tú solo cierra el pico, sonríe, ríete de lo que digan los peces gordos y estarás a salvo.

Los flashes de las cámaras me golpearon en la cara y parpadeé rápidamente para que mis ojos se acostumbraran a ellos. Puse mi mejor sonrisa de plástico y comencé a caminar con Theo tomando una de mis manos y su brazo rodeando mi cintura, lo que era una buena idea por si tropezaba con esos tacones malditamente altos y rodaba como una bolsa de papas por la escalera.

-Este sería el momento perfecto para que finjas desmayarte y así salvarnos de esta mierda –susurró Theo en mi oído y sonreí más ampliamente.

-¿Quiere zafarse de sus responsabilidades Sr. Smith? –pregunté en broma-. Eso es impensable.

-Hasta tomar cloro es mejor que esto –gruñó y reí golpeando su pecho con mi mano libre.

-Deja de de decir tonterías que van a oírte –lo reñí y bufó.

-Los odio a todos por mí pueden irse a la mierda –reí y volví a recriminarle que se calle.

Terminamos de bajar las escaleras y soportamos unos minutos más de fotografías posando como pareja de recién casados. En eso se acerca el Sr. Smith con un traje negro y una corbata azul que hacía resaltar sus ojos de una manera increíble.

Si Theo va a ponerse así de bueno en veinte años te prohíbo que te divorcies de él.

-Bueno ahora que llegaron los novios podemos dar por iniciada la fiesta de compromiso –dijo a través de un micrófono-. Un poco fuera de tiempo porque ya fue la boda, pero nuestros tortolitos no querían esperar más –bromeó y los presentes rieron.

-¡Un aplauso para la feliz pareja! –gritó Etienne y todos accedieron gustosos aplaudiéndonos a Theo y a mí.

Luego de muchas presentaciones por parte de mi "adorable" suegra y por lo tanto muchos rostros desconocidos que cayeron a un cesto de basura en mi cerebro, pude librarme de toda la atención y me puse a buscar la mesa de comida porque comenzaba a ponerme irritable.

Cuando pude localizarla ojeé qué había hasta que encontré esos microsandwiches que sabían a un pedazo de cielo. Mordí mi labio y me coloqué junto a bandeja tomando uno entre mis dedos para meterlo en mi boca y gemir al sentir todos esos sabores chocando contra mi paladar.

-Esto es orgásmico –dije para mí misma tomando otro para introducirlo en mi boca.

-Ya lo creo –comentó una voz a mi lado y me giré rápidamente tragando de manera apresurada y atorándome en el proceso-. Toma –rió la chica extendiéndome una copa con lo que parecía ser agua.

-Gracias –asentí devolviéndole la copa a lo que me hizo señas de que no era necesario-. Me asustaste.

-Lo siento –rió y tenía una bonita sonrisa-. Mi hermano suele decirme que soy una persona muy inoportuna –se encogió de hombros restándole importancia.

La analicé un poco mejor y además de ser una mujer hermosa, tenía el cabello rubio recogido de acuerdo a un vestido azul que resaltaba sus ojos además de que era más alta que yo incluso usando tacones sin plataforma. A pesar de ser una completa extraña tenía un aire muy familiar y me parecía haberla visto su sonrisa en otro lugar.

Matrimonio arregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora