-¿Pero qué luz se deja ver allí? ¿Es el sol que sale ya por los balcones de levante? Sal, hermoso sol, y mata de envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y ojerosa porque vence tu hermosura cualquier ninfa de tu coro. Por esa razón viste de color amarillo. ¡Qué terco es quien se arree con sus galas marchitas! ¡Es mi vida, es amor el que aparece! ¿Cómo podría yo decirle que es señora de mi alma? Nada me dijo. Sin embargo ¿qué importa? Sus ojos hablarán, y yo contestaré. ¡No obstante qué atrevimiento el mío, si no me dijo nada! Los dos más bellos luminares del cielo le ruegan que los reemplace durante su ausencia. Si sus ojos relumbraran como astros en el cielo, su luz sería suficiente para ahogar los restantes como el fulgor del sol mata el de una antorcha. ¡Tal cascada de luz manaría de sus ojos, que haría despertar a las aves a medianoche, y corear su canción como si hubiese llegado el alba! Ahora coloca la mano en la mejilla. ¿Quién pudiera tocarla como el guante que la cubre? –dramatizó Theo y quise tirarme del quinto piso en ese momento.
Es la peor actuación de Romeo que he visto en mi vida.
-¡Pobre de mí! –exclamé colocando mi muñeca sobre mi frente.
-¡Habló! Siento de nuevo su voz. ¡Ángel de amores que en medio de la noche te me apareces, como emisario de los cielos a la asombrada vista de los mortales, que deslumbrados te observan cruzar con vuelo muy rápido las esferas, y mecerse en las alas de las nubes! –repitió haciendo unos movimientos extraños con los brazos.
Mátenlo antes que deje crías.
-¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no renuncias al nombre de tus padres? Y si careces de valor para tanto, ámame, y no me tendré por Capuleto –recité de memoria.
-¿Qué debo hacer, continúo escuchándola o hablo? –preguntó acariciándose la barbilla tratando de lucir pensativo-. ¡Dime qué debo hacer! –exclamó zarandeando a Cleo la que le ladró molesta.
No pude evitarlo y solté una carcajada que intenté disimular con el abanico lleno de polvo que tenía en la mano pero al acercármelo a la nariz terminé estornudando.
-¡Corte! –chilló la supuesta profesora de actuación-. ¿Podrías seguir por solo cinco minutos el guión? –le espetó a Theo mientras lo fulminaba con la mirada.
-Usted dijo que debía conectarme con el personaje y es lo que estoy haciendo –contestó-. Yo creo que si Roberto hubiera tenido un perro a su lado le hubiera preguntado a él.
-¡ROMEO! ¡EL PERSONAJE SE LLAMA ROMEO! –bramó enloquecida y su peluca se corrió dejando ver su cabeza calva.
Theo se veía muy calmado y solo rodó los ojos.
-Romeo, Roberto, Romualdo, cómo se llame todos sabemos que muere al final de la obra –resopló y parecía que la vena que esa mujer tenía en la frente iba a explotar en cualquier momento.
-Tal vez si intentamos otro ejercicio –sugerí antes de que manchara la sala con su sangre o con la de Theo en consecuencia.
-Bien –aceptó de mala gana-. Intentaremos otra cosa –miró mal a Theo-. Como el señorito no puede seguir un guión ustedes mismos lo crearán sobre la marcha –asentí de acuerdo aunque no era mi ejercicio favorito-. Yo pondré la escena y ustedes la interpretarán como más les guste.
-Ahora sí hablamos el mismo idioma –exclamó Theo frotando sus manos-. Venga.
-Bueno, cierren los ojos –así lo hice.
-No se vale que me golpee mientras los tenga cerrados –se quejó Theo.
-Intentaré resistir la tentación –contestó la profesora con voz aburrida y sonreí-. Deje de sonreír Marissa y concéntrese –me riñó.
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Matrimonio arreglado
Teen Fiction¿Qué pasaría si de un día para otro te quedaras en la calle y que tu única opción fuera casarte? Y no solo eso sino que tienes que firmar un contrato. ¿Suena loco verdad? Pues dile eso a Marissa. Su padre en el testamento la deja a ella y a su fami...