Capítulo cuatro: El Guardián de las Llaves y... una visita indeseada

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-¿Quien quiere leer el siguiente capitulo?- pregunto la profesora McGonagall.

- Creo yo Minnie, que lo adecuado sería que este capítulo lo leyera Hagrid- respondió Rose.

-¿Yo?- pregunto el nombrado. Ella asintio, mientras Petunia dejaba el libro abierto por la siguiente página y se sentaba en un absoluto silencio.

BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despertó bruscamente.

-¿Dónde está el cañón?- preguntó estúpidamente.

- Pregunto estúpidamente o, ¿es que es directamente estúpido?- dijo Jess con sorna.

Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la habitación. Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete alargado que había llevado.

-¿Que lleva un rifle?- pregunto Lily atemorizada. Elizabeth, se abrazo temorosa a su esposo.

-¿Que es un ir...fle?- pregunto James en nombre de todos los nacidos de mago.

- Un rifle, es una arma muggle que funciona como el Avada Kedavra- les respondió Remus muy nervioso.

-¿Pero por que los muggles inventan aparatos tan peligrosos?- dijo Sirius al darse cuenta de la gravedad del problema- y, ¿como pueden dejarlas a mano de un loco como Vernon?

- Tuney, ten claro que como algo les pase a alguno de mis nietos, por culpa del irresponsable de Vernon...- dijo su padre observándola realmente molesto.

-¿Quién está ahí?- gritó- ¡Le advierto... estoy armado!- Hubo una pausa. Luego... ¡UN GOLPE VIOLENTO! La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con un golpe sordo, cayó al suelo. Un hombre gigantesco apareció en el umbral.

-!!Hagrid!!- grito Tonks.

Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera. El gigante se abrió paso doblando la cabeza, que rozaba el techo. Se agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, la volvió a poner en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.

- Podríamos preparar té. No ha sido un viaje fácil

- Eres la única persona la cual, tras empujar una puerta consiguiendo asi que se salga de sus goznes tras atemorizar a la gente, pide una taza de té- se burló Charlus con una sonrisa, consiguiendo que Hargid se sonrojará notablemente.

Se desparramó en el sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.

- Levántate, bola de grasa- dijo el desconocido. Dudley se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que estaba agazapada detrás de tío Vernon.

- Di que si Hagrid- lo animo Sirius.

-¡Ah! ¡Aquí está Harry!- dijo el gigante. Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los ojos negros le sonreían.

- La última vez que te vi eras sólo una criatura- dijo el gigante- Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.

Ante eso, una nota cayo del techo del Gran Comedor, hasta el regazo de Lily, quien aún estaba muy asustada, por lo del rifle.

- Hagrid fue, la primera persona que me lo dijo. Mama, no te preocupes, que no paso nada malo. Papa, abrazala de mi parte. Os quiero. Harry- leyo Lily en voz alta- es una carta de Harry- dijo con una sonrisa feliz, y la que antes era la nota, se convirtió en una imagen- James, mira- dijo Lily emocionada- somos nosotros con Harry en brazos- James sonrio, mientras observaba la foto, la cual fue rotando hasta llegar a las manos de Elizabeth y Dorea quienes sonrieron contentas.

Viaje al pasado... conociendo a la Primera GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora