Capítulo Uno: El niño que vivió (Segunda Parte)

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- Un hombre apareció en la esquina que el gato había estado observando, y lo hizo tan súbita y silenciosamente que se podría pensar que había surgido de la tierra. La cola del gato se agitó y sus ojos se entornaron.

En Privet Drive nunca se había visto un hombre así. Era alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y su barba plateados, tan largos que podría sujetarlos con el cinturón. Llevaba una túnica larga, una capa color púrpura que barría el suelo y botas con tacón alto y hebillas. Sus ojos azules eran claros, brillantes y centelleaban detrás de unas gafas de media luna. Tenía una nariz muy larga y torcida, como si se la hubiera fracturado alguna vez.

- Os habeís decidido a dar el paso? Minie- dijeron mirandola- Dumby- sonrieron y silbaron.

-El nombre de aquel hombre era Albus Dumbledore.

Albus Dumbledore no parecía darse cuenta de que había llegado a una calle en donde todo lo suyo, desde su nombre hasta sus botas era mal recibido.

- Muggles- dijeron con desprecio casi todos.

- A ver si os queda claro, ahora mismo hay dos muggles aquí escuchando la historia sobre el salvador del mundo mágico. Sobre su nieto, así que dejad a mís futuros suegros en paz o si no un avada kedavra no será nada en comparación a lo que os haré yo. QUEDA CLARO- dijo James muy enfadado. Sus padres y amigos lo miraban orgullosos y los Evans lo miraban felices. Lily se sento en el regazo de James dejandose mecer mientras este le acariciaba el rostro con dulzura y amor.

-Estaba muy ocupado revolviendo en su capa, buscando algo...

- ¿Que estaría buscando?- preguntó Lily sorprendida.

- Cielo, ¿has dicho algo?- le pregunto James. La pelirroja se sonrojo al notar lo nerviosa que estaba teniendo tan cerca a quien ahora era su novio- ¿por que estas...?- ella le interrumpió poniendo el dedo indice sobre sus dulces y suaves labios.

- Calla, que nos estan mirando- le reprendió ella en un susurro. James frunció el ceño sin entender provocando que ella inclinase la cabeza señalando a sus padres.


-... pero pareció darse cuenta de que lo observaban porque, de pronto, miró al gato, que todavía lo contemplaba con fijeza desde la otra punta de la calle. Por alguna razón, ver al gato pareció divertirlo. Rió entre dientes y murmuró:

- Debería haberlo sabido.

-¿El qué?- pregunto Sirius sin entender nada.

- Tal ves si te callas Canuto, sabremos que quiere decir- le reprendió Remus. Él bufo indignado mientras se cruzaba de brazos y ponía morritos.

Encontró en su bolsillo interior lo que estaba buscando. Parecía un encendedor de plata. Lo abrió, lo sostuvo alto en el aire y lo encendió. La luz más cercana de la calle se apagó con un leve estallido. Lo encendió otra vez y la siguiente lámpara quedó a oscuras. Doce veces hizo funcionar el Apagador, hasta que las únicas luces que quedaron en toda la calle fueron dos alfileres lejanos: los ojos del gato que lo observaba.

- Wow, ¿por que nunca nos hablo de aquel valioso invento, Dumby?- pregunto Frank sonriendo encantado- es increíble- murmuró con una sonrisa.

- Lo inventé yo mismo señor Longbottom- le respondió el profesor Dumbledore con una sonrisa afable.

Viaje al pasado... conociendo a la Primera GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora