Leamos el décimo capítulo, ¿dos nuevos Weasley? Y encantado de que lleves mi nombre:
- Ahora me toca leer a mi- dijo Marlene poniéndose en pie emocionada- aunque seguro que, visto lo visto, ahora, aparecerá algún visitante del futuro- dijo abriendo el libro.
-¿Que hay pasado?- se presento un joven con una sonrisa- me voy a presentar, mi nombre es George II, en honor a mi tío George I, al cual admiro- añadió con una sonrisa.
- Encantado de que lleves mi nombre- dijo George devolviendo le la sonrisa.
- Hey y, ¿a mi no me admiras?- se quejo Fred.
- Claro que si tío- le respondió- pero, para eso ya esta Fred II- añadió. Fred I sonrió mordiéndose el labio.
-¿Que más, que más?- se pregunto frotándose con suavidad la barbilla- si. Tengo dieciséis años y formo parte de los Merodeadores 2.0, soy un orgulloso gryffindor y mis padres son Charles Weasley y Layla Prings- Charlie abrió la boca sin poder articular palabra, por la impresión.
- Y bueno, yo soy, Ashley Weasley, hija de Fred I- añadió observando con cariño a su difunto padre. Fred frunció el ceño, aquellos grises ojos eran los de... no podía ser- tengo dieciséis años y como buena hija de mis padres, soy una adicta a las bromas. Soy una muy orgullosa gryffindor y bueno...- carraspeo un tanto incomoda- yo... nunca... te... conocí... papa. Ya que, falleciste en la batalla de Hogwarts- dijo con lágrimas en los ojos.
- Ven aquí- la llamo Fred. Ella corrió para abrazarlo- tranquila, ¿vale? Ahora que se esto, no me pasará nada. Te lo prometo, princesa- dijo besandole con suavidad la cabeza- dejad de llorar o sino me veré obligado a prepararos la broma más pesada que el mundo haya visto jamas- les adviritó molesto- por cierto, que aún no nos has dicho quien es tu madre- Ashley sonrió divertida.
- Creo que ya es hora de continuar con la lectura- anunció. Marlene asintió abriendo nuevamente el libro.
- Capítulo 10: Halloween. Malfoy no podía creer lo que veían sus ojos, cuando vio que Harry y Ron todavía estaban en Hogwarts al día siguiente, con aspecto cansado pero muy alegres. En realidad, por la mañana Harry y Ron pensaron que el encuentro con el perro de tres cabezas había sido una excelente aventura, y ya estaban preparados para tener otra.
- Ni se te ocurra, Harry- le advirtió Lily blandiendo su varita como si fuera una espada.
Mientras tanto, Harry le habló a Ron del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, y pasaron largo rato preguntándose qué podía ser aquello para necesitar una protección así.
- Es algo muy valioso, o muy peligroso- dijo Ron.
- O las dos cosas- opinó Harry.
Pero como lo único que sabían con seguridad del misterioso objeto era que tenía unos cinco centímetros de largo, no tenían muchas posibilidades de adivinarlo sin otras pistas. Ni Neville ni Hermione demostraron el menor interés en lo que había deba jo del perro y la trampilla. Lo único que le importaba a Neville era no volver a acercarse nunca más al animal.
- Asi me gusta cielo- lo felicito Alice.
Hermione se negaba a hablar con Harry y Ron, pero como era una sabihonda mandona, los chicos lo consideraron como un premio. Lo que realmente deseaban en aquel momento era poder vengarse de Malfoy y, para su gran satisfacción, la posibilidad llegó una semana más tarde, por correo. Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas. Harry estaba tan interesado como los demás en ver qué contenía, y se sorprendió mucho cuando las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a él, tirando al suelo su tocino. Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer una carta sobre el paquete. Harry abrió el sobre para leer primero la carta y fue una suerte, porque decía: