Cuando se miran | Hansy {COMPLETA}

Capítulo 1

PETRIFICADOS

Pansy. 

Se detiene en seco cuando le observa parado del otro lado del pasillo, riendo feliz junto a la comadreja y la sangre sucia. Sus ojos brillan de felicidad y por un momento, solo por un momento, la eterna mueca de desprecio sobre sus labios desaparece, jalando hacia arriba la comisura de su boca, convirtiéndola en una leve sonrisa. Draco, a su lado, se ha quedado extrañamente callado, observando hacia el mismo punto. Su mano, fría y pálida, se cierra con fuerza sobre la pequeña mano de Pansy. Ella voltea a verlo tan rápido, que puede sentir el crujido en su nuca. Busca asustada en el rostro masculino alguna señal que le diga que Draco ha descubierto su secreto, pero los grises iris siguen clavados al frente, bullendo de ira. Sigue su mirada, y de inmediato se da cuenta que es lo que Draco observa con tanto detenimiento.

 Suspira bajito, aliviada de no ser descubierta y un poco molesta, pues había pensado que ya se le habría pasado esa obsesión con la sangre sucia. Ya no le produce rabia, solamente una ligera incomodidad, ya no es nada de eso, porque sabe que a pesar de que Draco suspire por esa chica, será ella quien finalmente triunfe, quien finalmente se convierta en una Malfoy. Lo dice su madre, lo afirma Narcisa, y para su enorme pesar, ella... ella solamente asiente. No tiene nada quehacer, nada que decir, solamente ser la perfecta prometida del perfecto hombre que será su esposo. Solamente tiene que tragarse las lágrimas que llora a diario por dentro, tragarse la enorme sensación de vacío que le produce su compromiso con el rubio, y tragarse los sentimientos que crecen dentro de ella, sentimientos
por el niño-que-vivió. 

Por eso, toma firmemente el brazo de Draco, y cuando el voltea a verla, confundido por su reacción, Pansy le sonríe, porque sabe que su destino esta trazado, y que no vale la pena angustiarse por lo que todavía no ha llegado. Y sin querer, olvida momentáneamente que era lo que estaba pensando mientras veía reír a Harry, no Potter, cuando se perdió en el brillo de sus ojos verdes. 

Sin embargo, cuando sus ojos regresan al frente, se sorprende encontrándose a Harry mirándola con una mezcla de rabia y... ¿anhelo? Y la turbación que siente es tanta, que se queda muda y petrificada, cuando Draco y los demás comienzan a insultar al trío dorado. 

Mas cuando Harry Potter, el-niño-que-vivió, la sigue mirando fijamente, mientras apunta con firmeza a Draco, con la varita en alto.

Harry. 

Se reía de un chiste muggle que contó Hermione cuando la vio a lo lejos, de la mano de Malfoy. Quiso disimular la ira que le embargó ante semejante imagen, al reírse cada vez más estridentemente, mientras obligaba a sus ojos a no dirigirse nuevamente hacia ella. Fracasó estrepitosamente cuando sus traicioneros ojos la enfocaron, y se quedó contemplándola como un idiota. Su rostro estaba girado hacia el rubio, observándolo con una mueca inquieta. Malfoy, a su lado, le observaba con los ojos brillantes de furia, tratando tal vez de asesinarlo con la mirada, pero cambiaron extrañamente cuando se enfocaron un poco más a su izquierda. 

Justo donde Hermione se encontraba de pie, a su lado. Frunció el ceño, observando a su amiga de reojo, sacudiendo la cabeza desconcertado al ver la expresión inquieta de ella. Sus ojos se enfocaron nuevamente al frente, donde Pansy se encontraba aferrada al brazo de Malfoy, sorprendiéndose al pensar en ella como"Pansy" y no como "Parkinson". Inconscientemente la observó con una mezcla de anhelo y rabia, anhelo porque dentro de él, quería ser él quien la llevara del brazo, rabia, porque era Malfoy, el jodido-hurón-botador, quien lo hacía. No se dio cuenta cuando ella ya estaba casi frente a él. 

Su belleza le golpeó el rostro con fuerza, dejándolo estupefacto. Ni siquiera responde cuando Malfoy y compañía comienzan a insultarles, anonadado como está por los bellos ojos azules de ella que le observan como queriendo grabarse su imagen. Y tampoco se da cuenta del momento justo que saca su varita, solo ve que ahora, la punta de la misma casi roza la de su rival, mientras sus ojos, desobedientes, le observaban fijamente tratando también de copiar su recuerdo en su mente.