"Amigos" con colmillos?

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"Ella era muy intuitiva, tenía ese sexto sentido que le decía cuando hablar, opinar, o hasta pensar. Sabía el momento exacto en el que podía actuar, sin herir a alguien o, simplemente, sin sonar imprudente.

Ian"

Era domingo y me había pasado la tarde jugando monopolio con Aria y papá, estaba por perder.

-Me doy por vencida- Dije suspirando.

-Pero hija aún tienes 4 hoteles.- Claro como papá estaba ganando quería terminar con mis bienes raíces para saciar su sed de dinero monopólico.

Phoebe eres una picona nivel súper sayajin.

No es eso, es solo que no me gusta perder.
-Papá, terminemos el juego, ya me aburrí. Phoebe perdió así que ahora debe ir a comprar los pudines.- Maldita Aria.
-Phoebe esa era la apuesta, ahora toma- Sacó dinero de su billetera y me dio los billetes para los pudines.
-De chocolate please.-dijo Aria con cara de superioridad.
-Si sientes un sabor extraño en el pudín recuerda que no es caca de paloma.- Dije sarcástica.
-Lo tendré en cuenta, ahora mueve el trasero.- Mi hermana me empujo hacia la puerta, y me la cerró en la cara antes de que pudiera decirle que me pondría zapatillas.

Traía una sudadera negra enorme, mi pantalón de pijama y unos botines marrones muy peludos.
La pastelería quedaba a dos calles de la mía, tomé un atajo, había un pasaje que daba casi al frente de la pastelería. El pasaje se encontraba entre dos casas, una de ellas estaba en venta y la otra era de la familia más adinerada de mi vecindario, los Benson.
Lo que sabía era que estaban de viaje y que sólo su hijo, Arthur, vivía ahí. Mamá dice que es un joven agradable y que yo solía jugar con él de niña, pero vamos tenía 2 años no recuerdo su cara. No lo veía, ni siquiera sabía quién era.

Sumida en mis pensamientos comencé a atravesar el gran pasaje.
Cuando estaba por llegar a la mitad de este escuché pasos detrás de mí. Voltee instintivamente y no había nadie. Por impulso aceleré el paso y nuevamente escuché los pasos, seguí caminando.
De pronto, cuando ya estaba por llegar al final del pasaje, escuche el ruido de una moneda golpeando el suelo, pare en seco y escuche los pasos acercándose a mis espaldas.
-¿Esto es tuyo, linda?- Escuche su voz rasposa detrás de mí.
Me volteé rápidamente. A unos 15 pasos de mi había un chico de unos veinte y tantos años, bastante atractivo pero con una sonrisa que me ponía los pelos de punta.
-No.- Voltee y quise seguir andando hasta salir de ahí, pero sentí su fuerte agarre en mi cabello.
-¿Qué es lo que te pasa? ¡Suéltame!- Grite
El acerco su cara a mi cuello y comenzó a ¿olerme?
-Eres tú.- Dijo mirándome fijamente sin quitar su tétrica sonrisa.
-¡Ya basta, suéltame!- Me había prendido de su brazo y lo jalaba, sin éxito, para que me soltara.
-¿Pero que tenemos aquí? La dulce y pura niña, es menos dulce de lo que creí.- Estaba de costado así que mirando hacia arriba veía con claridad todo su rostro.

De pronto se escuchó un golpe en seco detrás de mí. Él sonrió aún más, causándome más escalofríos.
-Ya suéltala.- Dijo la voz, muy firme, aun detrás de mí.
El hombre me soltó bruscamente, pero sin lograr te terminará en el suelo, y hazlo su mirada hacia el dueño de la voz.
-Bienvenido a la fiesta mi pequeño Ian.- Dijo levantando un poco los brazos y riendo.
Me quede helada al escuchar su nombre. Me voltee lentamente y lo vi parado, completamente de negro y con una mirada muy oscura.
Ahora que éramos "amigos" esperaba preguntarle que paso con todo. En esas dos semanas que desapareció de repente, era cierto que le dije que lo ignoraría; pero exactamente no fue lo que hice. O aquella vez en el restaurante. Hasta ahora no sé cómo preguntarle, pero en algún momento él y yo sabíamos que yo tenía cosas por saber y preguntas por hacer.
-Lárgate Abel, este no es un lugar en el que deberías estar.- Dijo Ian apretando los puños a cada lado de su cuerpo. Me dirigió una mirada muy dura. Y de un momento a otro ya no estaba ahí. Voltee al escuchar un ruido.

El basurero del pasaje estaba destrozado con el cuerpo de Abel encima y con Ian a unos pasos de él. ¿Cómo mierda había hecho eso? ¿Qué mierda estaba pasando? ¿Estaba loca? ... Esos eran ¿colmillos? ¿Abel tenía colmillos?
El tal Abel se levantó del suelo. Me digirió una mirada y me sonrió con malicia, aun con esas cosas saliendo de su dentadura. Y luego desapareció.

-¿Co.como lo hiciste?- Dije de pronto soltando todo el aire que estaba en mis pulmones.

Ian volteo, me miro, Camino hacia a mí.

-Ve a casa Phoebe.- dijo parado a mi lado mirando al final del pasaje.
Sentí aire en mi nuca y cuando miré a mi lado, Ian ya no estaba.
Estoy jodidamente loca. Ian tenía que explicarme esto o enloquecería y moriría de estrés pronto.

The HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora