Chicos en la playa y orejitas lindas

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—¡El chico del apartamento cinco doce, el que hace a mi pobre corazón saltar!—corearon casi todos.—¡Es él quien me hace tartamudear y más!

—Quita tu música de festichola, SeHun.—ordenó LuHan, cruzándose los brazos.

—¿Qué sugieres que ponga?—gruñó el nombrado.

LuHan se acercó al reproductor musical de su casi novio y pasó de largo todas canciones hasta que encontró la que quería escuchar.

—¡Y uno, y dos, y uno, dos, tres, va! I made it through the wilderness somehow I made it through didn't know how lost I was until I found you...

—¡Por Dios, quita esa cosa!—se quejó JongDae, tapándose los oídos.

—Sh.—MinSeok lo golpeó en el hombro.

—Aquí vamos.—susurró ChanYeol, rodando los ojos.

—¡Hoo! Like a virgin touched for the very first time, like a virgin. When your heart beats next to mine.—cantaron los virginales de LuHan y MinSeok al unísono.

KyungSoo se movió con sutileza hasta el reproductor y cambió la canción por una menos... irónica. Escogió la de J Balvin y todos comenzaron a cantarla juntos, incluso LuHan.

—¿Amor, estás cómodo?—preguntó JongDae cuando MinSeok se removió por cuarta vez sobre él.

—Me duelen las nachas, Chen...

—¿Cuáles? Si no tienes.—se burló SeHun.

—Cállate, nalgón.

—Deberíamos hacer una parada.—sugirió BaekHyun.—Para estirar el cuerpo un poco.

—Sí.—KyungSoo no podía estar más de acuerdo.—Así JongIn deja de hincarle con sus huesos a las piernas de ChanYeol.

—¡Soosie, no estoy tan plano!—los labios de JongIn se abultaron, formando un puchero.

Todos se bajaron del auto cuando SeHun se detuvo en una gasolinera.

—Dae, amor... ¿deberíamos juntarlos?—le susurró MinSeok a su novio cuando notó que BaekHyun y ChanYeol estaban uno al lado del otro, pero visiblemente alejados e incómodos.

—Sí.—sonrió, levantando las cejas.—¡ChanYeol!

—Dime.

—¿Cómo te va con el libro de Baek? ¿Te ayuda mucho?

—Ah... sí. Es un buen libro.

—Ajá.—Chen chasqueó la lengua. No le creía nada.

—¡Suban ya!—gritó SeHun desde su asiento.

Al llegar a la paradisíaca playa...

—¡Soosie, atrapemos la cena!—exclamó JongIn, emocionado. Jaló a su pequeño novio y se lo llevó dentro del mar.

—¿Por qué es tan idiota?—se preguntó SeHun, cubriéndose el rostro con una mano, notablemente avergonzado.—Ojalá un tiburón le muerda ese negro trasero.

—Hun... —le susurró LuHan al oído.—¿Por qué no me acompañas a la cabaña y me ayudas a ponerme la tanga tan ajustada que compré?

—¡Vamos a la cabaña, es más cómodo ahí!

JongDae la guiñó un ojo a MinSeok y juntos, se llevaron a ChanYeol y BaekHyun hacia el interior de aquella lujosa, pero al mismo tiempo, acogedora casa de playa en la que la familia Do disfrutaba sus vacaciones cada año.

—Woah... es una belleza.—balbuceó MinSeok cuando cruzó el umbral de la puerta.—Es una cabaña hermosa.

—¿Qué esperabas? Los padres de KyungSoo son propietarios de CuraDo, el hospital más prestigioso de Corea.—comentó JongDae, recargándose contra una pared.—¡Uh, mira! ¡Solo hay tres habitaciones!

—Yo-

—¡JongIn y KyungSoo dormirán en la más grande! ¡Me acaban de avisar!—interrumpió MinSeok, no permitiendo que ChanYeol terminara de hablar.

—Entonces dor-

—¡Dae y yo usaremos la del medio!—volvió a interrumpir.

—Creo que-

—¡SeHun y yo dormiremos en la que queda!—exclamó LuHan, apareciendo de la mano con su macho.—ChanYeol y Baek, ustedes dormirán juntos en la sala.

—Tienen suerte.—dijo SeHun.—Por si acaso, hay un colchón inflable en la habitación más grande. Pueden sacarlo de ahí y dormir en la sala. Digo, para no molestar a Kyung y JongIn.

—Entonces... —BaekHyun se aclaró la garganta, avergonzado. No era capaz de mirar a ChanYeol a los ojos.—Dormiremos juntos.

—Ahora, si nos disculpan... —JongDae tomó de la cintura a su pequeño novio de inocente rostro y se encerró en una de las habitaciones junto a él.

—Y nosotros... —LuHan sonrió juguetonamente, tomando del brazo a SeHun.—Tengo una ciervoconda que enterrar en un yehetculo.

SeHun rodó los ojos y se cubrió el rostro con una mano, avergonzado por aquel comentario. Simplemente, se dejó jalar por el chico chino.

ChanYeol entró a la habitación en la que dormiría el dueño de la cabaña con su novio y sacó el colchón inflable que le había indicado SeHun. Tomó las mantas perfectamente dobladas que descansaban sobre la amplia cama, y regresó a la sala.

—Te ayudo.—murmuró BaekHyun cuando ChanYeol acomodó el colchón en el suelo. Agarró las mantas y las estiró sobre este con delicadeza.—Entonces... ¿sí te sirve mi libro?

ChanYeol asintió.—Sí. Gracias, Baek. —curvó los labios hacia arriba, mostrándole una leve sonrisa. Se sentó sobre el suave colchón y BaekHyun, a su lado, imitó su acción.

—No hay de qué.—sonrió también. Se rascó la nuca, nervioso.

—Qué lindas manos.—dijo de manera inconsciente.

Cuando BaekHyun lo escuchó, su expresión de sorpresa hizo que ChanYeol quisiera golpearse contra una pared.

El más bajo volvió a sonreír, pero esta vez, mucho más ilusionado.—Qué lindas orejitas.—estiró una de sus pequeñas manos, tocando con delicadeza y timidez la oreja izquierda del contrario.

—No te burles.—murmuró, nervioso.

—No lo hago... me gustan...

—Sé moverlas.—bromeó ChanYeol, sonriendo ante su toque.—Cuando te acercas, se mueven solas porque me pones nervioso.

BaekHyun soltó una risa avergonzada y siguió acariciando, con suavidad. No podía creer lo que estaba sucediendo, sólo se dejaba llevar por esas mariposas que hacían doler su estómago. Siendo honesto, el dolor se sentía demasiado bien.

—¡Así, daddy... Mh! ¡No, daddy, nunca más querré meter mi ciervoconda en tu yehetculo!...¡Rómpeme, daddy, rómpeme!

Nota de la autora:
Segunda actualización de hoy.

Tengan una linda noche. 💚

Crónicas de un hombre angustiado (ChanBaek, KaiSoo, HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora