Otro más... y otro

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JongIn había conseguido descansar al lado de su amor eterno, su mundo, su vida y su muerte, su pequeño nomo de jardín perfecto, su Piplupp, su Soosie.

Mientras en su mente se proyectaba el recuerdo de su primer encuentro, sonreía tontamente.
Aquella tarde en la que KyungSoo lo miró tan intensamente que el cuerpo le tembló. JongIn le sonrió con simple inocencia, algo que sorprendió al de ojos redondos.

Kim JongIn era un caso. Demasiado ingenuo o distraído. No tenía idea de que la mitad de la población universitaria quería darle o ser dado por él.

Pero él, lo único que quería dar era la rosa más hermosa a Do KyungSoo.

Sí, era un hombre muy inocente. Había quedado prendado de la belleza de KyungSoo desde el primer día que lo vio. Esos ojos saltones como dos globos terráqueos sin los países pintados y el mar celeste, como si el mismo Dios los hubiese coloreado intencionalmente de un negro azabache perfecto; mejillas regordetas que no hacían más que darle un aire adorable; y esos labios esponjosos en forma de corazón. Todo ese hermoso y dulce rostro se equilibraba con esa actitud intimidante y seria.

Con ayuda de las armas de seducción que sus mejores amigos le aconsejaron y unos cuantos tutoriales de YuyTae para aprender a conquistar mujeres (porque no había para varones), JongIn emprendió su camino hacia el oscuro corazón de KyungSoo.

Y hasta ese momento de su vida, todo era perfecto.

Krystal, Krystal...

Le susurraba su consciencia.
JongIn frunció el ceño, porque soñar con su novio y que la flacucha apareciera en su mente no era lo más agradable.

Krystal... KyungStal...

Completamente espantado, abrió los ojos. Se encontró con la pequeña hermana de su novio, la muchacha estaba demasiado cerca de él.

—Kry... Uh.—la adolescente se alejó del oído del moreno y recobró su compostura.—Buenas madrugadas, cacao.

—¿Qué te sucede? ¿¡Por qué hacías eso!?—chilló.

—Charla de motivación.—se encogió de hombros.

—Déjame dormir.—se giró en la cama y se tapó el rostro con las blancas sábanas.—Odiosa.

La menor de los Do sonrió ladinamente y regresó al suelo. Cerró los ojos y fingió dormir mientras maquinaba nuevas maneras de molestar al novio de su hermano.


Chat SeHun

Dime, ¿ya puedes caminar?

ZI 💅

Al fin.

Ya me había cansado de andar
lisiado :v
He vuelto, beibis 😎

Hasta que LuHan quiera
volver a jugar contigo.

Callateh ;-;. Mejor cuéntame
sobre tu cita, Yoda.

Salió bien.

Vi la foto 7U7
AJÁM 7U7

Esa foto...
Eres un espía de mierda.

Ay no

Esa noche, SeHun no logró dormir en paz.

A la mañana siguiente, siendo miércoles, JongIn se reincorporó a las actividades universitarias junto a su novio, sus mejores amigos, los novios y casi novios de sus mejores amigos.
SeHun por fin podía caminar. Aunque, tristemente, parecía un pingüino escaldado.
En toda la facultad se hablaba de la machosidad de su novio, LuHan.


—¿¡Qué hice mal!?—chilló uno de los alumnos.—¡Acá claramente dice "follaje"!

—Le pido que se siente antes de que me den ganas de quitarle puntaje por irrespetuoso y desubicado.—ordenó el maestro.

—¡Follaje, follaje de plantas! No de metérsela a alguien.

—¡Ahora sí! Salga de mi clase.

ChanYeol soltó una carcajada.

La clase era un caos.

—¡Buen día, alumnos todos!—saludó el rector, apoyándose en el marco de la puerta.—Vengo a comunicarles un comunicado.

Todos se miraron entre sí, confundidos. ¿Su rector había fumado los porritos de Lay o qué?

—Aunque el presente año ya comenzó, hay a una persona que me gustaría presentarles.

Detrás suyo, un chico de camiseta verde se asomaba. El rector lo jaló de la prenda, haciéndolo entrar al aula.

—Tienen un nuevo compañero, jóvenes.—informó.

—Hola, me llamo SungJae, pero pueden decirme SungJae.—rió

Claro, todo un comediante, pensó ChanYeol.

—Gusto en conocerlos.

—Escoge tu asiento, muchacho.

—Ahí.—señaló el último asiento en la esquina del aula.

—¿Seguro? Bien, anda.

—¿Qué? ¡No!—se negó SeHun.—Ahí se sienta JongIn.

—¡Síiiii!—chilló el nombrado.

—Solo que la luz no llega hasta allá.—agregó ChanYeol.

Mientras tanto, en el salón de octavo ciclo...

—Por favor, preséntate.—pidió cordialmente el presidente de aula.

Un muchacho alto y delgado alzó una de sus manos, ahitándola en el aire. Era muy atractivo.

—¿Qué tal? Llámenme Kasper.

—¿Dónde vas a sentarte, dulzura?—ronroneó una de las chicas.

—Lejos de ti, desde luego.—sonrió con simpleza, como si no hubiese dicho algo hiriente.—Quiero... Allá, al lado de ese pequeño.

BaekHyun levantó la cabeza, percatándose que se trataba de él. De su boca solo salió con "Ah". No le molestaba tener a alguien a su lado, tampoco le gustaba, siendo honesto, le daba igual. Pero le resultó un poco incómodo escuchar las quejas y gruñidos que lanzaban las mujeres sentadas al otro lado del salón.

—Hola.—le saludó el chico cuando se ubicó a su lado.

—¿Qué tal?—sonrió levemente antes de volver la vista a su cuaderno.

—Nervioso.—rió.—No conozco la universidad, casi me pierdo al venir.

—Comprendo... Puedes pedir un tour para conocer las instalaciones.

—¿Y si me lo das tú?

BaekHyun no supo qué decir durante unos segundos.

—Yo... tampoco conozco muy bien la universidad. También soy relativamente nuevo aquí.

—Lástima.—suspiró.—Bueno, entre los dos conoceremos cada rincón, ¿qué te parece?

—No creo que necesites ayuda.

—No. Pero quizás tú sí, Baek.

—¿Qué?

Volviendo al salón de sexto ciclo...

—¡Fondo, fondo, fondo!—animó SeHun, mientras el estudiante nuevo jugaba al pepero con un chico.—¡Eso Zico, muerde toda!

Una especie de iniciación en su clase.

Ajeno a la situación, JongIn escribía en una hoja blanca una pequeña lista de lugares a los que podría llevar a KyungSoo. Pero, ¿para qué? Para algo muy especial.


Nota de la autora:
Buenas. Aquí una actualización más. 💚
Me parece que ya estamos a mitad de la historia, vaya. ¡!

Crónicas de un hombre angustiado (ChanBaek, KaiSoo, HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora