Más intento y otro rechazo

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—Explicame ya.—ordenó KyungSoo con una voz tan fría y neutral que nunca antes había usado con su hermana menor.—¿Qué hacías en una discoteca? ¿Se te olvidó que no tienes edad para eso?

—Relájate.—la muchacha rodó los ojos y dejó su pequeña cartera sobre la mesa del comedor.—No pasó nada malo. JongIn me cuidó.

—¿Por qué estabas con él?

—¡Porque sí! ¡Porque quise! ¡Se me dio gana! ¿Puedes calmarte ya?

KyungSoo sentía que iba a perder la paciencia en cualquier momento.

—Lisa, eres una niña. No deberías ir a lugares como ese.

—¡Tengo dieciséis!—aclaró de un grito, y se sentó en el borde del sofá.—Ya no soy una niña.

—¿No?—cuestionó, plantándose con firmeza frente a ella, llevando sus propias manos atrás de su espalda.—Entonces, ¿por qué te cuido cuando nuestros padres viajan? Sabes que papá desea enviarte a Inglaterra, y si no lo ha hecho es porque mamá sabe cuánto quieres quedarte en Corea, por eso te defiende.

—¡Que me envíen entonces! ¡Puedo estar en Inglaterra perfectamente bien! ¡No voy a extrañarlos! Gracias por hacer el enorme esfuerzo de cuidarme, KyungSoo.

—¿Qué te sucede?—gruñó.—Últimamente tus calificaciones han bajado, los profesores se quejan de tu mala conducta, y ahora te escapas a una discoteca... ¿Acaso hueles a tabaco?

—¿¡Qué mierda te importa!?—se puso de pie de un salto, furiosa. Miró fijamente a su hermano.—De todos modos, papá, mamá, tú y todos están demasiado ocupados como para darse cuenta de que estoy sola la mayor parte del tiempo. ¿Y sabes algo más? Te odio, porque siempre eres el favorito.—confesó entre dientes. Sus ojos ardían, y ella se sentía enojada, triste y eufórica, tal vez diciendo cosas que realmente no pensaba.—Porque cuando tú te equivocas, mamá te compadece. Cuando yo me equivoco, soy la peor persona del mundo. A mi me conocen como la mierda que la perfecta familia Do no ha podido controlar. Y si me disculpas, estoy cansada, muy cansada. No, porque no soy una genia como tú, no quiero esforzarme para formar parte de una estúpida clínica que me distancia de la familia que no se interesó en verme crecer. ¿Que si deseo quedarme con Corea? No es por ustedes, es por mis amigas. ¿Y sabes algo más? Sigue así, KyungSoo, tan cerrado y pendejo, porque vas a perder a JongIn, y cuando eso pase, él encontrará a alguien que sea perseverante con él como tú no lo estás siendo ahora.

Y sin decir más, la muchacha empujó a su hermano, dispuesta a irse a su habitación.

—Tú no entiendes.—habló él por fin.—Porque no has vivido, porque eres joven, porque todo lo que no quieres hacer, lo hago yo por ti.

—¿Y por qué?—se giró a verlo.—Yo no te obligo a nada, ¿o sí? No te hagas la víctima gracias a mis errores.

—No.—suspiró.—Lo hago porque eres mi hermana menor y te amo.


Casa de los Kim...

No sabía de tristezas ni de lágrimas que me hicieran llorar...

JongIn sabía que en otras circunstancias habría rogado a KyungSoo por una explicación.

Yo vivía muy bien y hasta que conocí...

JongIn sabía que probablemente lo habría perdonado y ya estarían besándose.

Hasta que te conocí, vi la vida con dolor...

Pero también sabía que eso habría demasiado fácil para KyungSoo.

Porque ahora pienso en tí, mucho más...

Crónicas de un hombre angustiado (ChanBaek, KaiSoo, HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora