Capítulo 14

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 CAPÍTULO 14

Las imágenes de Nate ardiendo en la hoguera  no paran de asaltarme. Intento pensar en otra cosa, pero me es imposible. Él es un brujo. Ahora todo tiene sentido pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué tan pronto? ¿Por qué…

̶            Cassie, ¿tienes algún… – Nate entra en mi habitación, giro la cabeza hacia él y lo veo parado en la puerta, por su expresión debo de parecerle más muerta que viva – libro? ¿Estás bien?

Hago un esfuerzo por levantarme de la cama y me acerco a mi escritorio. Abro el primer cajón y de un doble fondo saco una llave. Me agacho y la uso para abrir el último cajón. Rebusco dentro y saco el libro de Nathan.

̶            Se me olvidó dártelo. Espero que me devuelvas el mío.

Nate mira el libro y después a mí.

̶            No lo he leído si es eso lo que te preocupa.

Me apoyo en el escritorio e intento levantarme. Nate deja el libro sobre la mesa y me ayuda. Lo miro llena de rabia.

̶            No necesito tu ayuda – le digo.

̶            Ya lo creo que sí.

Me coge en brazos y me tira en la cama. Pone su mano sobre mi corazón y murmura unas palabras. Al instante noto como los torrentes de magia fluyen dentro de mí, es como la química pero cien veces más fuerte.

̶            No lo entiendo – dice – todo está bien en ti y sin embargo está claro que algo  va mal.

Vuelvo a sentir la magia y noto como el dolor va desapareciendo. Me da un vuelco el corazón.

̶            ¡Mi dolor es mío, estúpido! Devuélvemelo. No necesito compartirlo con nadie.

La mirada de Nate está llena de sorpresa, curiosidad y dolor. Aparto su mano de mi pecho y noto como el dolor vuelve a mí de golpe. Respiro hondo.

̶            Fuera de aquí.

̶            Cassie, yo puedo ayudarte, puedo buscar una forma…

̶            ¡¿Te crees que no he recurrido a brujos y brujas mejores que tú?! Lo mío no tiene solución – le grito –. Vete.

Nate no se mueve ni un centímetro.

̶            Joder ¡Qué te vayas!

Él camina hacia la puerta. Mi móvil empieza a sonar. Busco en el bolsillo de mis pantalones y no lo encuentro.

̶            ¿Diga? – Nathan está junto al escritorio, debió de caérseme cuando me agaché a por su libro – Sí, un momento.

Me pasa el teléfono.

̶            ¿Cassie?

̶            Mamá, ¿qué quieres?

̶            Tu padre y yo vamos a pasar fuera el fin de semana. Volveremos el lunes por la noche.

̶            ¿Otro viaje de negocios?

̶            Sí – suspiro, se pasan todo el día fuera de casa –. Oye, ¿quién ha cogido el teléfono?

̶            Adiós, mamá.

̶            Cassie…

Cuelgo el teléfono antes de que pueda seguir preguntando. Escucho la puerta al abrirse. Sé que voy a arrepentirme de esto más tarde pero creo que es lo justo y necesario.

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