Capítulo 20

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CAPÍTULO 20

̶            Pensé que no vendrías – digo casi llorando.

̶            Siempre cumplo mi palabra. ¿Cómo has  podido dudarlo?

̶            Tenía miedo, creía que te había pasado algo en el camino – Nate, no, Christopher Lawrence, me sonríe. No, no a mí, a Elisabeth.

̶            Me han pasado muchas cosas durante el camino, pero aquí estoy.

̶            ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Dónde vamos a ir? – pregunto asustada. Él pone su mano en mi barbilla para que le mire a los ojos, llenos de ternura.

̶            Nueva York. Oh, Dios. Donde sea, no importa mientras sea contigo.

En el guion pone “suave beso en los labios”. En el guion. Nate me besa con tantas ganas que casi me caigo. Me agarra por la cintura apretándome más contra él, mientras sus labios se mueven ansiosos sobre los míos. Tiro de él para ocultarnos tras las cortinas que separan las calles del escenario.

̶            Nate – es lo único que consigo decir antes de que vuelva a besarme. Todo mi cuerpo me pide que me deje llevar, que disfrute, pero mi mente es bastante consciente de que estamos en clase de teatro y que frente al escenario está Daisy y el resto de compañeros, Becky y Kevin entre ellos – Nathan, para. Para por favor.

Nate apoya su frente en la mía jadeando. Yo trato de recuperar el aliento. Me aliso la ropa y me peino un poco el pelo con los dedos. Todavía noto el corazón martilleándome acelerado contra el pecho y las mejillas ardiendo. Salgo de detrás de las cortinas con Nate pisándome los talones. Daisy sonríe.

̶            Muy bien, pero que el beso sea menos apasionado la próxima vez. Escena uno. Todo el mundo preparado.

***

̶            Me has pegado el resfriado ese que tuviste el fin de semana – dice Tom desde el otro lado del teléfono –, ahora Lily no tendrá más remedio que creerte.

̶            Así que por eso has faltado hoy a clase.

̶            Sí y como comprenderás no voy a ir a correr, pero he llamado a Nate y me ha dicho que él sí va, podéis ir juntos.

̶            De acuerdo. Más te vale no volver a resfriarte – digo con voz amenazadora.

̶            Oye, Beck me ha contado lo que pasó ayer en teatro. Si él te obliga a hacer algo que no quieres… si se pasa de la raya me lo dices, ¿vale? – tardo unos segundos en contestar porque me ha pillado totalmente desprevenida.

̶            ¿Qué te ha contado Becky? ¿Qué me violó delante de todo el mundo?

̶            Algo parecido – contesta él un poco sombrío –. Enserio, si pasa algo me lo dices.

̶            Vale, no te preocupes tonto.

̶            Corre bien.

Suelto el teléfono en la mesita de noche y me preparo para salir a correr. Me pongo un top y unos shorts de deporte y las zapatillas. Salgo de mi cuarto y me paro un momento frente al espejo del pasillo. Mi melena rizada está hecha un desastre. Cojo una de las gomillas que siempre llevo en la muñeca y me hago una coleta alta. Ahora parezco una persona normal, no una que ha metido los dedos en el enchufe.

De camino a casa de Nate una brisa fresca me recuerda que la llegada del otoño es algo inminente. Las hojas de los árboles ya empiezan a amarillear, pronto tendré que empezar a llevar pantalones largos y sudaderas.

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