ELVIS PRESLEY (EN LA VOZ DE UB40) CAN'T HELP FALLING IN LOVE
Juancho miraba como Arantxa se contorneaba caminando por toda la habitación. Solo llevaba puesta su ropa interior, a la par de que secaba su cabello con una toalla. Él seguía admirando su cuerpo y su andar desde ese sofá en el que estaba sentado hacía minutos atrás. Ella tenía que irse, su reunión con vaya a saber Dios quién, la mantenía correteando por el lugar.No hablaron mucho más, solo algunas palabras y frases que se cruzaron cuando él la sorprendió desnuda en la ducha. Irremediablemente no podía despegarse de ella, la seguía con el el cuerpo, sino con la mirada, y Arantxa no se quejaba, le regaló sonrisas maliciosas y pícaras, cargadas de deseo supremo y lascivia.
Cada que podía revisaba su teléfono, hablaba con Antonella, le indicaba cosas que hacer así como la nueva hora que sería la reunión, y escuchó algo de que primero debía ir a La Torre, leer el documento e irse al restaurant. Tenía muchísima curiosidad de saber que haría, a dónde se iría, pero se contuvo en preguntar, no podía sobrepasarla con inquietudes propias del ser humano, su espacio valía oro y ella estaba accediendo a darle cabida de a poco.
Arantxa se sentó frente a la peinadora y comenzó a maquillarse, por cada pincelada, toques de lápiz, brochazos de sombras, así como el delineado de sus ojos, y una buena cantidad de rímel en sus largas pestañas, observaba a Juancho, suspiró con tanta fuerza y profundidad que su flequillo, ya seco, revoloteó de forma graciosa.
―¿Qué tanto me ves, Juan Ignacio? ―éste se encogió de hombros y sonrió. No tenía nada que decir, solo admiraba la habilidad que tenía para arreglarse. No podía negar que la prefería al natural, pero maquillada se veía hermosa al extremo.
―¿Puedo ponerme celoso? ―Ella giró para quedar frente a él. Frunció el ceño sin comprender, ¿celoso por qué? Se preguntó en su interior. ― No me veas con esa cara de duda, mujer. Te ves hermosa, y no sé a dónde vas ni con quién.
"Pues por supuesto que no te diré a dónde voy, sino me detendrás en mi objetivo" Repitió en su subconsciente.
Tras sonreír, para calmar las dudas de su acompañante, giró y observando su rostro, al que solo le hacía falta un toque de rubor y el labial rojo cereza que tanto le gustaba, habló:
―Es algo de negocios, y no deberías sentir celos por nada. Voy con Lorenzo, mi abogado. Con, Leo, Javier, Guillermo, mis escoltas y es en un restaurant de la ciudad. Bastante aburrido, por cierto ―Movió sus labios como dando un beso al aire. Juancho no le gustó para nada escuchar el nombre de Javier, sentía que observaba a Arantxa muy diferente del resto de sus empleados―. ¿Cómo está el pequeño Caballero?
―¿Cómo? ―preguntó dubitativo, Juan Ignacio.
―Juan Diego ―giró y lo observó. Notó como una amplia sonrisa dibujó su rostro, el amor de ese hombre por su pequeño traspasaba cualquier lugar y espacio, cobijaba de inmediato el ambiente de un sentimiento tan puro como el que un padre podía tener por su hijo― ¿Cómo está? ―repitió de nuevo observando el rostro enternecido de Juancho.
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Peligrosa Seducción ©
ChickLitArantxa Signoret, una mujer que a sus 32 años es la única dueña de la mayor casa de modas que existe en su ciudad natal. La perfección, dedicación y constancia... tres palabras que repite a diario y que son las bases de la empresa que hoy maneja, c...