Mi luz es ella.

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LLEGASTE TÚ - LUIS FONSI & JUAN LUIS GUERRA.

Arantxa. 1ra. Parte.

Miro a mi alrededor súbitamente asustada, una de mis pesadillas me despertó de golpe

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Miro a mi alrededor súbitamente asustada, una de mis pesadillas me despertó de golpe. Él está rendido, su respiración es armónica, relajada, su pecho sube y baja casi de manera imperceptible. Suspiro profundo, no he quitado la mano empuñada y que mantiene aferrada la parte superior de mi camisola, a la altura de mi pecho, como si en ello me aferrara a la realidad, a la vida de nuevo, fue solo un sueño... El tiempo no había pasado en vano, mi forma de dormir mejoró mucho, sin embargo existían noches horrorosas, donde mis pesadillas eran tan reales y vívidas que despertaba hasta llorando, asustada a más no poder y alterando el sueño de Juan Ignacio, sintiendo como el alma se me arrugaba, como el corazón me recordaba que estaba viva, que solo era algo irreal y que la calma volvería de nuevo a mi sistema. Sus brazos envolvían mi cuerpo, y aún lo hacen, de forma protectora, brindándome paz, confianza, amor..., llenando mi piel de su ser y apaciguando los momentos oscuros, esos de los que estoy segura, algún día se borrarán de mi vida. Es increíble como logras comprender que la paz no se halla al obtener poder, dinero y prominencia..., ella alcanza tu vida, cuando te sientes bien con el entorno, pero sobre todo, cuando tú interior se estabiliza, cuando logras amarte tanto que puedes darle cabida a otro ser en tu corazón. Ya no le hago preguntas al viento, porque irremediablemente, todas las respuestas estuvieron en mí, solo que al estar tan desestructurada no podía darle cabida a esas palabras que tanto necesitaba en mi vida. No todo lo que ocurrió fue culpa del vil ser humano que alguna vez llamé "esposo", yo fui permisiva y ese fue un error que debí pagar con creces, quizá en el fondo todos sabemos en qué aguas nos vamos a lanzar, tal vez no, pero mi mejor aprendizaje es que si esas aguas son tranquilas, y al sumergirnos en ella, se revuelcan con fiereza, pues lucharé y lucharé hasta salirme de ellas... Mis ojos ya ven el mundo con muchos tonos, y es evidente, que no siento nada de pena por Carla y Emiliano, lo que nos hicieron es imperdonable, pero tampoco albergo un odio desmedido hacia ellos, mi consciencia y mi corazón se niegan a que un sentimiento tan podrido como ese, se instale en mi ser, además que todo lo que hay dentro se refleja en tus acciones diarias, y mis sentires están cargados de amor, de fuerza... De una energía arrolladora, que hasta puede llegar a sorprenderme.

Me levanto con cuidado de la cama, no deseo despertarlo, además que solo falta poco para ver el sol emerger por las imponentes montañas de Pereira, aquellas que bordean a plenitud Las Mercedes, el lugar en el que vivo desde hace unos diez meses. Amo mi casa natal, amo a mis abuelos, amo todo lo que tengo desde que nací, pero también lo amo a él, y muy a pesar que me propuso mudarse a México, a un bonito apartamento que compró para que viviéramos juntos, con la compañía de Juan Diego y Martha, me negué a aceptarlo. Sencillamente este lugar me mantiene fascinada, me obliga a perderme en el frescor del viento, a saborear, cada minuto, la esencia de su tierra, la variedad de plantas, la diversidad de frutas, la tranquilidad de vivir en un lugar, que podría compararlo con las imágenes que vi desde niña, de aquello que podría ser el cielo, un paraíso hermoso. Él comprende mi fascinación, dice que le pasa lo mismo, y que muy a la par de haber recorrido el mundo, tanto como lo he hecho yo, pues no puede irse de aquí, así que ahora mis días y noches las pasó en medio del campo, sumergida en el placer de ver la luna alumbrando mi ser cuando no puedo dormir, o en la maravilla de mirar los mejores amaneceres que mis ojos han podido vislumbrar en estos últimos años.

Peligrosa Seducción © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora