XXV. Enamorada de ti.

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STILL FALLING FOR YOU ― ELLIE GOULDING

―¿En qué momento te diste cuenta que era una arpía? ―Preguntó, Arantxa, con los ojos abiertos a más no poder

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―¿En qué momento te diste cuenta que era una arpía? ―Preguntó, Arantxa, con los ojos abiertos a más no poder...

Ambos se encontraban en la pequeña cocina que tenía incorporado el yate.  Juan Ignacio sofreía varios moluscos en una sartén a la par de que conversaba con ella.  Había resumido su matrimonio en pocas líneas.  Ya no dolía como antes, en realidad, con los años concluyó que nuca estuvo enamorado de Manuela, solo despertó un enorme sentimiento de compasión y lástima por ser alguien que provino de un ambiente con muy bajos recursos, un grave error, por cierto, ya que el ser humano no debía dejarse atrapar por esa sensación de tristeza y pena que podía despertar el otro.  El amor iba mucho más allá de ello, el amor estaba rodeado de aceptación, entrega, compromiso y un sin fin de características que nunca halló en la mujer con la que compartió varios años.  No solo fue el matrimonio sino la etapa de noviazgo.  Siempre la vio como una chica altamente callada y observadora, con los años mostró su verdadero ser,  alguien que escondió en su interior un demonio sin alma, calculador, mucho más ambicioso que hasta el mismo exesposo de Arantxa, y capaz de eliminarlo de la faz de la tierra con tal de quedarse con toda su fortuna.

Juancho le comentó sus extrañas actitudes, y la forma en la que se enteró que su supuesto "primo", ya que al final descubrió que no poseía ningún parentesco familiar, ya que este era su amante, como idearon la forma de asesinarlo. 

―Lo descubrí el día que me drogó a más no poder... O que ella creyó haberme drogado a más no poder ―comentó tras dar un sorbo a su trago.  Arantxa quedó congelada en el sitio, no lo agradaba saber que estaba de nuevo al lado de un hombre , que si bien no era peligroso, iba a mantener de por vida un nexo infinito con la madre de su pequeño.  Una mente capaz de llegar a lastimar sin piedad a otro ser humano y alguien que si debía ser de cuidado.  Esa historia disparaba cada una de las alarmas que tenía en su cabeza, accionaba sus sentidos de alerta y la hacían pensar infinidad de cosas.

―¿Qué pasó ese día... o noche? ―Preguntó expectante.

―Ella no calculó bien la dosis de lo que me administró a través de mi cerveza, o simplemente mi cuerpo respondió poco a esa droga... ―Levantó sus ojos para observar a Arantxa.  No quería atemorizarla, pero era necesario que continuara, lo más sensato era que supiera toda la verdad de su pasado.  Quizá por ello se aferró tanto a ayudar a la chica que estaba frente a sí, porque él sabía en carne propia lo difícil que era convivir con el enemigo acechando sus pasos, y con la impotencia de no poder arruinarle la existencia en la tierra por no tener pruebas concluyentes de lo que hizo.  Arantxa estaba impactada, sin embargo, después de parpadear en repetidas oportunidades, sonrió dulcemente para invitarlo a seguir,  de inmediato entendió el gesto, así que contra todo pronóstico continuó hablando―... Esa noche me hice el dormido, bueno estaba drogado... y escuché su conversación por teléfono.  Ella tenía miedo, se notaba en su voz, en la forma como muchas veces quiso echarse para atrás, pero el idiota de su amante la aupaba a seguir, eso creo.  No recuerdo todo, igual estaba bastante letárgico por eso que me administró.  Lo siguiente que ocurrió fue extraño.

Peligrosa Seducción © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora