Tras un par de semanas, todo seguía igual, o casi. Paula y yo nos veíamos cada tarde, aunque nuestra relación seguía indefinida y secreta, Lis siguió ahí para apoyarme en todo y mi madre ni mejoraba ni empeoraba por el momento. De Alex aún no sabía nada. Y bueno, en el instituto... Por algún motivo las cosas iban de mal en peor. Habían vuelto los insultos que hacía un tiempo habían frenado relativamente: Lameculos, empollona, gorda, bueno, lo habitual, pero lo curioso fue cuando surgió uno nuevo que me obligó a tener que sospechar.
- ¡Alguien ha tenido que soltarlo para que lo sepan, así que no me digas que no se lo has dicho a nadie!
- Yo sólo se lo he contado a Yaiza, ya lo sabes.
- Y... ¿cómo sabes que no fue ella?
- Y... ¿cómo sabes tu que no fue Lis? Estamos de las mismas.
- Pues alguien ha tenido que ser. Sólo ellas lo saben.
- Quizas alguien nos ha visto.
- No, tambien te lo dirían a ti.
- Tienes razón. De verdad. Yo no entiendo nada ya.
- Ya somos dos...
- Oye, tu móvil lleva vibrando un buen rato. ¿No quieres cogerlo?
- No, no. Paso. Lleva así todo el día. Seguro que es alguna broma.
- Quizás es importante, creo que deberías cogerlo.
- Mmm... De acuerdo.
Lo cogí a petición de Paula aunque enseguida me arrepentí, exactamente cuando empezaron hablar. Se oían risitas de fondo mientras alguien con voz masculina imitando una femenina decía algo así como: "Buenos días, le llamo de la pastelería local. Me gustaría pedirle menos competencia ya que tanto bollo nos quita la clientela". Y de nuevo estallaban en risas.
Colgé sin mas y lagrimas de rabia llenaron mis ojos. Apreté los dientes y azoté el móvil contra el suelo.- Me tienen ya hasta los cojones.
- Ruth...
- Es que no puedo más con esto.
Mi rabia se había quedado en frustración, y ya no había manera de frenar las lágrimas que corrian por mis mejillas.
Ella me abrazó, y me limpio las lágrimas con la manga de su camiseta.- Eeh, tranquila. - Decía.- Todo va a estar bien dentro de nada. Dejarán de llamarte eso. Estoy segura.
- ¿Por qu é iban a dejar de hacerlo? Si... En realidad, es verdad.
- Bueno pero se les pasará la emoción.
- Para ti es fácil decirlo.
- ¿Por qué dices eso?
- Siempre has sido popular y querida. No han surjido rumores sobre tu sexualidad y nadie te odia ni te insulta.
- Bueno, quizás podamos arreglar eso...
- ¿ A que te refieres?
Yo me quedé muy confundida, pero ella no me lo resolvió hasta el día siguiente. Ese día marcó muchas cosas. Muchas. Muchísimas.
Me reuní con ella en las escaleras en el primer recreo como ella me había pedido y le pregunté qué hacíamos allí. (No era un lugar habitual para ninguna de las dos)
- Tu hazme caso. - Dijo ella simplemente.
Me agarró de la mano y practicamente me arrastró. Doblamos la esquina que daba al pasillo más concurrido a estas horas y entonces levanto las manos que teníamos entrecruzadas mientras gritaba "Eeeeeeeh".
Yo estaba roja. Cómo un tomate. Quizás más.
Todo el mundo nos miraba. Y Paula empezó a hablar entonces. Alto y claro.- Sé que hay muchos rumores últimamente sobre ella. Ramera, bollera, lesbiana, homosexual. Cómo lo querais llamar. Bueno, pues estoy aqui para deciros que es verdad. Pero ella no es la única...
Y en ese momento. Un momento muy especial a la vez que muy raro. Me plantó un beso. Allí, delante de todos.
La gente tenía caras muy diversas. De extrañeza, de asco, de "ooh, que monaas", de indiferencia... Pero a mi no me importaba eso ya.- Yo también lo soy. ¿Y qué? No es motivo de insultos ni mucho menos. Y digaís lo que digaís nos da igual. Al principio hice algo mal, le pedí mantener esto en secreto pero ahora no se porque habríamos de hacerlo.
Eso es todo amigos, mi novia y yo nos vamos.- Espera...
Yo me había quedado bloqueada de repente.
- ¿Has dicho novia?
El corazón parecía que se me iba a salir y apenas podía respirar.
- Sí... Siempre que... Bueno... Quieras serlo...
Ella también se había puesto bastante nerviosa. Se notaba. Pero no dudé un momento de mi respuesta.
- Yo... ¿ Cómo podría no quererlo?
Y cómo ella había hecho anteriormente le planté un beso delante de todos, un beso largo, continuado. La gente vitoreaba y animaba. Silbidos incluidos. Ambas nos reímos pero sin separarnos. Siempre sin separarnos. "Nunca nos separaremos" pensé entonces.
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Como el Hielo
Teen FictionRuth es una joven normal, peliazul, pero tiene muy mala suerte en su vida, aunque quizás eso cambie con el tiempo. Amor, amistad, familia... ¿Superará con esto todos sus problemas?