Toronto (#3)

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Erika POV's

Natalia dio un gran grito, lo que hizo que se escuchara por toda la casa debido al eco. Rápidamente puse mis manos en mis oídos riendo y sufriendo con aquel agudo sonido que provenía de su boca.

-Natalia, callar, haces mucho ruido - reí

-¿Cómo quieres que me guarde silencio? Está casa es impresionante - seguía gritando

Luego de una sesión de fotos por Natalia a la casa, me quede observando cada parte de aquel lugar tan grande, cada esquina esta algo de mi, un pequeño recuerdo y experiencia. De la cocina salio una mujer con un traje de ama de llaves, la recordaba perfectamente, era mi nana, aquella que cuido de mi cuando papá y mamá no estaban.

Ambas cruzamos miradas, ella puso sus manos en su boca tratando de evitar sus gritos y rápidamente comenzó a llorar, yo por mi parte, solo grite y brinque corriendo hacia ella.

-Verónica!!! - grite abrazándola -Mi nana, aún sigues aquí como lo prometiste

-Niña Erika - sollozaba -Pero mira te, ya no te conozco, eres más hermosa de lo que recordaba

Ponía sus manos en mis mejillas limpiando mis lágrimas, como lo solía hacer cada vez que cometía un error, me metía en problemas o me hacían sentir mal. Ella estuvo conmigo cada vez que lo necesite, siempre me veía con los mismos ojos verdes diciéndome:

"Niña Erika, ¿De nuevo metiéndose en problemas?"

Siempre me puso en mi lugar, la manera en que cruzaba los brazos y fruncía el ceño evitando reír por mis metidas de pata, me ayudaba a crecer para bien, desgraciadamente, fui separada de ella para irme a vivir a Florida y desde entonces, nunca supe de ella.

-Verónica, quiero presentarte a alguien - suspire señalando a Natalia

-Dime, quien es esta joven - respondió con una cálida sonrisa

-Natalia, te presento a Verónica, mi nana de cuando era pequeña - comente -Verónica, ella es Natalia Grey, es mi mejor amiga

-Un placer - dijo Natalia

-El placer es todo mio - respondió Verónica

-Niña Erika, ¿Le gustaría ver donde dormirán? - preguntó mi nana subiendo las escaleras

-Pero claro - sonreí

Cuando era niña, acostumbraba a brincar en las escaleras y hacer ruido por toda la casa golpeteando las paredes sin parar. Cuando subía los escalones, empecé a brindarlos como solía hacerlo, Natalia me vio y soltó algunas carcajadas, pero mi verdadero propósito era, hacer que Verónica se volviera loca como cuando era pequeña.
-Niña Erika! - comentó mi nana subiendo las escaleras -Guarde silencio

-Oh vamos! - reí -Solo estoy brincando, no seas anciana y relajate

-Le recuerdo que si estoy algo anciana, ya han pasado 14 años y usted aún recuerda lo que le decía cada vez que lo hacia

-Si si "Las niñas de vestidos y listones no brincan en las escaleras" lo recuerdo - torcí los ojos

-Exacto! - sonrió

Cuando llegamos al corredor del segundo piso, se escuchaba música a un nivel alto de una banda de rock. Sabía perfectamente de quien se trataba, lo jodido era que donde dormiriamos será a un lado de esa habitación.

-Verónica... No me digas que aún vive aquí - suspire haciendo una mueca y llevando mi mano a la frente

-Señorita! - carcajeó bajo -No puede hablar de esa manera, ella es...

-Ella no es nada mío y lo sabes - susurré molesta

No me respondió, antes cada vez que discutía con ella sobre el tema de aquella anónima, guardaba silencio y eso me hacia enojar más que cualquier cosa a tal grado que un día fui capaz de dejar a mis muñecas sin cabeza y sin extremidades de lo molesta que estaba.

-Bueno... Nos has traído a salvo hasta la habitación - sonreí

-Su sarcasmo no ha cambiado nada niña Erika, era lo que le hacia falta a esta casa después de que se fue - comentó evitando llorar

-Gracias nana - dije abrazándola

-De nada niña Erika - respondió

Ella se fue directo a la cocina y nosotras entramos a la habitación. Natalia solo se quedo impresionada al igual que yo, mi vieja habitación, todo seguía igual, nada había sido alterado desde que me fui. Mis muñecas (sin extremidades), mis medallas por gimnasia, mi armario donde creía que se encontraban cosas horribles dentro y mi viejo piano.

-¿Por qué todo es tan grande aquí? - preguntó Natalia observando cada detalle

-Es... Parte de la familia - reí

-Vaya! Un piano - señalo lustrándolo con el dedo -Me pregunto quien tocará esta cosa

-Yo - suspire -Yo lo tocaba cuando era pequeña, las noches enteras me encontraba sentada inventando cualquier cosa que se me viniera a la mente

Algo en los ojos de Natalia me dio miedo, y eso es su curiosidad, aquella curiosidad donde o no salimos lastimadas, salimos llorando o riendo. Como una vez que estábamos en la universidad, yo llevaba un gran globo naranja metálico en las manos y a Natalia se le ocurrió jugar con el fuera de la cafetería, sabia que algo malo pasaría y gracias a mi pensamiento de eso al respecto, provocó que aquel enorme y hermoso globo se reventara en el aire.

-¿Y aún sabes tocarlo? - preguntó sentándose frente a el

-Puff, por supuesto que aún sé - conteste segura

-Entonces... Toma asiento y demuestra me lo

Deje mi abrigo en el suelo y me senté, Natalia solo me veía con ojos que me decían:

"Joder!! Ya a tocar"

Inhale aire y estiré mis dedos, estaba apunto de tocar después de 14 años de no haberlo hecho cuando por "desgracia"...

La bailarina masoquista (TERMINADA) #Bubblegum2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora